Los últimos actos y/o acciones violentas al ciudadano por parte del régimen autocrático-militarista muestran su enorme debilidad y hasta fractura en el ejercicio del gobierno, que define el ahogo del régimen autocrático. El hambre destroza hoy al venezolano, lo mantiene desesperado, llora y se arrecha frente a la arbitrariedad de la militarización que impone el gobierno en contra de una ciudadanía noble. El régimen no ha entendido que al venezolano demócrata que representa la venezolanidad y la libertad, no lo puede controlar nadie, pero además hasta quienes alguna vez estuvieron cerca de ese perverso modo de gobernar se alejan del gobierno.
El gobierno sigue siendo escrutado por el campo internacional, tanto en lo geopolítico como en lo geoestratégico y se verifica como el gobierno aumenta la persecución y los encarcelamientos sobre individualidades, hombres y mujeres referentes de la democracia. Hombres y mujeres que conocen y representan la dolorosa situación del venezolano y la regresión democrática de una supuesta revolución socialista violenta. Y por ello ha dado pie a que crezca un Movimiento Político De Renacimiento lleno de fe y de decisión que tiene la disposición de crear un MOMENTO DE SACRIFICIO para hacer valer la democracia.
Ese renacimiento de fe que se aprecia en la gente, en el venezolano común, habla desde ya de un momento de heroísmo político, en el cual hombres y mujeres jóvenes y no tan jóvenes -y eso es importante- están decididos a iniciar un periodo de venezolanidad que significa agrupar a una masa democrática que no tolerará más el maltrato, la mentira y el engaño cómodo de los medios de comunicación, y que de manera serena pero firme mostrará su capacidad de Resistencia Civil. Resistencia civil como la real expresión política de los héroes venezolanos que nace en el barrio, que se crece en el grupo, que explora la ciudadanía, y que alcanzará la máxima civilidad.
La civilidad generará expresiones de heroísmos, de sacrificio y de venezolanidad siendo estas quienes conformen la acción del voto a futuro para hacer la nueva democracia. El voto para la democracia, que con la participación política contendiente visibilice a la gran nación, esa que un grupo de inescrupulosos maltrata a diario tratando de engañarlo con fantasías, torpezas y sobre todo primitivismo político. El venezolano como masa democrática llama a una clase política reconocida local y regionalmente, que tendrá que acompañar a venezolanos mujeres y hombres que aún llenos de dolor les sobra coraje y energía para revertir una vergüenza de veinte años, engaño, grupalismos, y división que no se corresponde con el sentir, padecer y aspiración del venezolano en el siglo XXI.
Venezuela con la masa ciudadana sociopolíticamente arribará después de esta encrucijada -no obstante el sacrificio, escases y hambre- a nutrir el espíritu y el genio democrático para encaminar la ecuación política venezolana sin que quede duda de que el centro, razón y foco de la política es el ciudadano. Ciudadano como civilidad, como el retorno a la y lo político. No importando, que aun estando en una condición pre política impuesta por la barbarie, lo que será real y significante es que la VENEZOLANIDAD hará posible la reposición de la democracia. Una democracia que tenga el acuerdo ciudadano, donde haya diversidad de opiniones, pero en la que se elimina desde ya la verticalidad, el grupalismo y el totalitarismo responsable y culpable por el dolor de la República.
República formada por venezolanos democráticos, con hambre y con dolor pero capaces de reclamar el retorno a la comunidad. A la comunidad para unir y no para separar, a la comunidad que fortalezca las virtudes que, de chance a la ilusión, y que trabajando en la política pueda crear las condiciones de la buena vida que es lo que genera la democracia. La ciudadanía sabe que de este sufrimiento colectivo surgirá un nuevo modo de vida que, al contrario del militarismo vacío de ética, se privilegiará la ética, las buenas costumbres, la discusión colectiva, el orden social, y sobre todo la posibilidad de la interacción entre los venezolanos que nos permitan hacer de Venezuela una comunidad de comunidades.
Comunidad de comunidades para borrar los últimos hechos o actos de la barbarie militarista-revolucionaria y dar chance al coraje, la fuerza y el empeño del venezolano aún destrozado, maltratado y con hambre, pues ese es el venezolano real. Venezolano real como hombre y mujer emprendedores que se han crecido frente a la barbarie y están listos con serenidad, pero con sabiduría ciudadanía a reconstruir la democracia. La democracia cuesta, y nos ha costado de que no se hubiesen sancionado debidamente a políticos y militares cuando la República en un año sufrió dos Golpes de Estado.
Si se hubiese hecho la debida justicia, la real justicia, evidentemente que la ecuación política venezolana no habría pasado por la violencia, descomposición y regresión que ha vivido la República desde el 1992. Pero no es tiempo… para echar la mirada atrás, es tiempo para aprovechar este momento de dolor, de dificultad, de hambre y de violencia para retomar lo excelso del espíritu del venezolano con el objeto de retornar a la comunidad y para mostrarnos como raza y como sociedad del siglo XXI que nos inventaremos como grupo social y, con la Constitución en una mano y la disposición democrática en nuestro genio podremos reponer la democracia signo de la representatividad, símbolo de la política, no obstante el caos absoluto que afecta la República mientras exista la regresión política que vive Venezuela en esta crítica y dolorosa coyuntura.
Es auténtico,
Dr. José Machillanda Pinto
Director de la Cátedra Simón Bolívar- CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 25 de agosto de 2020