Un compañero de componente del coronel (GN) Pedro Ezequiel Romero Muñoz cuenta cómo fueron las últimas horas del respetado oficial, quien murió por fallas en la asistencia médica. Ninguno de los centros asistenciales militares le abrieron la puerta ni le prestaron ningún tipo de atención.
Por Sebastiana Barráez / infobae.com
“Obligado por la circunstancia del fallecimiento del Cnel. Pedro E. Romero Muñoz, quiero hacer causa con sus familiares, y quienes en vida compartimos de su amistad y de su ética profesional, sus últimas horas no pueden ser catalogadas, sino de infaustos momentos”, empieza narrando el Coronel (GN) José Luis Bastardo Velázquez.
Dice que la noche del jueves 20 de agosto, el coronel Romero Muñoz presentó signos de insuficiencia cardíaca, por lo que su hija, quien también es oficial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), la coronela (GN) Lisbeth Romero lo traslada al Hospital Militar de Caracas.
“Ella se presenta a las puertas de emergencia y solicita, con la urgencia del caso, atención para su padre”. Una médica la atiende, en la parte externa del centro hospitalario, porque no le permitieron que entrara al recinto.
“La referida galena le comunica que no pueden atender al coronel porque no hay cupo ni oxígeno” y la envía para el estacionamiento donde, desde hace tiempo, están ubicadas unas carpas. “Ahí lo atenderán”, le dijo.
Lo que la hija del oficial encuentra en ese lugar es que las instalaciones “adolecen de inmuebles y de asistencia medicinal. Fueron atendidos por dos médicos, quienes no se identificaron, y les confirman lo que ya le habían comunicado: no hay cupo ni oxígeno”. Se limitan a recomendarle a la hija del oficial que lo traslade a un CDI (Centro de Diagnóstico Integral), hospital o a una clínica.
“Podemos imaginar la angustia y desesperación del Coronel y de su hija ante tales circunstancias”. La coronela (GN) Lisbeth Romero decide trasladar a su padre al Centro Clínico de la Guardia Nacional. “Al llegar allí, deja su auto afuera de las instalaciones de Emergencia. Se dirige a pie hasta las puertas del recinto, donde es atendida por una capitana, quien le informa, que por la hora y la pandemia del Covid-19 no hay médicos. Además, no tienen cupo ni oxígeno”.
La capitana le dice a la coronela, en resumen, que no es posible darle la atención que su padre requiere. “Solo le recomienda que lo traslade al Poliedro o al Centro Asistencial de Coche, acción que realizó, pero recibió la misma negativa: no hay médicos, no hay camas libres, no hay oxígeno”.
Ya era de madrugada y sin haber recibido atención médica para su padre, la joven coronela no tiene más opción que regresar con él al apartamento. “Su esposa, Esperanza de Romero, y demás familiares trataron de estabilizarlo”.
El domingo 23 el coronel Pedro E. Romero Muñoz está en un estado grave. Su hija realiza unas coordinaciones para una ambulancia que lo traslade al Hospital “Victorino Santaella”, en Los Teques, a unos 30 kilómetros de Caracas. “Es ingresado en horas de la tarde de ese día domingo. Fallece el martes 25, en horas de la madrugada”, expresa el Coronel (GN) José Luis Bastardo Velázquez.
El silencio
“Existen muchos detalles adicionales proporcionados por sus familiares y amigos, en el viacrucis por los cuales atravesó el Cnel. Romero Muñoz”, dice Bastardo Velásquez, a la vez que agrega “podemos deducir varias conclusiones; la primera y más importante, es que nos encontramos desasistidos, desamparados, tristeza e impotencia son los sentimientos que emergen ante tanta indolencia y desidia por parte de los organismos descritos”.
“Al conocer estos hechos dantescos, deducimos que se ha perdido la sensibilidad humana. ¿Cómo es posible que la hija no haya recibido el apoyo y la solidaridad de su órgano superior, a pesar de haberlos requeridos en reiteradas oportunidades? Finalmente, creo en la obligación de describir estos hechos plagados de incomprensión humana. El Cnel. Pedro Romero Muñoz ofertó su vida a la Institución, y más allá luego de pasar a retiro, llegando a ocupar el cargo de Decano de la Escuela Superior GN”.
“¿Qué nos queda para la reflexión? Lo sucedido al notable Cnel. Romero Muñoz no es nuevo y no es extraño, ya hemos conocido situaciones similares, las cuales no estamos ausentes de padecerlos, lo preocupante y lamentable, es que cada vez se incrementan y permanecemos impávidos, llenos de temor e incertidumbre. Se requiere respuestas claras y contundentes que reviertan nuestra pasividad. ¿Hasta cuándo tanta injusticia? Mientras tanto, las acciones de los órganos superiores se quedan en mutis, no existen”, concluye diciendo el Coronel Bastardo Velázquez.
El Ministro
El coronel y abogado Marcos Porras Andrade, Vocal del Ejército-IORFAN (institución de oficiales retirados) le envió una comunicación al coronel y doctor Ángel Betancourt Infante, a quien le narra la “penosa situación vivida por una honorable familia militar”.
“Muchos compañeros de armas, dados de saber de nuestra amistad, me han solicitado que en tus sentimientos generosos y humanitarios que te han caracterizado siempre y especialmente en su condición de suegro del señor Ministro de la Defensa GJ Vladimir Padrino López, le transmitas el doloroso viacrucis por el cual lamentablemente transitó el señor Cnel. de la Guardia Nacional don Pedro Ezequiel Romero Muñoz (QEPD), en busca de atención médica de emergencia tanto en la Red Sanitaria Militar como en la Pública”.
“Su hija, la CNEL (GN) Lisbeth Romero, acudió a diversos Centros Médicos de atención Militar y no le prestaron la atención médica básica e inmediata, y debido a su estado preagónico hubo la necesidad de llevarlo a su casa de habitación en El Cafetal. El domingo 23 agosto, vista de su gravedad se le traslada en una ambulancia hasta el Hospital Victorino Santaella de Los Teques, pero, ya era demasiado tarde y falleció”.
“Este calvario de muerte lo estamos viviendo muchos Militares Retirados y Sobrevivientes Pensionados, sin que hasta ahora las autoridades responsables del cumplimiento de la Constitución y de la LOSSFANB no hagan nada”.
“Es por eso, apreciado hermano que muchos Oficiales Retirados que te conocen, tienen aún esperanza de que al menos ésta sea una vía de hacerle llegar éste clamor humano al señor Ministro”.
“Con la seguridad de que todos los que acudimos a ti, sabemos que le harás llegar al MPPD el escrito que publicó el Cnel. (GN) Luis José Bastardo Velázquez (Prom. 1970), sobre la tan triste e infausta situación vivida por esa familia y de la cual los que estamos vivos no estamos exentos de padecer”, finaliza diciendo.
Otro general
La falta de servicio médico asistencial a los militares y sus familias en el país ya es un drama. En el caso del coronel Romero Muñoz por problemas cardíacos, pero muchos por otras patologías. A eso súmele el caso de la pandemia por el Covid-19. Van cinco altos oficiales activos fallecidos.
Ayer 27 de agosto de 2020 murió por el virus el quinto alto oficial activo de la Fuerza Armada. Fue el General de Brigada Víctor José Colmenares Montoya, comandante de la Milicia en el estado Amazonas.
En la tarde la Aeroambulancia BE- 350, FAV 1111, perteneciente a Grupo 5, salió desde la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, de La Carlota, Caracas, con rumbo a Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas. La intención era el traslado aéreo del GB Colmenares Montoya, “quien presenta Síndrome de Distres Respiratorio del Adulto, posible COVID, Enfermedad Cerebro Vascular y Emergencia Hipertensiva”, reza un corto reporte milita.
Dos horas después la aeroambulancia traslada al general desde Puerto Ayacucho hacia la Base Sucre, en el estado Aragua, “cumpliendo con todos los protocolos y medidas de Bioseguridad”. La Aeroambulancia tuvo que retornar a Puerto Ayacucho unos minutos después, “por indicaciones del Medico Intensivista que asistía el traslado, motivado a descompensación del paciente”.
“El oficial es trasladado nuevamente al Hospital de Puerto Ayacucho, donde es ingresado a la sala de Cuidados Intensivos, en estado crítico producto de un paro cardiorespiratorio. Le fue practicada reanimación cardio pulmonar, falleciendo a las 5:25 de la tarde”.
Es importante resaltar que, en el polideportivo Poliedro de Caracas, inaugurado por Nicolás Maduro hace casi un mes, como un hospital de campaña con 1.200 camas para personas que se hayan contagiado de COVID-19 y tengan síntomas leves o sean asintomáticos. Dijo que instalarían varios hospitales de campaña proporcionados por la Fuerza Armada y nombró a Antonio “El Potro” Álvarez para estar al frente del mismo, aunque no es médico ni está relacionado con el área de la salud; es un expelotero y cantante de reguetón. “Te encargo la salud del pueblo de Venezuela en el Poliedro de Caracas”, le dijo Maduro a Álvarez, quien 20 días después reveló que tenía Covid y que estaba recluido en el hospital de Fuerte Tiuna.