Douglas Rojas Segovia, de 34 años de edad, debía ser liberado el viernes 21 de agosto del 2020 y, en efecto, abandonó el Internado Judicial Rodeo II, ubicado en el estado Miranda, pero no como su familia quería. Murió luchando por su salud.
La madre de este joven recibió la llamada de los compañeros de celda de su hijo, quienes le informaron que Douglas había muerto de tuberculosis, según relató la familia.
Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), informó que el equipo de la organización le hizo seguimiento a este caso durante al menos un año, pues se estaba tramitando una medida humanitaria a la cual nunca le dieron respuesta.
Douglas tenía una condena de 7 años y 10 meses de prisión, de la cual había pagado 6 años y 11 meses; además de tener varias redenciones, incluso una que fue otorgada en el 2019 por un año. Según los cálculos, el 21 de agosto Douglas Rojas debía estar en libertad, pero fue ese día que levantaron su cadáver en las instalaciones del penal.
“Mi hijo murió de mengua, pasando hambre”, expresó la madre de Douglas, quien explicó que su hijo apenas pesaba 55 kilos, cuando era una persona con una contextura de más de 100 kilos.
La madre de Douglas visualizó su pérdida de peso hace más de un año cuando el hombre empezó a padecer de malestares, pero fue en el mes de diciembre que presentó una tos que a la mujer no le parecía normal. “Yo pedía que lo evaluara un médico y nada, tampoco me daban la opción de llevarle los medicamentos y los que pude ingresar no eran los adecuados para lo que tenía”, detalló.
De la misma forma la madre detalló que acudieron a tribunales y siempre trataba de hablar con los directivos del penal para ver qué solución le daban, porque en el recinto le habían realizado una prueba de esputo pero le indicaron que los resultados estaban malos y que debían repetirlos.
“Mamá no tengo fuerzas, has lo posible para que me saquen de aquí”, eran las pocas palabras que decía Douglas cuando se lograba comunicar con su madre, quien además le contaba que ya no caminaba, la fiebre no cesaba y la tos no paraba.
La prueba de esputo que debieron repetir en el Rodeo II no se hizo y, en vista de la tardanza, los familiares de Douglas lograron practicarle una en un laboratorio privado. En ese momento, el costo fue de 5 millones de bolívares y el resultado estuvo listo al día siguiente. Tenía tuberculosis.
En ese sentido, la directora de OVP lamentó lo sucedido con Douglas y manifestó que cada día llegan más casos similares a la organización.
“Cómo es posible que los familiares se tienen que enterar de las muertes de sus hijos, esposos o hermanos a través de un compañero, desde el penal no los llaman y tampoco les prestan colaboración para enterrarlos y muchos menos para los traslados cuando son a otros estados”, enfatizó Girón, a la vez que reiteró que acompaña en su dolor a esta mujer.
En Rodeo II también pasan hambre
En otro orden de ideas, Carolina Girón indicó que en OVP han recibido innumerable cantidad de denuncias sobre la calidad de la comida que están recibiendo los presos del Rodeo II.
“Agua de bollo, arroz aguado, en ocasiones granos y todo sin sal, es parte del menú diario en este recinto penitenciario, según las denuncias que hemos recibido”, informó la abogada y defensora de derechos humanos.
Otras de las situaciones que han expresado los privados de libertad es que se enferman y no son atendidos en la enfermería del penal, así como tampoco son trasladados a un centro asistencial.
Los reos se sienten engañados porque hace dos meses los visitó una representante del Ministerio de Asuntos Penitenciarios y prometió realizar un traslado voluntario a los internos que eran de otros estados hacia un centro más cercano a sus familiares porque no estaban recibiendo paquetería, pero todo quedó en promesas.
Desde OVP se hace un llamado a los organismos competentes para que revisen las denuncias que se están haciendo sobre la situación de los privados de libertad en cada uno de los penales del estado Miranda y de esta manera brindarle una respuesta efectiva a los presos. Esta es la única manera de evitar más muertes dentro de los penales.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones