¿Te preparas para tirar piedras?
No. Me preparo para la reconfiguración del tablero político del país. Lo que en algún momento se llamó la “regularización del conflicto”, describiendo cómo se volvió normal que el país hablara de dos presidentes, dos asambleas, dos tribunales supremos de justicia (todos en minúscula) da paso a una etapa de “nueva normalidad”. La “nueva normalidad” se está configurando ahora mismo. Promete un PSUV (en mayúsculas) gobernando más solitario, unos “partidos periféricos” desplazados, una oposición “desinstitucionalizada”, y un país que se resignó a que le metan “acto electoral chucuto” por democracia y liberación de presos políticos por “indulto presidencial”. Ayer me preguntó mi amigo “Gallo” ¿Cómo se indulta sin una sentencia firme? Y yo le respondí “Así”.
¿Estás insinuando que hasta el 2021 y más allá?
Esta “nueva normalidad” en la cual desaparece por golpe de varita la “constituyente” y por golpe de varita se roban la tarjeta de los partidos, y otro golpecito para sacar a los presos políticos y “taqui”, otro golpe de varita y “taqui ti tiqui taqui” “taqui titiqui ta” es la “rumba de Maduro” es el “tiqui titiqui taqui” “tiqui titiqui ta” “y aquí se paran los más viejitos y se paran los jovencitos, todos aquí a bailar”. No suena más nada. Aquí no suena nada más que la rumba de Maduro. Él montó sus lucecitas y su tinglado, puso los pasapalos y la cañita, y se paró con su grupito “taqui titiqui taqui” “taqui titiqui ta”. Ya se encargará de devolver los partidos a sus dirigencias naturales cuando la fiesta termine y se celebre a lo grande la gran victoria del pueblo soberano el 06 de diciembre. Siempre es mejor pedir perdón que pedir permiso: así lo ha hecho desde el primer día que puso un pié como gobernante en Miraflores
Es la democracia del “tiqui titiqui taqui”
Sí, y hay a quienes les gusta. Por ejemplo, los magistrados del TSJ son unos “verdugos” en el “tiqui titiqui taqui”. Verdaderos maestros de concurso. No pierden el paso. Y eso es vuelta y acrobacia y vuelta. Da gusto ver tal grado de sincronización y ritmo. No ha terminado de sonar el primer “tiqui” cuando los tipos ya han brincado de sus sillas y mientras las togas aún vuelan por los aires, ellos ya están “dándole al pie”.
¿Y el estado de derecho?
Eso lo responderé sólo en presencia de mi abogado (parafraseando a Sabina en “y sin embargo” con la bella Mara Barros)
¿Cuéntame del encuentro con los emprendedores de Santa Rosa en Perú?
Tuvimos más de 500 participantes. Una experiencia muy enriquecedora. Se abrieron espacios para la colaboración. Hay una fuerte intensión por parte del estado y la sociedad de la Municipalidad de Santa Rosa en Lambayeque, Perú y por los promotores de “Filmobar Servicios” de impulsar un verdadero esfuerzo emprendedor. En este sentido, “Termómetro Económico” se puso a la orden como academia virtual y consultora. Y deseamos para Venezuela que nos alineáramos a construir posibilidades de bienestar para todos. Siempre estaremos ganados a la idea de construir nuestro futuro con auto conciencia y en ejercicio pleno de nuestra libertad y nuestra responsabilidad, con conciencia de la capacidad que tenemos de asumirnos y ejercer nuestra acción transformadora para construir nuestra felicidad. No necesitamos que un político nos persuada de que es nuestro “protector” si sabemos quiénes somos y ejercemos nuestra libertad.
¿Esfuerzos reales de promoción del emprendimiento en Venezuela?
Ojalá el país se concentrara en el desarrollo. Ojalá que la política se practicara como un ejercicio de ciudadanía y de socialización, como un ejercicio comunitario y no como un ejercicio de poder personalista, absolutamente patriarcal y machista en Venezuela. Ojalá pudiéramos tener una sociedad de emprendedores, de gente responsable de sí misma, que no fuera fácilmente persuasible con engaños y truculencias, para dominarla a través de la dependencia y el miedo a la libertad. Seguiremos pregonando la necesidad de transformar a América Latina en una sociedad basada en el conocimiento y el trabajo, en la libertad y la justicia, en la responsabilidad por nosotros mismos y la corresponsabilidad por los demás, en una sociedad que ame su libertad y la democracia y que no le tema al futuro. Una sociedad que aprenda que la igualdad se garantiza con el estado de derecho y no con su vulneración.
¿Esa es la moraleja?
Sí. Y te tengo otra: quien dice protegerte suele querer someterte.
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