No es fácil ser optimista estos días. Si mira las noticias o lee el periódico, podríamos perdonarlo por pensar que el mundo está cada vez peor.
En 2019, meses antes de que incluso tuviésemos una palabra para “COVID-19”, una encuesta de YouGov encontró que un impresionante 68 por ciento de los británicos pensaban que, en general, el mundo se está volviendo un peor lugar para vivir. De igual manera, cuando le hicieron la misma pregunta a ciudadanos de 17 países en 2016, YouGov encontró que Gran Bretaña se encontraba en el tercio menos optimista. Menos uno de cada 20 británicos sienten que el mundo está mejorando.
Parece que el pesimismo está enraizado en una parte del psiquis nacional de Gran Bretaña. Pero el problema con este pensamiento sombrío es que está completamente divorciado de la realidad del mundo en el que vivimos.
En su nuevo libro Ten Global Trends Every Smart Person Should Know, Marian L. Tupy y Ronald Bailey dan un reporte detallado y articulado del progreso increíble —aunque en gran medida desconocido— que la humanidad ha logrado en tiempos recientes.
Aquí resalto cinco de las tendencias más impresionantes del libro —todas las cuales demuestran cómo el mundo se está volviendo un lugar más rico, sano y placentero para vivir.
1. El ingreso global está aumentando
Los historiadores económicos estiman que en el año primero de la Era Común, el ingreso promedio global por persona al año era de solo $800 (en dólares estadounidenses de 2011). Avancemos rápido 18 siglos, y para el año 1800, el ingreso promedio a nivel global solo había aumentado a un miserable $1.140. Esto significa que en los 1.800 años que separan el nacimiento de Cristo y la elección de Thomas Jefferson a la presidencia de EE.UU., los ingresos promedio solo aumentaron en un 40 por ciento.
Sin embargo, las cosas empezaron a acelerarse durante la Revolución Industrial, y entre 1800 y 1900, los ingresos promedios aumentaron desde aproximadamente $1.140 hasta $2.021. Hoy el ingreso promedio global es de alrededor de $14.600 al año —más de un 622 por ciento más alto de lo que eran en 1900, o 1.725 por ciento más alto de lo que era en el año 1.
El aumento considerable en los ingresos globales ha en gran medida coincidido con el declive de la pobreza extrema…
2. El fin de la pobreza
En 1820, casi 84 por ciento de la población mundial vivía en la pobreza extrema (definida esta como vivir con menos de $1,90 por persona por día). En ese entonces, solo una pequeña fracción de la sociedad no tenía que preocuparse acerca de poder costear suficientes alimentos para sobrevivir. Para 1981, 42 por ciento del mundo vivía en la pobreza extrema. Hoy, las últimas estimaciones del Banco Mundial sugieren que la pobreza extrema ha caído a solo 8,6 por ciento.
Cerca de 158.000 personas escapan de la pobreza todos los días y muchos expertos predicen que la pobreza extrema podría ser completamente erradicada dentro de un par de décadas.
3. La expectativa de vida está aumentando
Durante gran parte de la historia de la humanidad, la expectativa de vida promedio era de solo 30 años —incluso hasta tan tarde como 1820. Sin embargo, a lo largo de los últimos 200 años —en gran medida gracias a mejores dietas y medicinas mejoradas— la expectativa de vida promedio a nivel global se ha más que duplicado. Hoy, la persona promedio puede esperar a vivir hasta los 72 años. En las naciones más ricas como Reino Unido, la expectativa de vida promedio es casi de 82 años —desde 45 años en 1900.
4. Lograr la alfabetización universal
Hace doscientos años, más de 90 por ciento de la población mundial era analfabeta. Hoy, más del 90 por ciento del mundo está alfabetizado. Este progreso es una gran noticia conforme los estudios frecuentemente han mostrado que se capaz de leer y escribir está muchas veces asociado con menores tasas de pobreza, de mortalidad, de desigualdad entre los géneros, de fertilidad, y con un mayor nivel de conciencia y participación política.
5. Una gran cantidad de niños ya no mueren jóvenes
Los demógrafos estiman que en las sociedades pre-modernas, de cada 1.000 niños nacidos, cerca de 300 (30 por ciento) morían antes de llegar a cumplir un año. Esta estadística que rompe el corazón se debía en gran medida a que los infantes sucumbían antes las enfermedades infecciosas y la malnutrición durante sus primeros meses de vida.
Afortunadamente, hoy la tasa de mortalidad infantil es 90 por ciento más baja de lo que era en la sociedad pre-moderna y se encuentra en alrededor de 29 muertes por cada 1.000 partos. Este número está cayendo año tras año, en gran medida gracias a los ingreso crecientes los cuales han permitido que más personas tengan acceso a una mejor saneamiento y nutrición, y a que más recursos están siendo destinados a educar mejor a los padres. El acceso a la medicina moderna, incluyendo las vacunas para los niños, también son un factor importante en el declive de las tasas de mortalidad de infantes. Solamente en el Reino Unido, la tasa de mortalidad infantil ha caído en más de un 97 por ciento desde 1900.
Estas son solo cinco de las 77 sorprendentemente tendencias optimistas que parecen en el libro de Marian L. Tupy y Ronald Bailey. Desde el declive del hambre global, al creciente acceso al agua potable, el declive la tasa de mortalidad, y el creciente acceso alrededor del mundo a la electricidad —incluso durante estos tiempos difíciles, las 78 tendencias sorprendentes y alentadoras que están resaltadlas en este libro dificultan que cualquiera sea un pesimista.
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Este artículo fue publicado originalmente en EA Magazine (EE.UU.) el 25 de agosto de 2020.