Choferes de transporte público, carga pesada y hasta de carros particulares prefieren estacionar sus vehículos y dejar para una emergencia el poco combustible que logran surtir, pues con la crisis que hay con la gasolina, no hay garantía de que puedan volver a tanquear.
María B. Jordán || LA PRENSA DE LARA
Conductores explican que después de pasar hasta 20 días en cola, sólo les surten 30 litros, una cantidad mínima para una unidad de transporte público que debe recorrer la ciudad desde diferentes puntos. Es decir, 30 litros alcanzan para 300 kilómetros, sólo si la buseta no presenta daños en el motor, y esa cantidad de kilometraje cuando mucho se recorre en un día de trabajo.
“¿Qué hacemos nosotros con durar 10, 15 y hasta 20 días en una cola si la gasolina se la consume la buseta en un solo día, es preferible dejar el carro parado y buscar otras alternativas y ver cómo resolvemos la plata para la comida” dijo el transportista Anderson Querales, quien añadió que usando los 30 litros para trabajar un día, no le da para llenar el tanque de combustible en estaciones dolarizadas.
Edgar Castillo, quien conduce un camión 750 para trasladar plátanos de Río Claro a diferentes zonas de Barquisimeto, ayer cumplió 17 días en una cola intentando surtir gasolina. Frustrado por tanta espera señaló que si lograba tanquear guardaría su vehículo para una verdadera emergencia. “No puedo trabajar más con mi carro porque no me alcanza la gasolina, cuando logro surtir solamente lo dejo para cualquier emergencia porque mis padres superan los 70 años y tengo que tener el tanque con alguna reserva para llevarlos al médico o comprar sus medicamentos“, dijo.
Castillo contó que solventa atendiendo a sus clientes en el carro de su hermano que trabaja a gasoil que a pesar que no está tan fácil de conseguir, es más accesible que la gasolina y rinde más.
Máximiliano Díaz relató que sumó 19 días en una cola para surtir gasolina a su carro, una situación que calificó como una falta de respeto y humillación. “Entonces uno logra tanquear y tiene que dejar el carro en la casa, tengo suerte que vivo en el centro y tengo farmacias y varios negocios cerca pero hay lugares donde caminando no puedo llegar y me veo obligado a usar carro, pero solo si es una prioridad“, dijo.
Sacrificios
La ausencia del combustible hace que venezolanos tengan que correr riesgos, caminar e incluso buscar alternativas para poder trasladar a un familiar enfermo a pesar que tienen un carro en sus casas.
Deimis Mosquera tuvo que trasladar a su mamá desde Barrio Unión hasta la avenida Vargas para poder hacerle unos exámenes rayos X, pues no tiene ni una sola gota de gasolina en su carro. “Se trata de una emergencia, ella tuvo una fractura y un vecino nos hizo el favor en una cava porque es a gasoil” expresó.
La señora iba en una camilla en la cava y así fue como pudieron trasladarla. Ellos consideran que no es lo más indicado, pero no tienen otra opción.
Historias como estas son muchas. Unas más dramáticas que otras, pero siempre representan un sacrificio enorme por la falta de gasolina.
Tal es el caso de José Vielma quien trasladó a su madre en una silla de ruedas y bajo un sol inclemente desde la Ruezga Sur hasta Ascardio y viceversa, para un chequeo médico. “No tenemos gasolina, no hay transporte y esta es la única manera de solventar”.