La escasez de gasolina ha regresado a Venezuela, provocando enormes colas en la capital, mientras a nivel internacional crece la inquietud de que Irán podría estar tratando de venir al rescate de la nación sudamericana una vez más.
Por: AP
Tres petroleros iraníes que entregaron gasolina a Venezuela a principios de año han apagado sus dispositivos de localización por hasta tres semanas, levantando sospechas entre los rastreadores de barcos globales en torno a que los petroleros se dirigen nuevamente hacia el aliado de Irán.
Irán utiliza camuflaje para evitar ser detectado por Estados Unidos, que busca bloquear envíos a Venezuela como parte de una campaña para obligar a que Nicolás Maduro deje el cargo.
Samir Madani, cofundador de la empresa independiente de seguimiento de petróleo TankerTrackers.com, dijo que es posible que tres barcos puedan hacer todo el viaje a Venezuela con sus transpondedores apagados.
“Francamente, no me sorprendería en este momento, dado que los iraníes experimentan cada semana con nuevas tácticas evasivas”, comentó Madani, quien monitorea cargamentos con imágenes satelitales y datos de rastreo marítimo. “Son muy buenos en eso. Los mejores, en realidad”.
Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero es incapaz de refinar suficiente crudo para satisfacer sus necesidades domésticas. El régimen de Maduro culpa a las sanciones de Estados Unidos, mientras que los críticos han dicho que las dos décadas de corrupción y mala gestión bajo el mando socialista han dejado en ruinas a la industria petrolera de la nación, que alguna vez fue próspera.
De momento no está claro si Irán trata de enviar gasolina en los buques Forest, Fortune y Faxon. La embajada iraní en Caracas no respondió a solicitudes de comentarios de The Associated Press.
De ser el caso, sería la tercera ocasión en este año que Irán ha enviado cargamentos de combustible a Venezuela en una sociedad entre las dos naciones que son objeto de críticas de Estados Unidos por tener regímenes autoritarios.
En mayo, la dictadura celebró la llegada de cinco petroleros iraníes cargados con gasolina, enviaron aviones de combate para recibirlos al entrar por las aguas del Caribe y pusieron el himno nacional de Irán en la televisión estatal. Esa entrega permitió que las bombas de gasolina proporcionaran combustible prácticamente sin necesidad de hacer filas.
Sin embargo, hace un mes, las autoridades estadounidenses confiscaron gasolina iraní que iba en camino hacia Maduro en una flotilla de cuatro embarcaciones de propiedad griega que navegaban con pabellón de Liberia. No se utilizó fuerza militar en las incautaciones y los barcos no fueron confiscados físicamente. En su lugar, las autoridades estadounidenses amenazaron con sancionar a los propietarios, aseguradoras y capitanes de los barcos para forzarlos a entregar su cargamento.
No había algún indicio de cómo respondería el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump a cualquier otro envío iraní a Venezuela. El Departamento de Estado no respondió a solicitudes de comentarios.
Madani dijo que concluyó que los tres petroleros iraníes cargados con gasolina se dirigían a Venezuela debido a que las embarcaciones encajan con el patrón de un envío anterior a Venezuela, lo que indica una entrega especial. La mayoría de las exportaciones de gasolina de Irán son enviadas en barcos extranjeros, añadió.
“La Marina de Estados Unidos no va a hacer nada contra petroleros iraníes”, comentó. “El pabellón iraní significa que va a llegar a su destino”.
Los venezolanos nuevamente tienen problemas para conseguir gasolina, incluso en la capital Caracas, que normalmente es inmune a la escasez que azota al resto de la nación. Muchas gasolineras en Caracas están cerradas, mientras que otras que ofrecían combustible tenían filas que se extendía más de kilómetro y medio (más de una milla).
El taxista Miguel Veliz, que estaba en una larga fila en una gasolinera de Caracas, dijo el martes que no le importaba de dónde viene la gasolina. Sólo quería volver a trabajar para ganar su sustento.
Veliz dijo que, desde el viernes, había pasado en total más de 15 horas esperando en tres gasolineras. Dos veces fue rechazado, y el martes esperaba que finalmente pudiera llenar su tanque antes de que se vaciara.
“Vamos a ver hoy si corro con suerte”, comentó. “¿Qué te puedo decir? Es caótico esto”.