Una de las líderes de las protestas en Bielorrusia, Maria Kolesnikova, rompió su pasaporte para frustrar un intento de ser deportada a la vecina Ucrania, según informó el martes la agencia de noticias Interfax-Ucrania.
El viceministro de Interior de Ucrania, Anton Gerashchenko, dijo en Facebook que Kolesnikova, que llevaba desaparecida las últimas 24 horas, había logrado evitar “una expulsión forzosa de su país natal”.
El destino de Kolesnikova, una figura clave en las semanas de protestas masivas por la controvertida reelección del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, había sido un misterio desde que sus partidarios dijeron que el lunes fue secuestrada en la calle por unos hombres encapuchados en plena calle en la capital, Minsk.
“Maria Kolesnikova no pudo ser deportada de Bielorrusia ya que esta valiente mujer tomó (sus propias) medidas para evitar ser transportada fuera de la frontera. Permaneció en el territorio de la República de Bielorrusia. Alexander Lukashenko es personalmente responsable de su vida y su salud”, dijo Gerashchenko.
La agencia Interfax-Ucrania citó a una fuente que dijo que Kolesnikova había roto su pasaporte para que las autoridades fronterizas no pudieran dejarla cruzar.
El paradero actual de la opositora bielorrusa no estaba claro. Sin embargo, otras dos figuras de la oposición que desaparecieron a la misma hora que ella sí consiguieron cruzar con éxito a Ucrania en la madrugada del martes, según el servicio de fronteras ucraniano.
“Kolesnikova ha sido detenida, no puedo decir concretamente dónde está, pero ha sido detenida”, dijo a Reuters por teléfono Anton Bychkovsky, un representante del servicio de fronteras de Bielorrusia.
“Kolesnikova fue detenida en relación con las circunstancias en que ellos (el grupo de activistas) abandonaron el territorio de Bielorrusia”, dijo.
Varios destacados dirigentes de la oposición han sido detenidos u obligados a huir de Bielorrusia desde las elecciones del mes pasado, después de que Lukashenko lanzara una campaña de represión para mantenerse en el poder tras dominar durante 26 años la antigua república soviética.
Kolesnikova, miembro del Consejo de Coordinación de la oposición, es la última de las tres mujeres políticas que quedan en Bielorrusia y que unieron sus fuerzas antes de las elecciones presidenciales del 9 de agosto para tratar de echar al veterano Alexander Lukashenko.
Crítica acérrima del mandatario, Kolesnikova ha desempeñado un papel importante en las manifestaciones masivas que han durado semanas, así como en las huelgas de manifestantes que acusan a Lukashenko de haber amañado los comicios para propiciar su reelección.
Lukashenko, que tiene el apoyo de Rusia, niega estas acusaciones y dice que las potencias extranjeras tratan de derrocarlo con una revolución. El mandatario ha respondido con medidas de represión que algunos detenidos dicen que incluyen torturas y palizas.
Kolesnikova, en una entrevista con Reuters el mes pasado, pidió a Occidente que no lo reconociera como presidente y dijo que su régimen se estaba desmoronando. Reuters