La noticia conmocionó al universo de los movimientos indigenistas en Brasil. Rieli Franciscato, funcionario de la Fundación Nacional del Indio (Funai) y reconocido defensor de los derechos de las comunidades originarias del Amazonas, fue asesinado el miércoles de un flechazo.
Por infobae.com
Franciscato, de 56 años, era director de un programa de protección de grupos indígenas no contactados. Estaba junto a un grupo de personas en la región de Seringueiras, un municipio del estado de Rondonia, cuando fue atacado por miembros de una tribu conocida como “Aislados del Cautário”, por el nombre del río que atraviesa el territorio indígena Uru-Eu-Wau-Wau, en el mencionado estado del norte de Brasil.
La Funai no detalló las circunstancias de su muerte. Pero testigos reportaron que Rieli estaba investigando, junto con una patrulla de policías locales, la reaparición en el área de esta tribu de la que se sabe muy poco.
El fotoperiodista Gabriel Uchida contó a la agencia AFP que era considerado un grupo pacífico. “La última vez que aparecieron en la región fue en junio (…). Era un grupo más grande, muy pacífico. Incluso dejaron regalos en una casa”, refirió. “Esta vez, solo había cinco hombres armados, un grupo de guerra. Eso significa que algo debe haber sucedido para que buscaran ‘venganza’”, dijo.
La Amazonía brasileña es hogar de al menos 100 tribus aisladas, más que en cualquier otro lugar del mundo, según la ONG indigenista Survival International. Los contactos con estas comunidades suelen ser desastrosos, empañados por la violencia, los devastadores brotes de enfermedades y el colapso de sus estructuras sociales.
Rieli era precisamente el coordinador de una operación de la Funai denominada Frente de Protección Etnoambiental Uru-Eu-Wau-Wau, cuya misión es proteger a los grupos no contactados, que están bajo el asecho creciente de madereros y mineros. El problema es que, según explican los especialistas, es habitual que estos grupos no diferencien entre las personas que depredan su territorio y aquellas que tratan de ayudarlos.
El grupo que mató a Rieli estaba formado por cinco indígenas, según testigos consultados por el portal G1. Pero se desconoce la población total de esta tribu. El territorio Uru-Eu-Wau-Wau es una zona habitada por nueve pueblos, pero se estima que entre todos no son más de algunos cientos de personas.
Los “Aislados del Cautário” apelan a la migración como forma de supervivencia. Roberto de Barros Ossak, que es agente de la Pastoral de la Tierra, era amigo de Rieli. Juntos realizaron una expedición en el territorio indígena para tratar de comprender los desplazamientos de este grupo, que implicaban riesgos crecientes para ellos.
Lo que descubrieron es que las tribus están teniendo dificultades para encontrar alimento dentro del área protegida, lo que los fuerza a alejarse para conseguirlo. “Están llegando al borde en busca de comida. Son recolectores, no cultivan, por lo que necesitan migrar de una región a otra recolectando alimentos como castaña, miel o asaí”, dijo Ossak a G1.
La principal razón por la que se están quedando sin medios de subsistencia en su zona son las constantes invasiones de diferentes actores. Entre ellos se destacan los madereros y los terratenientes, que quieren deforestar la región para la cría de ganado. A ellos se suman también los mineros.
Uru-Eu-Wau-Wau terminó el año pasado con un penoso récord: se ubicó entre las diez áreas más deforestadas de todo Brasil. De una superficie total de 1,8 millones de hectáreas, se calcula que perdió 42,54 kilómetros cuadrados entre 2008 y noviembre de 2019, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe).
“En el período en que estuvieron confinados al centro (del territorio), comenzaron a carecer de comida. Así que ahora están volviendo a los bordes. Este es mi análisis como técnico agrícola. La falta de alimentos es lo que está causando que los indígenas lleguen al borde de la reserva, donde hay más caza, más abundancia de alimentos. Y es en el borde donde se los ve”, explicó Ossak.