En un programa de radio que ocasionalmente escuché en estos días una periodista con màs juventud que conocimientos entrevistaba un viejo dinosaurio, profesor universitario según ufano decía.
El tema era el extraordinario crecimiento económico de la República Popular China y la periodista contrapunteaba con el entrevistado citando cifras conocidas… todo aburrido hasta que repentinamente la modorra recibió un balde de agua y algo extraordinario salió del parlante cuando el profesor dirigiéndose a la joven soltó: “¿Sabe usted que ese milagro económico de China se debe a un venezolano?”
La muchacha solo atinó a decir “a ver” y por fortuna no estaba este servidor en el estudio porque le habría preguntado al dinosaurio por el nombre de ese desconocido compatriota merecedor no de uno sino de varios premios Nobel.
El antediluviano aclaró que se refería a José Alberto Machado… nombre caído ahora en desuso pero que hace una treintena y màs de años sonaba porque el entonces presidente Luís Herrera Campin le había creado un ministerio ad hoc: ¡El de la Inteligencia!
¡Para que vean que nuestro actual Ministerio para la Suprema Felicidad tiene antecedentes!
El cuento del dinosaurio cuyo nombre no quiero publicitar era que José Alberto en un viaje a la China presuntamente había convencido a la dirigencia del Partido Comunista Chino de que “la inteligencia se puede enseñar” que era el tema del ministro nuestro cuyo nombre ahora no se recuerda.
Luego el dinosaurio pidió votar por los candidatos de Copei y yo cambié de emisora pero me quedaron ganas de llamar al estudio para aclarar… pero habían cosas màs importantes.
Si lo hubiese hecho le habría recordado al dinosaurio… y a ver si la joven aprovechaba… que el largo camino al desarrollo y el inmenso crecimiento económico de la China, país que sin dudas está lanzado a ser en un cuarto de siglo la primera economía del mundo… no se debe a ningún compatriota –China que ha sido imperio en su larga historia que abarca varios milenios tiene filosofía y pensamiento propio- y que màs bien los cambios que llevaron a la China de la pobreza y hambrunas del comunismo comenzaron cuando en plena Guerra Frìa, en una gran jugada entre políticos de largo vuelo, un Presidente yanqui sorpresivamente viajó hasta la capital China… acompañado de su Secretario de Estado… y del Presidente de Pepsi Cola.
Desde luego que no fue un viaje turístico el que en secreto Richard Nixon preparó junto a Henry Kissinger: La idea de fondo fue dividir el bloque comunista que entonces formaban la ahora desaparecida URSS –Rusia- y la China principalmente.
Introducir un refresco ligado al partido republicano del que eran militantes Nixon y Kissinger fue un golpe doble: Interno a favor de la dirigencia comunista porque hasta entonces los chinos desconocían la existencia de las colas embotelladas… a favor del presidente Mao Tse Tung…
Pero golpe comercial a favor de la Pepsi que entrò en el inmenso mercado chino… y tambièn político para los republicanos que ganaron la elección.
Había polarización en esa época… pero no era para estúpidos: Nixon que pasó a la historia como el tramposo de Watergate –Tricky Dick – y Mao Tse Tung eran ante nada estadistas y políticos de altura que jamàs habrìan aplaudido una medida que agravara la vida de la gente… al menos no públicamente.
Cuando comenzaron las largas colas por falta de gasolina vi en las redes cantidad de memes y frases rimbombantes burlándose de la gente que esperaba pacientemente hasta 2 dìas en cola para poner algo de gasolina. Nunca entendí que querìan quienes desde el cobarde anonimato de las redes se burlaban de los venezolanitos que necesitan gasolina… para seguir viviendo… o malviviendo si quieren.
¡Cuando llegaron los 2 barcos iraníes a buen puerto con su cargamento de gasolina para mi país… no vi a nadie maldiciendo o inventando que era “gasolina chimba”!
Es un buen síntoma: La polarización seguramente seguirá… pero no entre extremistas, oportunistas y anti políticos ignorantes en varios idiomas… hay espacio para acordar cosas convenientes a todos… y vetar estupideces.