Y esta semana, a casi un año de su instauración, revelaron al mundo, de manera contundente e inobjetable, grandes verdades sobre el cariz criminal del actual régimen venezolano.
Tal como se lee en este reporte de la ONU, el interés de tal misión fue investigar “las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias y las torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos desde 2014, a fin de asegurar la plena rendición de cuentas de los autores y la justicia para las víctimas”.
En 443 páginas de horror, los miembros de la misión recopilaron los testimonios de más de 274 entrevistas con víctimas, testigos, familiares, ex funcionarios del Estado, abogados, representantes de organizaciones no gubernamentales y personal internacional, todos ellos, con sus testimonios, hablaron por todos y cada uno de los venezolanos que sufren a diario los rigores de este régimen.
El texto de este informe es demoledor, y acá reproducimos textualmente unos párrafos: “La Misión tiene motivos razonables para creer que la mayoría de las violaciones y los crímenes documentados en el presente informe se cometieron en el marco de un ataque generalizado y sistemático dirigido contra una población civil, con conocimiento del ataque, de conformidad con una política estatal o en apoyo de ella.
En relación con estos crímenes, la Misión tiene motivos razonables para creer que en Venezuela se cometieron crímenes de lesa humanidad en el período examinado. Estos crímenes incluyen: El encarcelamiento y otras privaciones graves de la libertad física en violación de las normas fundamentales del derecho internacional, los actos de tortura, violación y otras formas de violencia sexual, y otros actos inhumanos.
Todas las violaciones y los crímenes documentadas en el referido informe dan lugar a una responsabilidad penal individual, tanto en calidad de crímenes de lesa humanidad como de crímenes distintos establecidos en la legislación nacional.
De las conclusiones más impactantes y determinantes del reporte de derechos Humanos en Venezuela es cuando la Misión de la ONU señala que “cuenta con información que indica que el Presidente y los Ministros del Interior y de Defensa tenían conocimiento de los crímenes. Estaban en estrecho contacto con otros miembros de la FANB, incluido la GNB, y también con los directores de la PNB, el CICPC, el SEBIN y la DGCIM. Daban órdenes, coordinaban actividades y proporcionaron recursos para llevar a cabo los planes y políticas establecidos en el informe”.
Si luego de este impactante y contundente informe, aún persistían dudas sobre el carácter criminal del régimen de Maduro, esta investigación ordenada por el Consejo de DDHH de la ONU, las hizo trizas. Se trata de un informe demoledor que hoy hace justicia a los cientos de asesinados, a los miles de torturados y a los más de 300 presos políticos que aún están tras las rejas. De nada le sirvió a Maduro querer lavarse la cara con las excarcelaciones de agosto, pues nada limpiará la sangre derramada y el profundo dolor que ha causado al pueblo venezolano, solo la cárcel.
Tenemos años acudiendo a organismos internacionales exigiendo pronunciamientos sobre las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos en nuestro país. Con ese fin acudimos en enero y abril de 2017, al Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos. Luego en 2019 estuvimos en la sede de la ONU en Nueva York levantando la voz por todos los venezolanos alertando sobre las atrocidades del régimen en Venezuela.
Sin duda estas páginas de horror y muerte serán determinantes para juzgar a Nicolás Maduro y a sus secuaces por delitos de Lesa Humanidad. Fueron ellos quienes ordenaron asesinatos, torturas y represión letal en contra de nuestro pueblo.
Ahora exigimos una mayor determinación. La Corte Penal Internacional (CPI) debe también activarse, porque si bien es un gran paso el que logramos este día, no cesaremos en la lucha hasta lograr cárcel al dictador de manos ensangrentadas y para todos sus cómplices de crímenes de Lesa Humanidad.
@LesterToledo