Gabriela Calderón de Burgos: Cuando confiar en la “ciencia” y en los expertos

Gabriela Calderón de Burgos: Cuando confiar en la “ciencia” y en los expertos

Recientemente el Instituto Cato ha lanzado una serie de ensayos que podrían servir para entender qué salió mal durante la reacción de EE.UU. frente a la pandemia, qué podemos aprender de esos errores y cómo prepararnos para un próximo evento similar. Quisiera comentar el ensayo de Peter Van Doren acerca de cómo y cuándo debemos “confiar en la ciencia.

Primero, ¿qué es la ciencia? Van Doren explica que “La ciencia es una discusión continua acerca de las pruebas de hipótesis de causa y efecto mediante experimentos y comparaciones con la posibilidad de que las variaciones aleatorias producirán el mismo resultado . . . Los investigadores pueden ser o demasiado cautelosos o demasiado despreocupados acerca de concluir que los resultados de la investigación reflejan una verdadera causa y efecto en lugar de una variación aleatoria”. Qué tan cautelosos o despreocupados deben ser los investigadores no tiene una respuesta científica. Por ejemplo, si se estima que una vacuna tendría efectos secundarios sobre 0,1% de las personas, eso podría parecer poco, aunque el 0,1% de la población de EE.UU. equivale a 330.000 personas. Van Doren concluye: “Si eso es aceptable o no, no es una cuestión científica”.

Segundo, a veces “la ciencia es mucho más que ciencia”. ¿Recuerdan que varios científicos de EE.UU. respaldaron las protestas por el asesinato en manos de la policía de George Floyd en un comunicado público a fines de mayo, tan solo unas pocas semanas después de haber condenado las protestas en contra del cierre obligatorio de negocios? Los científicos también son personas de carne y hueso y también les sucede que no logran separar su papel de científicos de sus criterios y preferencias individuales acerca de temas que nada tienen que ver con la ciencia.





Tercero, “la ciencia” no es un criterio unísono y es una conversación constante acerca del conocimiento actual. Los científicos y expertos suelen discrepar y esto es particularmente cierto de fenómenos nuevos como el COVID-19. ¿Recuerdan cómo las autoridades desde la Organización Mundial de la Salud hasta las nacionales nos decían inicialmente que no era necesario usar mascarillas a menos que tuviéramos síntomas? La actitud científica requiere que cambiemos nuestro criterio en base a la nueva información y/o evidencia.

Cuarto, hay consideraciones adicionales a los resultados científicos. Aún cuando la ciencia sea clara, hay otras consideraciones importantes como los beneficios y costos económicos así como también aquellas de valores filosóficos. Van Doren señala que “La ciencia no nos dice cómo asignarle peso a un riesgo mayor de transmisión de COVID-19 frente a otros valores, como la libertad de operar un negocio o continuar desempeñando el trabajo que nos provee sustento”.

Finalmente, Van Doren explica que muchos invocan “la ciencia” porque esta (mal entendida) sirve a los funcionarios públicos para imponer políticas públicas minimizando las discusiones. Además, “La mayoría de las personas no entienden la ciencia; la mayoría de las personas no entienden las estadísticas; la mayoría de las personas no entienden lo que hacen los científicos, cómo argumentan o cuál es el método científico. De alguna manera, la ‘comunidad científica’ es equivalente a una versión moderna del clero”.


Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 18 de septiembre de 2020.