Una escultura insólita que representa a Juan Pablo II levantando un gran meteorito, fue presentada el jueves en Varsovia, una respuesta artística a la creación del italiano Maurizio Cattelan que mostraba al antiguo papa sucumbiendo bajo un bloque de roca.
La escultura de Jerzy Kalina, colocada en la entrada del Museo Nacional, se titula “Fuente envenenada” y muestra al papa polaco en medio de una fuente de agua teñida de rojo, como la sangre, llevando una roca sobre su cabeza.
“Para Kalina, Juan Pablo II no es un viejo impotente aplastado por un meteorito, sino un titán dotado de una fuerza sobrehumana”, indicó el museo en su sitio web.
La escultura suscitó inmediatamente la burla y numerosos comentarios en línea que ven en ella ante todo un reflejo de la toma de posición ultracatólica del gobierno populista polaco.
Mensajes compartidos en las redes sociales muestran a la nueva estatua del papa en el papel de un pasajero de avión tratando de poner la roca en un compartimento de equipaje, o a gente huyendo de una versión gigante de la estatua con su gran piedra.
En 1999, el artista italiano Maurizio Cattelan había causado revuelo en Polonia por su trabajo expuesto en la Bienal de Venecia: una estatua del papa Juan Pablo II en cera, aplastado por un meteorito.
Un año más tarde, cuando la escultura, titulada “La Nona Ora” (“La Novena Hora”), fue expuesta en la galería de arte Zacheta en Varsovia, dos diputados de la derecha intentaron quitar la piedra y enderezar la estatua, según los medios.
La estatua de Jerzy Kalina, de tamaño real, está destinada a conmemorar el 100º aniversario del nacimiento de Juan Pablo II.
“El artista percibe al papa como un hombre que ha desempeñado un papel decisivo en la historia reciente de Polonia y de Europa, y que ha iniciado un proceso de transformación histórico, social y espiritual”, según el museo.
Sin embargo, si bien el papa sigue siendo ampliamente venerado en Polonia, su gestión de los escándalos de abuso sexual en la iglesia católica comienza tímidamente a plantear cuestiones en la opinión pública.
AFP