Un estudio publicado este miércoles en la revista The Astrophysical Journal ha determinado que el anillo de materia alrededor del agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia M87 (M87*) gira y evoluciona en el tiempo, cambiando su forma y brillo.
En abril del año pasado, los científicos presentaron una visualización del M87*, en lo que supuso la primera imagen de un agujero negro. No obstante, la apariencia del objeto fue recreada en base a observaciones que duraron tan solo una semana, un período demasiado corto como para poder percibir sus cambios.
Para examinar la evolución del agujero, los científicos estudiaron los datos obtenidos entre 2009 y 2013 por el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT, por sus siglas en inglés), un proyecto de colaboración entre observatorios de varios países.
Tras combinarlos con datos de 2017, los investigadores descubrieron que el anillo de materia de M87* parpadeaba. Según los científicos, el fenómeno se debe a que los campos magnéticos del agujero negro ionizan y crean turbulencias en el gas que orbita alrededor.
“Debido a que el flujo de materia es turbulento, la ‘media luna’ parece temblar con el tiempo. En realidad, vemos mucha variación allí, y no todos los modelos teóricos de acreción permiten tanto tambaleo”, explica el autor principal de la publicación, Maciek Wielgus, en un comunicado de la Universidad de Chicago.
“Significa que podemos empezar a descartar algunos de los modelos basados en la dinámica de la fuente observada”, agregó el investigador.
Otro miembro del equipo, Geoffrey Bower, señaló que las observaciones sobre el agujero negro continuarán y serán más detalladas gracias a que nuevos observatorios se unirán al proyecto EHT.
“El monitoreo del M87* con una matriz EHT expandida proporcionará nuevas imágenes y conjuntos de datos mucho más ricos para estudiar la dinámica turbulenta. Ya estamos trabajando en el análisis de los datos de las observaciones de 2018. […] Planificamos observaciones con dos sitios más en 2021, lo que proporcionará una calidad de imagen extraordinaria. ¡Este es un momento realmente emocionante para estudiar los agujeros negros!”, concluyó Bower.