¿Cómo es posible que Corea del Norte, siendo uno de los países más pobres del mundo , pueda financiar un programa de armas nucleares lo suficientemente poderoso como para desafiar a los Estados Unidos? La respuesta a esta pregunta es la secreta oficina 39, una organización legendaria enclavada en lo más profundo del aparato gubernamental norcoreano. Su objetivo es obtener divisas por cualquier medio posible para proporcionar dinero al régimen de Kim Jong-un. Esta oficina es la encargada de recaudar millones de dólares con los que la dictadura financia su escalada nuclear y los excéntricos lujos de sus líderes supremos y su círculo más íntimo.
Por: Infobae
Falsificación de dólares, tráfico de drogas, venta ilegal de armas, fraude de seguros, piratería informática generalizada y tráfico de trabajo esclavo son algunas de las formas inescrupulosas que este país, a través de esta oficina, utiliza para sortear las sanciones internacionales impuestas por Naciones Unidas y así generar dinero ilegal.
En un documental alemán titulado ¨Bureau 39: Cash para Kim¨, los directores Sebastian Weis y Carl Gierstofer exponen años de investigación y testimonios brindados por personas con acceso a información privilegiada, sacando a la luz, las artimañas utilizadas durante décadas por el régimen ermitaño para eludir las sanciones impuestas, burlando así a Occidente y acrecentando sus arcas para financiar su arsenal nuclear.
El profesor de historia holandés Remco Breuker, de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, es uno de los personajes claves. Sus años de investigación, destinada a frenar el dinero que entra en el Reino Ermitaño, le ha valido la sentencia de muerte dictada por Kim Jong-un por haber cometido un crimen considerado capital, “dañar la dignidad del líder supremo”. Breuker ha tenido el coraje de hacer pública su investigación y se encuentra a salvo en su país.
Corea del Norte ha sido aislada del mundo como consecuencia de su programa nuclear. Por este motivo es que el objetivo fundamental de la dictadura se ha centrado en proveer a Kim de efectivo. Para esto, la dictadura ha utilizado diversos métodos, todos ilegales.
Desde el 2006, Naciones Unidas ha impuesto nueve rondas de sanciones a Corea del Norte expedidas por un panel de ocho expertos formado por agentes de la CIA, militares y financistas. Hugh Griffiths, uno de los expertos, explica cómo las sanciones han causado un fuerte impacto en la economía norcoreana dificultándole obtener divisas extranjeras para comprar bienes necesarios para que el país florezca. El reino ermitaño está imposibilitado de vender carbón, mineral de hierro y zinc de forma legítima. Pero aún así, según el experto, Corea del Norte utiliza métodos ilegales para obtener dinero priorizando gastar esos recursos en programas balísticos y nucleares antes que emplearlos en mejorar la vida sus ciudadanos.
En el año 2005 Corea del Norte anunció oficialmente que poseía armas nucleares para fortalecer su poder interno y protegerse frente a ataques externos. Las sanciones internacionales impuestas luego de este anuncio han sido de las más severas que se hayan aplicado en el mundo. Pero aún así, según el historiador Breuker, no estarían funcionando. El motivo es que las sanciones no se aplican directamente a la oficina 39 por ser sus integrantes no identificables al mantenerse en la oscuridad y estar al resguardo de la dictadura.
Varios disidentes de altos rangos norcoreanos que participaron en el documental con sus testimonios reconocen la existencia de esta oficina y afirman que es la encargada de recaudar y administrar los fondos secretos de Kim.
Según los desertores, esta oficina es fundada hacia finales de los años 70 por el abuelo de Kim Jong-un, Kim Il Sung, con el objetivo de recaudar fondos para construir una bomba nuclear y también cubrir los gastos de su lujosa vida.
El ex diplomático norcoreano Koh Young-Hwan, quien fue parte en su momento de la dictadura por lo que la conoce íntimamente, desde hace ya años radicado en Corea del Sur cuenta cómo Kim Jong Il , al morir su padre, rebautizó al departamento de finanzas con el nombre de Bureau 39 por estar ubicada en el tercer piso del noveno departamento del edificio. Afirma con total seguridad la existencia de esta oficina y dice que su único objetivo es recaudar fondos ilegales y secretos para Kim eludiendo todas las trabas impuestas al país paria.
El ex diplomático relata cómo Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, ha sido una fuente de divisas para Corea del Norte desde los años 80. Koh Young -Hwan, que estuvo destinado como diplomático en el país africano, describe el proceso de falsificación de dinero para acrecentar las arcas. Imprentas secretas, localizadas en la ciudad africana eran utilizadas para falsificar dólares convirtiendo los billetes de 1 que tomaban en el mercado en 100 dólares. Luego los cambiaban en el mercado ilegal por moneda nacional, intercalando los billetes falsos entre los fajos de 10.000 dólares, que depositaban en el Banco Central. Finalmente retiraban del banco ese dinero en dólares reales, siendo este el proceso de lavado. Estos dólares eran luego llevados a Pyongyang al Bureau 39.
Si bien el Bureau 39 no actúa abiertamente, sus actividades se expanden por el mundo. Angkor Wat, en Camboya, declarado por UNESCO sitio histórico, es otra fuente de financiamiento del régimen comunista. Este mágico lugar plagado de antiguos templos es visitado todos los años por 2 millones y medio de turistas. Angkor Wat recaudó 100 millones de dólares sólo en el 2018 . El turismo es aquí una actividad lucrativa muy exitosa, incluso para Corea del Norte. El documental muestra cómo pegado a la entrada de las ruinas yace un Museo propiedad del régimen norcoreano que abrió sus puertas en el año 2015. Al mismo son llevados diariamente miles de turistas para ser recorrido. Allí se exhiben 63 obras de arte, algunas de ellas gigantografías de artistas norcoreanos. A pesar de las sanciones, Corea del Norte no sólo construyó este museo sino que lo financió. El régimen pactó con el gobierno de Camboya quedarse los primeros 10 años con todas las ganancias y pasado ese lapso comenzar a compartirlas. El CEO norcoreano que dirige el museo no quiso aparecer frente a las cámaras, pero proporcionó los datos anuales de ingreso de dólares al museo que ronda los 7 millones. Camboya y Corea del Norte han sido buenos aliados, por lo que el país contribuye a que la dictadura norcoreana evada las sanciones impuestas. Adyacente al museo funciona un restaurante también norcoreano con igual éxito recaudando miles de dólares que son también enviados a Pyongyang. Hay 130 restaurantes norcoreanos esparcidos por el mundo de los cuales 3 se encuentran en Camboya. Quienes trabajan allí no reciben sueldos ya que los miles de dólares recaudados van a parar a los cofres secretos del régimen.
Otra forma de recaudación es la explotación sistemática de sus trabajadores enviados como esclavos al exterior. Muchos terminan en ex países soviéticos de Europa del este como Polonia trabajando en la construcción. Se les promete buenos sueldos y condiciones de trabajo que luego la dictadura no cumple ya que son tratados como esclavos. Viven todos juntos en barracas a las que regresan luego de su extenso día laboral donde son monitoreados por guardia de seguridad norcoreana. Un joven norcoreano de 30 años que se encuentra trabajando en Polonia aceptó dar testimonio en el documental sin mostrar su rostro, a riesgo de ser enviado devuelta a Pyonyang y encarcelado probablemente de por vida. Cuenta cómo son tratados como esclavos y que sólo se quedan con una pequeña parte del sueldo ya que el resto vuelve a Pyongyang. Su mujer y su hija se encuentran en Corea del Norte por lo cual no tiene otra opción que trabajar en las condiciones que sea para mantenerlas. Sabe que si decide huir su familia será severamente castigada.
El régimen norcoreano tiene alrededor de 150 mil trabajadores repartidos por el mundo sin que los países tomen medida alguna. Cuarenta mil están en Rusia y cien mil en China. También hay trabajadores norcoreanos en Kuwait, Malasia, Camboya, Mongolia, Omán, Emiratos Árabes y países africanos. Los expertos calculan que con esto el régimen recauda unos 1.000 millones de dólares por año. Todos estos fondos son remitidos al Bureau 39. Según los desertores, esta oficina está directamente controlada por Kim Jong-un.
Luego de la gran hambruna en Corea del Norte, a comienzos de la década de 1990, producto de la disolución de la Unión Soviética que era su gran socio comercial, comenzaron a aflorar los mercados negros de todo tipo para que la población se autoabastesca. Incluso 400 de ellos tienen licencias del gobierno y pagan impuestos, otra forma de recaudación de Kim. Básicamente venden bienes y alimentos provenientes de China con quien comparten 1.000 km de fronteras y hoy es su principal socio comercial.
También el Bureau 39 se provee de dinero a través de la venta ilegal de armas, los fraudes de seguros y los delitos informáticos, hackeando cuentas o páginas de empresas bloqueándolas y pidiendo rescates en efectivo.
Durante años, el Bureau 39 ha invertido mucho dinero en entrenar y formar un ejército de los mejores hackers. Ya en los comienzos de los años 80´, con la llegada al poder de Kim Jong Il, empiezan estos entrenamientos. Los niños más talentosos en términos de habilidades matemáticas y de programación eran seleccionados para ser entrenados convirtiéndose en piratas informáticos. El ataque cibernético más grande que el mundo haya experimentado, llevado a cabo algunos años atrás, ha sido obra de hackers norcoreanos. Perpetrado simultáneamente en 150 países, afectó a cientos de miles de computadoras que quedaron inutilizadas por varias horas. El gobierno de Estados Unidos culpó públicamente de ese ataque cibernético al ejército de hackers de Kim Jong-un. También el servicio de inteligencia británico y Microsoft llegaron a la conclusión de que grupos asociados con el régimen de Corea del Norte como Wanna Cry y Lazarus fueron los responsables. Lo obtenido por todo tipo de ciberataques va a parar a las arcas del Bureau 39.
Entre otras actividades del Bureau se encuentran la exportación de ropa, tabaco y todo tipo de bienes. Tanto Rusia como China colaboran con estas actividades impidiendo así que se cumpla con las sanciones.
China subcontrata fábricas en Corea del Norte haciéndolas parte de su cadena de suministros. El gigante asiático envía prendas a fábricas del país vecino para su terminación que luego regresan para ser exportadas y vendidas en Holanda, Alemania o Estados Unidos con la etiqueta de fabricado en China burlando las sanciones internacionales y ayudando al reino ermitaño a financiarse. Desertores han contado cómo han trabajado en campos de trabajos forzados confeccionando ropa para las grandes marcas del mundo.
Este es el sistema secreto del cual Corea del Norte se vale para acrecentar sus arcas, burlar a la comunidad internacional y seguir invirtiendo en arsenal nuclear. De no llegar a fondo al entramado, descubrimiento y sanción de quienes están detrás del Bureau 39, nada cambiará.