El régimen madurista y sus propagandistas, siguiendo el libreto cubano, han lanzado una campaña según la cual todos los problemas que hoy sufre el pueblo venezolano obedecen a las sanciones impuestas por el Gobierno de Donald Trump. Según los laboratorios de propaganda al servicio de Maduro, Venezuela era una especie de paraíso terrenal hasta que aparecieron en la escena las medidas coercitivas aplicadas por Estados Unidos. De acuerdo con el manual de estos sujetos a cargo de la maquinaria publicitaria de la dictadura, la caída del precio del petróleo, la depreciación del bolívar, el aumento de los precios de los bienes de consumo, la decisión del Banco Central de imponer un encaje legal de 100% para restringir el crédito bancario, las inundaciones y las fallas de las represas del Guri, entre tantos otros eventos, obedecen a una comparación internacional, obviamente orquestada desde Washington. El punto débil de este relato es que por chapucero, no es creíble. En realidad ese cuento va dirigido a ese 15% que todavía cree en Maduro, para tratar de mantenerlo cohesionado. El argumento del bloqueo es la pieza central de esta historia. Pero todo ello es una gran mentira.
Por José Guerra
La recesión de la economía venezolana comenzó en 2014 cuando no había sanciones y la hiperinflación que se fue conformando en 2016, explotó en noviembre de 2017 sin que se hubiesen impuesto sanciones. Fue Maduro quien desde 2016 decidió no presentar las leyes de Presupuesto y de Endeudamiento ante la Asamblea Nacional con lo cual terminó de cerrar el crédito internacional, a lo que se sumó la medida de noviembre de 2017 de declarar una moratoria unilateral de la deuda externa.
En lo que respecta al producción petrolera, cuando Chávez asumió en febrero de 1999, Venezuela producía 3.500.000 barriles y cuando murió en marzo de 2013 la producción estaba cerca de 2.900.000 barriles, lo que denotó una disminución de 600.000 barriles diarios, equivalente a una caída de 17%, a pesar de haber disfrutado de los mayores precios petroleros de la historia. Venezuela no está bloqueada, Venezuela está quebrada que es diferente y esa quiebra se origina en la ruina de la industria petrolera, especialmente a partir de las acciones adoptadas por Chávez y seguidas por Maduro que significaron la estatización de las empresas de la Faja del Orinoco en 2009 y la expropiación masiva de las compañías de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y de otras regiones que prestaban servicios a la industria. Sin dejar de mencionar el despido de más de 20.000 trabajadores calificados de PDVSA en 2003. Allí reside buena parte del origen del derrumbe de la producción petrolera que se fue acumulando con los años, tal como se muestra en el gráfico. Actualmente Venezuela extrae una cantidad de barriles de petróleo similar a la de 1947 y por ello es que ahora, aquel régimen prepotente que quiso humillar a las empresas petroleras internacionales en 2009, hoy pide cacao y trata desesperadamente de buscar al capital internacional que echaron del país.