El anuncio del alcalde Bill de Blasio este martes, de cerrar a partir de este miércoles negocios en los 9 vecindarios de Queens y Brooklyn que vienen registrando un preocupante aumento en los casos de COVID-19 desde la semana pasada, y vigilar con lupa el comportamiento del brote en otros 12 códigos postales, ha causado alarma en diferentes rincones de la Gran Manzana.
Y una de las áreas donde hay temor de que allí pronto pudiese ocurrir lo mismo, es Corona, en Queens.
La preocupación no solo ha surgido por haber sido una de las zonas más golpeadas por la pandemia, cuando estuvo en su punto más crítico, y por tener muy cerca a algunos de los vecindarios con índices de contagios superiores al 3%, como Kew Gardens, y Pomonok/Kew Gardens Hills, que cerrarán, sino porque según los propios vecinos, allí no todos están haciendo su parte.
Así lo denuncia Luis Apuango, propietario del restaurante Antioqueñita, quien sin querer ser pesimista, pronostica que Corona estará en la llamada lista de “zonas calientes” de COVID-19 en un par de semanas.
“Esto aquí está como sin dios ni ley. Mucha gente no está obedeciendo las normas mínimas. Las aceras en la noche están llenas de gente de las barras y la placita (Corona Plaza, a la salida del tren 7) parece una peregrinación, con mucha gente sin máscara, sin distanciamiento social y sin nada. Es muy irresponsable y preocupante”, asegura el ecuatoriano, advirtiendo que la Policía ya no se pasa por ahí. “De nada sirve que los negocios hagamos nuestra parte si la gente no hace lo que tiene que hacer. No es culpa del alcalde ni del gobernador sino de la falta de conciencia de la gente”.
El pequeño empresario confiesa con mucha angustia que su negocio no podría aguantar un segundo cierre, y advirtió que de darse un aumento de contagios en el vecindario, que obligue a la Ciudad a ordenar el retroceso, sería una sentencia de muerte para muchos negocios del área.
“Yo todavía estoy atrasado en la renta. Apenas estoy tratando de salir a flote, y eso que apenas tenemos el 40% de los empleados. Pero otro cierre nos mataría. No podría pagar ni la renta, porque con solo deliveries no me da. Sería otro golpe para Corona“, agregó el suramericano, recordando que ese vecindario es de amplísima mayoría latina.
“Vendrá la segunda ola de destrucción”
La misma percepción tiene Mónica Ortega, estilista del salón de belleza Unisex, quien afirma que si no hay un cambio inmediato en la manera como la mayoría de habitantes de Corona está dejando de lado las normas para evitar la propagación del virus, vendrá la segunda ola de destrucción para ese vecindario.
“La gente no obedece. Hay que tomar acciones ya mismo o si no vamos a amanecer pronto con la noticia de que van a volver a cerrar negocios y yo como madre, me quedaría en el aire, sin nada”, asegura la mexicana. “Es muy duro y espanta pensar que eso pueda pasar aquí como en otros vecindarios que van a cerrar, porque apenas estamos levantándonos y no aguantaríamos otro golpe tan rápido”.
Julián Tula, quien vive en la calle 104 de Corona desde hace más de 12 años, y quien asegura haber perdido a dos familiares por la pandemia hizo un llamado a la Administración De Blasio para que despliegue más oficiales y más funcionarios para educar y penalizar a quienes están “jugando con la vida” de los vecinos.
“Mucha gente anda sin mascara y les vale. Por las noches esto parece tianguis y yo culpo en parte a los vendedores que se hacen en la banqueta porque ellos acumulan gente y ni siquiera ellos mismos usan máscara como debe de ser”, dijo el mexicano, visiblemente molesto. “Yo que viví el Covid puedo dar fe de que es muy terrible, pero mucha gente aquí parece no entender, o peor parece que no les importa y hay que ponerles freno”.
Y sobre los señalamientos de que en parte los vendedores ambulantes están ayudando a promover la propagación del virus, María, vendedora de tacos en la avenida Roosevelt se defiende y dice que el problema es más grande que solo señalar a unos y a otros.
“Nosotros tenemos que trabajar porque nadie nos ayuda y es verdad que a veces uno tiene mucha gente, pero no podemos obligarlos a usar máscaras para comer”, asegura la guatemalteca, quien pidió a la Ciudad que haga más presencia allí para advertir lo que pudiera estar por venir. “No es que la gente no sepa lo que puede pasar, pero muchas personas necesitan que las empujen. La Ciudad tiene que repartir máscaras gratis a todos, darrnos gel antibacterial y venir aquí a hacer más pruebas”.
Corona también colinda con Rego Park, Fresh Meadows y Jamaica Hill, y este lunes se agregó Forest Hills, vecindarios de Queens que están bajo observación por aumento de casos, que están cerca del promedio de 3% en siete días consecutivos que hace sonar las alarmas.