Había crecido en una zona rural y solitaria de Alaska, en una casa sin agua corriente que llegó a tener, por baño, una letrina. Había a su alrededor más montes nevados que adolescentes con quienes crecer, por eso Marijke Chartouni dice que “era definitivamente una chica muy naif” cuando dejó su mundo natural para perseguir su sueño.
Por infobae.com
Quería ser modelo, conquistar las pasarelas de New York a pesar de su timidez, y con esa meta como centinela, apuntó a la gran ciudad. Lo que le pasó poco después de haber llegado —más bien lo que el billonario Jeffrey Epstein le hizo— fue un drama que Marijke enterró vivo y mantuvo sepultado durante las dos décadas que siguieron.
“No fue hasta que lo arrestaron que realmente supe de la gravedad de la situación y quién era él. Tampoco sabía que le había pasado a tantas otras mujeres, pensé que me había pasado solo a mí, creí que había sido mi culpa”, cuenta a Infobae la modelo Marijke Chartouni en una entrevista por zoom.
Fueron 20 años sin poder contárselo a nadie, ni a sus amigas, ni a su familia ni a su marido. Hasta que en julio de 2019, cuando Jeffrey Epstein fue arrestado por tráfico sexual y conspiración, Marijke escuchó en las noticias a otras mujeres que denunciaban haber sido abusadas sexualmente por él. Eran cada vez más pese a que en algunos medios las habían calificado como prostitutas, alcohólicas, drogadictas o cazafortunas. Las mujeres, a quienes ahora llama “hermanas sobrevivientes” buscaban más víctimas o testigos y fue recién ahí, cuando vio que no estaba sola, que Marijke logró exhumar su historia y relatársela, por primera vez, al FBI.
Pocos días después, Epstein apareció muerto en su celda en lo que oficialmente se declaró “suicidio”. Iba pasar los siguientes 45 años en prisión si era hallado culpable, por eso todas sintieron que se había salido con la suya. Pero muerto el perro no siempre se acaba la rabia, y eso es algo sobre lo que avanza una nueva miniserie llamada “Sobreviví a Jeffrey Epstein” que este mes estrenará en Latinoamérica la señal Lifetime.
La serie tiene dos búsquedas. Por un lado, dar voz a más sobrevivientes —como Marijke, que no había contado su historia antes— para entender cómo fueron coaccionadas y manipuladas y el rol central que jugó la desigualdad de poder. Por otro, mostrar que Epstein no era un depredador solitario e improvisado sino que había orquestado un esquema piramidal de reclutadores y reclutadoras en cuyo vértice estaba Ghislaine Maxwell, su ex pareja.
La mujer, que fue arrestada en julio y obligó a las y los directores de la serie a hacer foco sobre ella, fue acusada por algunas de las sobrevivientes no sólo de haberlas reclutado fingiendo una amistad casi maternal cuando eran menores, sino también de haberlas abusado activamente.
El día en que la vida de Marijke cambió para siempre
Si bien algunas de las jóvenes sufrieron los abusos sexuales durante años y otras una única vez, Epstein tenía un modus operandi que se trasluce en las historias que aparecen en los cuatro capítulos. Buscaba chicas vulnerables y con distintos sueños o necesidades económicas, y no les apuntaba con un arma sino que “era un manipulador magistral y coercitivo”, dice a Infobae Ricki Stern, una de las co- directoras de la serie.
Siempre había una promesa: ganar 200 dólares por un masaje —en los casos de chicas que necesitaban dinero— o abrirles las puertas del cielo, por ejemplo, en las pasarelas de New York. Este último fue, precisamente, el anzuelo que usó con Marijke cuando ella tenía 19 años.
Marijke ya había empezado a trabajar como modelo y estaba extasiada. Pero sufrió un accidente por el que tuvieron que darle puntos en la pera, su cara quedó afectada, “pensaron que yo no era un modelo viable y me echaron del departamento de modelos. Pasé a estar en modo supervivencia”, cuenta en el capítulo “Atrapadas”. Una nueva amiga detectó su desesperación y le ofreció presentarle a un hombre que, supuestamente, “la estaba ayudando a seguir su pasión de ser artista”.
Se suponía que así eran las cosas en New York: la clave era hacer relaciones públicas hasta dar con la persona que abriera los caminos. Cuenta Marijke que, una vez dentro de la mansión, Epstein le hizo algunas preguntas sobre sus intereses y le dijo que “le gustaba ayudar a las chicas jóvenes”.
“Mi amiga inició el asalto sexual, y eso continuó con él participando también”, cuenta la modelo. “Es como si toda la realidad se hubiera desvanecido. En ese momento, me congelé y obedecí”, sigue. Y muestra las diferencias que suelen haber entre los abusos de ficción y los de la vida real. “Cuando piensas en una violación, piensas en alguien que llega con un pasamontañas, que te apunta con un cuchillo, te ata y te viola. No piensas en la manipulación”.
Su amiga siguió luego con el grooming, es decir, el engaño y la manipulación necesarias para poder continuar con los abusos: le dijo que el billonario había quedado encantado con ella, que aprovechara. Marijke nunca volvió a la mansión.
“Sisters survivors”
“¿Por qué decidí hablar después de 20 años? Sentí que tenía que hacerlo, que podía ser útil para otras mujeres que aún no pueden hablar. El punto no es lo que a mí me pasó sino la importancia de que otras personas que vivieron lo mismo, que fueron abusadas, se sientan bien con presentarse y pedir ayuda y no seguir con esa vergüenza y ese secretismo”, explica Marijke a Infobae.
Y lo que dice se conecta con lo que cuenta en la serie Courtney Wild, que denunció haber sido “esclava sexual” de Epstein desde los 14 años. Llorando, Courtney relata el día en que una chica desconocida la abrazó y le dijo “gracias por haber tenido voz cuando no podía encontrar la mía”.
Todavía le cuesta horrores hablar del tema sin sentir que revive el trauma pero Marijke tiene en claro que su “sanación vino de la mano de poder hablar con las otras sobrevivientes y formar esos lazos con ellas”. Lo dicen todas a lo largo de los capítulos: escucharse, ver que “la historia de una era la historia de todas”, es un ejemplo claro de la era del #MeToo.
En la miniserie habla Courtney Wild, que tenía una mamá adicta, vivía en hoteles de ruta y terminó siendo captada por su necesidad de dinero y manipulada para reclutar a sus amigas. Está Jena Lisa Jones, que también tenía a su mamá presa a los 14, cuando cayó en la red. Está también Virginia Giuffre, que era vulnerable precisamente porque ya había sido abusada a los 7 años por un familiar, por lo que había terminado viviendo en la calle.
A Virginia fue a quien Epstein y Ghislaine Maxwell le prometieron abrirle las puertas para ser una masajista reconocida y es ella una de las mujeres que denunció a la mujer por abuso sexual. Fue la que más años pasó atrapada en la red y es, también, quien denunció al Príncipe Andrés de Inglaterra por haber participado del tráfico sexual y haber abusado de ella cuando tenía 17 años.
Está Teresa Helm, que también había sido abusada en la infancia, que también había creído que ser masajista era la oportunidad de su vida, que también se culpó a sí misma cuando Epstein movió el pie en el que le estaba haciendo masajes y se lo metió en el busto. Está, además, la modelo Kiki Doe, que fue a hacerle masajes cuando estaba “económicamente quebrada” y terminó temblando, aterrorizada, desnuda, siendo abusada sexualmente por él.
Otra de las mujeres que cuenta su historia es Rachel Benavidez que, como ya había sido abusada a los 6 años, creyó que si le había pasado otra vez, la culpable era ella. “Me convertí en la niña de 6 años otra vez. Nadie me había creído en ese momento, ¿por qué me iban a creer ahora? Por eso guardé el secreto”, cuenta. También habla Chauntae Davis, que también cuenta que había sido abusada en la niñez: el mismo factor de riesgo para volver a convertirse en presa.
Ghislaine Maxwell: a por ella
Muerto Epstein, Ghislaine Maxwell es el objetivo número uno para las sobrevivientes (aunque hay otros posibles responsables en la lista). Fue arrestada por perjurio, conspiración y tráfico sexual cuando estaban terminando la serie, lo que obligó a modificar el final y poner la lupa sobre ella. De ser hallada culpable, la mujer de 58 años podría pasar los próximos 35 años en prisión.
De la serie participa además Christopher Mason, que fue un gran amigo de ella desde 1989. En una entrevista con Infobae confiesa que siempre había creído que “el gusto” de Epstein por las chicas jóvenes y que su amiga fuera la encargada de llevarle a esas estudiantes de colegio, eran rumores. Fue recién el año pasado, cuando se dieron a conocer las declaraciones de las chicas abusadas, que Christopher entendió el rol “siniestro” que había tenido su amiga en el esquema piramidal.
Dice que Ghislaine está detenida en un lugar muy sombrío, “en confinamiento solitario porque abusadores de jóvenes y niñas tienden a ser atacados en prisión”. Que la evidencia contra ella es “abrumadora” y que, conociéndola, es probable que decida hablar y enterrar al resto de los implicados con tal de obtener algún beneficio.
“Claramente va a hacer cualquier cosa para poder llegar a algún tipo de trato- opina él y cierra la entrevista con Infobae-. “Está en esta horrenda posición en la que tiene que salvarse a sí misma. Será fascinante ver si está tentada a traicionar a su viejo amigo, el Príncipe Andrew”.