Docentes por William Anseume

Docentes por William Anseume

Ayer, día mundial del docente, según celebración establecida por la UNESCO, los maestros y profesores venezolanos no estuvimos en el aula, sino en las calles. En solicitud de reivindicaciones laborales, salariales, y de atención socio-económica.

Los atropellos en cuanto a Derechos Humanos, constitucionales, laborales y educativos traspasan cualquier visión imaginaria. El derecho a la vida, a la educación, a una vida digna por medio del trabajo que garantice vivienda, salud, vestimenta, alimentación y servicios; a una completa compensación laboral por los servicios, son conculcados expresamente en Venezuela. Resultan, por tanto, delitos sistemáticos de lesa humanidad cometidos contra los ciudadanos venezolanos en general; en este caso, por los que los maestros y profesores, apoyados por la ciudadanía, protestamos, derechos vinculados particularmente a educadores y educandos. En Venezuela, el régimen se planteó hasta lograrlo, el exterminio de la educación pública, arrastrando en ese cometido terrorífico a la educación privada. En estos momentos, por imposición del poder mal habido y destructivamente manejado, a propósito, se ha paralizado la educación venezolana.

Para algunos, Antonio Ledezma entre ellos, los reclamos laborales carecen de sentido, porque se precisa fijarse en lo mayor y más significativo para lograr un cambio: salir del régimen. Y sí es eso lo que en definitiva se quiere y se necesita. Pero lograr semejante cometido tan anhelado por todos sólo es posible aumentando la presión interna y externa. Haciéndole entender a quienes sustentan este modelo politico-economico que así, atropellando sistemáticamente los derechos humanos de la ciudadanía, arrastrando literalmente la vida de los ciudadanos no es posible ni deseable que ningún régimen se sostenga, conculcando todos los derechos humanos, politicos y sociales. En la calle volvió a ser la lección a la sociedad. Y el mensaje claro: ¡Basta!





A lo externo, internacionalmente, seguimos también la presión, impulsados de nuevo por el informe de la Misión independiente de la ONU que con crudeza expuso parte de las violaciones más dramáticas a los DDHH. El informe en su agudeza y profundidad se queda corto. Bien lo señalaron maestros y profesores mostrando su depauperación en la calle, ante el mundo. Con Aula Abierta, en la persona de su presidente-fundador David Gómez Gamboa , la Subcomisión de Educación de la Asamblea Nacional, en respaldo de su presidenta, diputada Bolivia Suárez, Gricelda Sánchez por los maestros, el siempre firme defensor de la educación venezolana Luis Barragán, el filósofo José Rafael Herrera de la UCV y mi persona, como presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolivar, hicimos llegar una carta a la Directora General de la UNESCO para que atiendan el caso Venezuela y comiencen a trabajar en conjunto los entes multilaterales, para detener el daño mayor: la catástrofe generacional que se avecina en la educación venezolana. Luego, justo ayer, Aula Abierta coordinó otra acción donde estuvimos involucrados para hacerle saber a la Alta Comisionada Michell Bachelet, a través de sus representantes en Venezuela, el atropello sistemático y generalizado de los Derechos Humanos en la educación.

La presión mayor interna y externa deberá lograr, afortunadamente, que quienes sustentan aún este régimen criminal, dentro y fuera del país, suelten ya y para siempre esas amarras. ¿Derrotados en Venezuela? Ellos. La lucha sigue hasta conseguir el objetivo final. Estos son sólo, y no por ello endebles, pasos firmes en este camino.