La agrupación Guardianes de la Selva, nacida en la Amazonía brasileña, lanzó una campaña internacional contra la explotación comercial de sus territorios impulsada por el gobierno de Jair Bolsonaro, considerando que se trata de una “emergencia”.
“Lo que el presidente [Bolsonaro] dice es malo para todos. Quiere explotar el oro, la madera, todo lo que es rico y natural. Quiere acabar con la selva para plantar soja”, dijo Laércio Guajajara, también conocido como Tainaky, miembro de los Guardianes de la Selva, en entrevista telefónica con la AFP desde el Reino Unido, donde se encuentra actualmente.
“Eso será un genocidio para nosotros, tanto los [indígenas] aislados como para nosotros, los contactados. Será una destrucción total”, agregó.
Guajajara, de 35 años, viajó a Europa para hacer reforzar las denuncias de los Guardianes, un frente de indígenas formado en 2012 en Maranhao, noreste de Brasil, para intentar impedir la entrada de madereros y mineros ilegales en sus territorios. A fines de 2019 e inicios de 2020, varios guardianes han sido asesinados.
“Constantemente recibimos amenazas de muerte de los madereros. Cinco de los nuestros fueron asesinados. Pero continuamos porque la selva es nuestra vida. Sin ella, todos moriremos”, dice el manifiesto de la campaña.
Un primo de Tainaky, Paulino Guajajara, fue asesinado en noviembre de 2019 en una emboscada tendida por madereros en la tierra indígena Arariboia, a unos 500 kilómetros de São Luis, capital de Maranhao. Tainaky estaba con él y recibió disparos en la espalda y el brazo, pero consiguió escapar.
Las autoridades prometieron llevar a los responsables ante la justicia, algo que hasta ahora no sucedió. “El Estado dijo que iba a resolver el caso, pero no cumplieron. Nadie fue detenido por la muerte de Paulino”, afirmó.
Según Tainaky Guajajara, los guardianes, que agrupan a un centenar de indígenas, interrumpieron un tiempo sus rondas de vigilancia, a pedido de las autoridades, que les dijeron que esa era una tarea de los cuerpos de seguridad oficiales.
Pero últimamente volvieron a patrullar los límites de sus tierras, señala Guajajara. “Es una lucha que no va a acabar nunca. No sirve de nada sentir miedo”, explica.
“Me entristece y me da mucha rabia al mismo tiempo. [Las autoridades] crean leyes para proteger la vida y no cumplen con su papel”, lamenta.
“No respetan nuestra forma de vivir, creo que piensan que no tenemos alma, sentimientos, ni sentimos dolor (…) Dejen a nuestro pueblo vivir en paz, respeten nuestro derecho”, clama.
– “Quieren tomarlo todo” –
Los casos de violencia contra indígenas brasileños aumentaron 150% en 2019, pasando de 110 a 276, según un informe reciente del Consejo Indigenista Misionario (CIMI), vinculado a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil.
“La intensificación de las expropiaciones de tierras indígenas a través de la invasión, de la ocupación ilegal por parte de extraños a la comunidad (…) se consolida de forma acelerada y agresiva en todo el territorio nacional, causando una destrucción incalculable”, apuntó el documento, que agrega que muchos agresores se sintieron envalentonados desde la llegada de Bolsonaro al poder en enero de 2019.
Para Guajajara “sólo habrá un cambio si todos los indígenas luchan por su tierra. Porque si esperamos que lo haga cualquier gobierno, no avanzaremos”.
“Su intención es tomarlo todo, puede ser Bolsonaro o un nuevo presidente, pero la intención de ellos es siempre la misma”, sostiene.
AFP