En su lucha contra los medios de comunicación, los líderes populistas han encontrado un gran aliado: las redes sociales. Si bien las plataformas digitales han democratizado el debate público, dando a cada uno la posibilidad de levantar su propia voz, “pronto se observó que el desarrollo de las redes sociales potenciaba la exposición selectiva, creaba burbujas informativas y potenciaba la movilización aunque no tanto la persuasión”, apunta Alejandro Motta Nicolicchia, especialista en Opinión Pública.
“Las principales redes sociales se acomodan bien al discurso populista, respuestas simples y breves a problemas complejos, emotivas, espasmódicas y donde prima la imagen sobre el argumento. Por eso, los populistas aprovechan el entorno digital para recoger el desencanto de la población y convertirlo en un potencial apoyo”, afirma Motta Nicolicchia en un artículo publicado en la revista Democratización (https://redformaweb.com/articulos-octava-edicion-2/), editada por el Instituto de Estudios Políticos Forma (https://redformaweb.com/).
El consultor y profesor de la Universidad Panamericana de México explica que “las redes sociales no solo sirven de caja de resonancia perfecta para cualquier liderazgo o partido extremista, sino que le permiten dirigirse a sus potenciales electores de manera directa, sin el filtro mediático”.
Motta Nicolicchia subraya que el líder populista identifica a los medios tradicionales como enemigos del pueblo. “Los dueños de los medios, periodistas y las grandes corporaciones mediáticas terminan por ser señaladas como parte del anti-pueblo; como una ‘casta’ que vela únicamente por sus intereses, más allá del colectivo, como unos agentes al servicio de la burguesía, de las clases dominantes”, apunta el analista.
“El actor populista entiende que para alcanzar sus objetivos debe necesariamente establecer una confrontación con aquellas líneas editoriales que atentan o contradicen sus principios. La razón fundamental por la que el populismo percibe a los medios como enemigos es que también ejercen de instituciones intermediarias entre los ciudadanos y el poder político, recogiendo la pluralidad política y heterogeneidad de una comunidad”, abunda el investigador de la Universidad George Washington.
En esta batalla por la hegemonía, la principal víctima es la libertad de expresión. “Una vez que se remueve el medio, el espacio vacante no queda libre, sino que lo ocupan aquellas plataformas o medios serviles al populista. Lo que se persigue finalmente no es simplemente callar una voz sino suplantarla por otra que diste de ser crítica”, comenta el académico.
Motta Nicolicchia observa que “el populismo concluye que los sistemas de medios, dominados por poderes fácticos, son inevitablemente contrarios a los intereses del pueblo. En este contexto, dibuja un mundo donde se encuentra en desventaja comunicacional, y es sujeto vulnerable frente a las corporaciones mediáticas. En este contexto, dibuja un mundo donde se encuentra en desventaja comunicacional, y es sujeto vulnerable frente a las corporaciones mediáticas. Además, es víctima eterna de un bloque informativo perpetrado por sus enemigos”.
Los líderes populistas “recurren a la apertura de nuevos medios de comunicación, con una línea editorial que en ocasiones se convierte más en propaganda política que en contenido informativo. Esta realidad se ve mucho más clara en el uso de los medios públicos, del Estado, una vez que el populista llega al poder”, finaliza Motta Nicolicchia.
Nota de prensa