Azerbaiyán anunció el miércoles que había atacado lugares de lanzamiento de misiles en territorio armenio, un paso inédito que hace temer una escalada del conflicto sobre la región separatista de Nagorno-Karabaj.
Por quinto día consecutivo, y a pesar de los llamamientos sostenidos tanto de Moscú como de occidente, el alto el fuego negociado en Rusia, que supuestamente estaba en vigor desde el sábado, ha quedado en nada.
Por primera vez, el ejército azerbaiyano incluso anunció que había bombardeado “sistemas de lanzamiento de misiles” desplegados en la noche en territorio armenio y que, según Bakú, servían para atacar a Azerbaiyán.
La portavoz del ministerio de Defensa de Armenia, Shushan Stepanian, confirmó los ataques contra su territorio, pero negó cualquier intento de atacar zonas civiles en Azerbaiyán.
Nagorno Karabaj, un territorio mayoritariamente poblado por armenios, hizo secesión de Azerbaiyán poco antes de la caída de la Unión Soviética, provocando una guerra que causó 30.000 muertos y centenares de miles de refugiados de ambos campos en los años 1990.
Bakú acusa desde entonces a Armenia de ocupar su territorio y los enfrentamientos armados son regulares.
Sin embargo, las hostilidades en curso son las más graves desde 1994. Después de casi 30 años de estancamiento diplomático, el presidente azerbaiyano Ilham Alyev juró recuperar el control de este territorio, inclusive por la fuerza si fuese necesario.
Los beligerantes se acusan mutuamente de la responsabilidad de estas nuevas hostilidades que han causado más de 600 muertos, según informes parciales, ya que Azerbaiyán no comunica las muertes entre sus tropas.
– Diluvio de disparos –
Cerca de la línea del frente, la pequeña aldea de Bakharly, en territorio azerbaiyano, estaba sometida el miércoles a un diluvio de disparos permanente, según un corresponsal de la AFP.
De las 800 familias que viven allí, en su mayoría refugiados que huyeron de Nagorno Karabaj después de la guerra del decenio de 1990, solo quedaron unos 100 hombres.
En cuanto a los separatistas, la capital Stepanakert estaba tranquila el miércoles. Hasta el alto el fuego firmado el sábado, esta ciudad de unos 55.000 habitantes estaba sometida a bombardeos permanentes y a la amenaza de los drones que hicieron huir a la mayoría de los habitantes.
El presidente de Nagorno Karabaj, Araik Arutiunian, reconoció que sus tropas se habían visto obligadas a retroceder en algunos lugares.
Turquía, que ha defendido a Azerbaiyán desde el comienzo de los últimos enfrentamientos el 27 de septiembre, y Rusia, que está comprometida en una alianza militar con Armenia, son los árbitros del conflicto.
Ankara consideró el martes que “es hora de encontrar un nuevo mecanismo” para resolver la cuestión de Nagorno Karabaj. Tales conversaciones darían cuenta de la impotencia del Grupo de Minsk, mediador histórico del conflicto, copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos.
El miércoles, el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov anunció en una entrevista a los medios de comunicación nacionales que Moscú está dispuesto a desplegar “observadores militares” a lo largo de la línea del frente para ayudar a garantizar la tregua.
AFP