Ghislaine Maxwell (58 años), socia desde hace mucho tiempo del fallecido financiero Jeffrey Epstein, trata por todos los medios que su declaración completa no salga a la luz. Está convencida que su confesión pone en peligro su capacidad para defenderse de los cargos criminales que permitió el abuso sexual de niñas por parte del pedófilo, encontrado muerto en su celda el pasado año. Los miles de archivos que conforman el caso se están publicando gradualmente.
Por ABC
Sus abogados han instado al Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos que revisen la orden del juez de hacer público el testimonio de la madama que contiene información «íntima, sensible y personal que viola su derecho a no autoinculparse y pone en peligro un juicio justo porque los jurados podrían mostrar prejuicios».
Todavía no se ha decidido sobre el asunto, pero en la audiencia que tuvo lugar el pasado martes, la jueza Rosemary Pooler sugirió que Maxwell podría haber sido utilizada por Jeffrey Epstein, dejando caer que podría ser otra víctima del ya desaparecido. «La señorita Maxwell también puede ser una víctima, ¿no es cierto?», dijo la jueza a la vez que aclaraba que respetaba por completo el trabajo y la investigación llevada a cabo hasta ahora.
La socialité británica, que fue detenida el pasado 2 de julio en New Hampshire, se declaró inocente de los cargos de haber ayudado a Epstein a reclutar y preparar a niñas menores de 14 años para participar en actos sexuales ilegales a mediados de la década de 1990, y no culpable de perjurio por haber negado su participación bajo juramento.
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