Con la visita de unos 300 usuarios, personal de mantenimiento activo y la maleza bastante alta, el Parque del Este, oficialmente Parque Generalísimo Francisco de Miranda, reabrió sus puertas al público este martes, tras 7 meses de cierre por la llegada de la pandemia Covid-19 al país.
Raylí Luján / La Patilla
Corredores y deportistas fueron los primeros en pisar nuevamente las caminerías que cubren al menos 64 hectáreas de superficie, frente a la avenida Francisco de Miranda de Caracas. Desde las 6 de la mañana fueron llegando paulatinamente quienes habían podido conocer la información sobre los horarios, que circuló en redes sociales la noche del lunes.
La autorización para que abrieran parques y otros espacios públicos durante la semana de flexibilización fue anunciada el pasado domingo por Nicolás Maduro, sin embargo, hasta ayer muchos en los sectores incluidos no tenían clara la logística que aplicarían. De acuerdo a la publicación que compartieron en Twitter varios usuarios del Parque del Este, el aforo sería del 40% de su capacidad -unas 1.200 personas-. Víctor Maduro, de Inparques, aclaró en la entrada del lugar que no habría límite.
“Hemos recibido unas 250 personas hasta el momento. Esperábamos más, pero suponemos que apenas es el primer día y que será el fin de semana que se acerquen más personas”, indicó alrededor de las 10:30 de la mañana, cuando ya había transcurrido más de la mitad de la jornada que culminaría a la 1 de la tarde.
Mientras tanto, otro compañero de Víctor se encargaba de rociar con antibacterial a todo el que fuese ingresando. Efectivos de la Guardia del Pueblo se mantenían en los alrededores así como otros trabajadores de Inparques. Más adelante, se encontraba un grupo de bomberos y funcionarios de la Policía Municipal atentos a los alrededores.
El parque, a esa hora, lucía desolado. Brian y Noelis, de 22 y 23 años de edad, dijeron haber entrado al lugar luego de sorprenderse al verlo abierto cuando pasaban por allí. Antes de la pandemia eran usuarios frecuentes, aún así, confesaron que no habían estado atentos a su reapertura. Les alegró poder volver a sus espacios y tener un momento de esparcimiento que no habían encontrado sino en el bulevar de Sabana Grande en todo este tiempo.
El señor Iván, de 74 años, quien caminaba todos los días allí a las 7 de la mañana, sostuvo que acudió en este primer día por casualidad, al verlo abierto en su caminata diaria en la cercanía. Aunque le contentó la decisión de reabrirlo al público, lamentó que esta no aplique para los días de radicalización de cuarentena.
“Así no funciona porque se pierde la rutina”, dijo al cuestionar también la falta de mantenimiento en las áreas verdes, donde la grama había recuperado terreno y empezaban a ser atendidas, al menos en algunos puntos, por parte de los trabajadores presentes.
Tres de ellos, que se dedicaban a recuperar la zona cercana al estacionamiento este, donde fueron ubicadas algunas de las súper cisternas que llegaron al país en mayo y son llenadas con el agua de manantial que ingresa al parque, explicaron que la reducción de personal y la falta de maquinaria es lo que ha afectado el trabajo de desmalezamiento.
“Éramos 1.000 trabajadores aproximadamente antes del cierre por el virus, entre personal de esta empresa contratada para el cuidado del parque y los de Inparques, ahora somos como 100 nada más y no damos abasto. Muchos se han retirado porque no tenían como venir, por la falta de transporte o efectivo, y también porque el salario no daba para eso”, apuntó una de las trabajadoras, residente de los Valles del Tuy.
Agregó que a pesar de que el resto del personal venía acudiendo todos los días para las labores, el hecho de que el horario fuese restringido hasta el mediodía les impedía cumplir con el mantenimiento en todas las áreas. “El monte ha crecido muy rápido por las lluvias también y se necesitan máquinas voladoras que no hay suficiente. Antes del virus habíamos dejado todo listo para una reinauguración bonita y el Covid-19 retrasó todo”, señaló.
En relación a los animales del parque, Víctor Maduro destacó que durante los 7 meses que estuvo cerrado, se mantuvieron las dietas respectivas para cada uno. En el caso de Caliope, la perra de agua fallecida, explicó que esto obedeció a una depresión del mamífero por la soledad que atravesó.
Los monos también se han mostrado tristes. “Dependen de la gente que venga a verlos”, dijo otro trabajador que pasaba cerca. Hasta ahora no se ha aprobado que los animales sean presentados al público estos días de semana. Las autoridades del Parque esperan poder hacerlo el fin de semana, una vez que aumente el número de usuarios.
Herlin Mata, un joven que acudió con su hijo de 2 años buscando distraerlo del encierro en casa se dedicó a pasear con él por las caminerías al saber que aún no estaban a la vista los animales, a excepción de los monos. Otras pocas familias con sus hijos, así como grupos pequeños de jóvenes en el lugar hicieron lo propio.
No todos los espacios están abiertos, las canchas permanecerán cerradas y también el Planetario Humboldt, para evitar aglomeraciones. De acuerdo a Víctor Maduro, este último se encuentra en perfecto estado. Desmintió las denuncias en redes sociales sobre su deterioro y alentó a su visita próximamente, como venía ocurriendo antes de marzo, tres veces a la semana.