Esta es la historia de una mujer que llevó Internet a la zona rural de Urabá, logrando que 200 estudiantes y pobladores locales se conectaran. Su labor fue reconocida por la reina Letizia, de España, por el impacto en la comunidad.
Por El Espectador
¿Quién es Ceneris Espitia?
Sanpedreña, 39 años, ama de casa, con dos hijos adolescentes, madre soltera, soñadora, muy soñadora, la atrevida de traer un proyecto de Internet hasta mi comunidad del cual se benefician muchas personas, arriesgándonos con la pandemia, y con ganas de salir adelante y sacar a mis hijos adelante.
¿Dónde queda San Pedro de Urabá?
En la zona del Urabá antioqueño, a hora y media del municipio de Turbo. Mi vereda queda al sur de San Pedro de Urabá; se llama La Cabaña, donde vivo con mis hijos y rodeada de mi familia también.
Vayamos al comienzo. ¿Cómo se le metió la idea de buscar internet para sus hijos y la comunidad?
Hace seis años, cuando me radiqué, me entró esa curiosidad de la conectividad, que fuera una realidad. Ya teníamos el bachillerato en la vereda, pero yo siempre decía que faltaba internet, que los muchachos tuvieran acceso. Ya mis hijos lo conocían, porque accedieron a él en el pueblo, en Currulao, y yo creía que ellos se iban a atrasar. Una vez el colegio se ganó un proyecto de conectividad, vino una empresa, pero no fue posible por temas de altura; nosotros vivimos como en un hueco, entonces no fue posible. Yo seguí, pero estaba pasando por una dificultad económica, me iba a ir a Medellín a trabajar en una casa de familia como empleada doméstica y tenía que dejar a mis hijos solos.
¿Y entonces qué pasó?
Me llegó la información sobre la empresa que ofrecía Internet satelital y enseguida los contacté como pude. Pregunté muchas veces si era posible que llegara adonde yo vivía, me visitaron, hice la gestión y me propuse traer Internet a la vereda. Y así fue, ¡lo logré!
Para poder acceder a internet debía moverse 45 minutos por zona rural, incluso cruzar un río.
Mi hijo estaba en bachillerato y mi hija en primaria. Fueron pasando uno y dos años, les dejaban trabajos para investigar en internet y yo decía: ¿cómo los profes les dejan esos trabajos si ellos saben que aquí no hay Internet? No teníamos medio de transporte para ir al pueblo, a San Pedro. Con el invierno, el río se crecía y me daba mucho miedo, entonces no había manera de hacer las tareas. Nos tocaba llamar a mis hermanos, que están por fuera, para que ayudaran.
Por la necesidad surgió la idea
Yo estaba en ese dilema de irme para Medellín, ahí le agradezco al papá de mis hijos porque él los llamaba. Entonces hablé con él, le dije que aquí no había trabajo, que se podía traer el Internet y que podría ser una fuente de ayuda para los niños, y de ingresos para pagar los gastos, la alimentación. Él nos apoyó y nos mandó el dinero para pagar la instalación.
¿Cómo entraron Empropaz, Bancamía y todos los demás actores?
Fue una casualidad de la vida. No tenía dónde poner el Internet, ya lo había conseguido, pero donde yo vivo es muy lejos, no iban a venir los muchachos porque tenían que pasar el río. Entonces nos fuimos con mis hijos y visitamos al líder de la comunidad, le comenté la idea, me apoyaron y me prestaron la casa comunal de la vereda para poder poner el servicio. A los dos meses de estar con el servicio, me llegó una invitación a una reunión en San Pedro de Urabá. Me gusta escuchar sobre temas sociales, entonces llegué a la reunión y conocí Empropaz, conocí al asesor Víctor Blanco. Había que presentar proyectos y yo llevé uno piscícola y el de internet. Él me animó, me dijo que lo de Internet era innovador, me inscribí en el programa y a los días me llamaron, había pasado mi proyecto. Era la emprendedora que vivía más lejos, me visitaban y me enseñaban cómo llevar una contabilidad, hacer un proyecto de vida, un plan de negocio, cómo ofrecer un buen servicio, y ahí conocí a Bancamía, que me dio acceso a un crédito para mi negocio.
¿Cómo está su emprendimiento?
Empezó como algo para mis hijos, pero se volvió una solución para la comunidad. Lo puse en frente del colegio, un mes de enero, y apenas empezaron las clases le ofrecí a la rectora ponerle servicio a ellos para la parte administrativa y los docentes. Les encantó la idea, entonces les puse el servicio, rodó el voz a voz, los muchachos se quedaban investigando después del colegio, los papás empezaron a hablar conmigo, porque yo les decía que sus hijos estaban aquí averiguando sus tareas. Llegó la pandemia y ha sido difícil. Mi principal clientela, que es el colegio, cerró. Me quedé sin local. Seguí gracias a una familia de la vereda, que me ofreció un espacio para brindar el servicio. Llegó la otra modalidad de estudio y los muchachos debían estar conectados; me arriesgué con mis hijos y en esa casa de familia ofrecemos el servicio en tiempo de pandemia. Ahí estoy, luchando, con ganas de organizar un local. Ya conseguí el espacio con la comunidad para construirlo, organizar con una impresora multifuncional, fotocopias, escanear documentos y poder conseguir unos equipos. En eso estoy para no dejar de ofrecer el servicio.
Hoy, ¿cómo vende el servicio?
Gracias a Dios la mayoría tienen su teléfono celular. Yo tengo un computador para los que no tienen celular, les pongo la contraseña, y les vendo media hora, una hora, dos horas y en mi teléfono cuento el tiempo. La hora la vendo a $1.000, media hora a $500, también los quince minutos; en lo que necesiten yo les colaboro.
Ceneris, por ser incansable y atreverse, estuvo en un evento organizado por la Fundación Microfinanzas BBVA, con Letizia, la reina de España, donde la destacó como la emprendedora ejemplar de Colombia.
Jamás en la vida se me pasó que yo pudiera estar en un evento de esos tan importantes; no lo creía. Les decía a todos: ¿pero por qué yo? Te lo ganaste, me decían, por tu berraquera. Agradecida con Dios, con la fundación microfinanzas del BBVA, con Bancamía, con Empropaz. Cuando yo escuché mi nombre en los labios de la reina Letizia no lo podía creer. Fue virtual y me emocionó demasiado, no me imagino si hubiera podido estar allá personalmente. Eso me ha dado más ganas de seguir porque hubo momentos en donde quise cerrar. Ella me elogió por lo que hacía, y voy a seguir. Esta pandemia tiene que pasar y eso me dio más ánimo para poder seguir adelante.
¿Qué se viene, Ceneris, en medio de toda esta situación tan compleja, donde las que sacan la cara son mujeres incansables como usted?
Organizar mi negocio, mi sala de Internet, hacer mi local, buscar la forma de ofrecer más servicios, como recargas de energía y de telefonía celular. Quiero organizar una papelería de todo lo que se necesita en el colegio; tener varios computadores, porque hay muchos muchachos que no tienen teléfono celular. Que mis hijos estudien y yo también quiero seguir estudiando, así sea de manera virtual, porque me gusta estudiar. Tener mi negocio bien organizadito.
¿Y qué quiere estudiar?
Soy buena para relacionarme con las personas, entonces me gustaría hacer un secretariado.