Muy antes, legítimas e indispensables, incluso, invocadas por quienes ejercen el poder en lo que va de siglo. La izquierda insólita no tiene reparo alguno en perseguir y reprimir cualquier disidencia, aunque ha desarrollado habilidades para la extorsión de las atemorizadas autoridades universitarias.
Ahora, la movilización y la protesta están vedadas en los propios espacios universitarios al operar el silencio interesado para no irritar a la usurpación. Apenas, una queja por el ridículo presupuesto asignado y, al mismo tiempo, el fervoroso agradecimiento por el literal obsequio de portátiles electrónicas que las creen suficientes para hablar de la tele-educación, como es el caso de la UCV.
Todas las universidades públicas intervenidas de un modo u otro, intentan pasar por debajo de la mesa, aunque ya las hay decididas para las “elecciones” de acuerdo al mandato ministerial, como en la USB. Total, hay sectores de la oposición que ofician en los altares del diálogo o, pretendiéndose – nada más y nada menos – como contraparte del régimen, se aprestan a la rifa de algunas curules que concederá para el 6-D.
El estudiantado que reniega de los inmensos sacrificios de 2017 que, además, forzó al exilio a muchos de sus líderes naturales, descaradamente llaman al reinicio y a la normalización de las clases en sintonía con las autoridades que las desean, pero todavía no se atreven a dar tan atrevido, riesgoso y anti-histórico paso que os desenmascarará. Los unos y los otros, aún no entienden del peligro existencial que padece la universidad misma, por la que tienen que echar el resto, sino que procuran aprovecharse de sus dolorosos vestigios.
Celebran todos, esta semana que va del 21 de noviembre al 5 de diciembre con el día del estudiante y del profesor universitarios, pero – obligada la retórica – no escudriñan lo que realmente ocurrió en 1957 para que Venezuela se librara de la dictadura de Pérez Jiménez. Nada casual, al festejar el primer aniversario de las protestas, esa izquierda insólita que clamó por libertades y justicia social, sentó literalmente armados a sus camaradas cubanos en el Aula Magna. Entonces, estas contradicciones actuales, las que incluyen a profesores y estudiantes acomodaticios y verborreicos, tiene por origen una paranoia política perfeccionada por el socialismo.