Un grupo de científicos de la Universidad de Zurich en Suiza utilizaron ratones para comprender mejor cómo los impactos de un trauma en los primeros años de vida podrían transmitirse de generación en generación a través de los cambios que ocurren en la sangre.
Por PijamaSurf
Los resultados publicados en la revista Embo confirman la hipótesis de que la sangre envía señales de estrés a las células reproductivas, es así como transmiten el legado del trauma a la siguiente generación.
En el estudio, los científicos involucrados compararon primero la sangre de los ratones que experimentaron un traumatismo en los primeros años de vida con la sangre de los ratones de control. Después, observaron algunas diferencias significativas en el metabolismo de los lípidos (grasas), ya que la sangre de los ratones traumatizados mostraba niveles mucho más altos de ciertos ácidos grasos poliinsaturados. Luego observaron que esos mismos cambios se encontraban también en la descendencia de los ratones traumatizados.
Para seguir con las conclusiones del experimento con los ratones, el equipo evaluó a 25 niños de un orfanato de Pakistán que habían perdido a su padre y estaban separados de su madre. Compararon muestras de sangre y saliva con las de otros niños y encontraron que los niños huérfanos tenían niveles más altos de varios lípidos, al igual que los ratones traumatizados.
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