¿Y qué hizo el Rey Salomón?
En el caso del niño, ordenó picarlo por la mitad y darle a cada una de las mujeres “una parte”. Para que la que buscara lo mejor para el niño desistiera de su reclamo y así identificarla. En efecto, una de las mujeres renunció a sus afirmaciones y la otra no lo hizo. Finalmente, entregó el niño a aquella que renunció para que el niño no fuera picado en dos.
¿Y con Venezuela?
Advierte que nuestros dos litigantes han estado bastante cómodos con una Venezuela “picada en dos toletes”. Sabe que a pesar de lo parecido, la naturaleza de la relación afectiva de ambos con el país es muy diferente. Además, ellos mismos se han encargado de “picar en dos” al país. Venezuela es víctima de estas dos facciones que buscan mantenerse en el poder sin importar nada más que sus aspiraciones. Su situación es más desventurada que la de aquel infante. Y así, no le queda más que lanzarse en forma de 16 niños y un puñado de adultos al mar en busca de supervivencia; y ya en Trinidad, ser devuelta al mar para, en el mejor de los casos, terminar de nuevo en manos de sus captores. La crueldad de Trinidad con nuestros niños, es reflejo de la crueldad de la sociedad mundial actual con la infancia abandonada y con la pobreza. Pero no dejemos por fuera a los verdaderos responsables. El país no tiene ninguna necesidad de estar pasando por esta situación.
¿Qué decisión toma el Rey Salomón?
Salomón decide que es hora de debilitar el poder de estas dos facciones y decide “llamar a votar”. Hay que votar para ir liberando a Venezuela de sus plagiarios. Hay que fortalecer a los partidos políticos a través del voto. Hay que orientar la participación ciudadana al voto. Hay que ir progresiva y sostenidamente ejerciendo presión electoral sobre quienes pretenden quedarse usurpando espacios y jerarquías a través del miedo, el chantaje y la mentira. No es fácil, no es rápido, pero es la vía más directa a la liberación de Venezuela.
¿La participación no es de alguna forma legitimar a Maduro?
Esa es la trampa que hay que sortear. Ese es su juego discursivo: “si no participas gano y si participas también porque me legitimas” ¡Es mentira! Si a un boxeador le roban la pelea los jueces, y luego de robado le ofrecen la revancha, éste les arranca de la mano la oferta ¿Quieres otra pelea? ¡Pues vamos! Iremos hasta que se te haga imposible robarme. Eso no legitima nada ni a nadie. Todo el planeta sabe lo que está pasando en Venezuela. Y por cierto, bastante provecho han sacado algunos de la situación tan penosa que estamos viviendo. Nunca me cansaré de imaginar cuánto estará “embolsillándose” el famoso “Juez Garzón”, ahora convertido en defensor de Alex Saab.
Hay que romper con el chantaje discursivo
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