Si bien la primera responde a los interés de la justicia, pues se busca castigar a quienes han asesinado, torturado, ejecutado sumariamente y desaparecido forzadamente a opositores; la segunda es una treta más del régimen para dilatar el proceso del primero e impedir que se inicie la investigación formal y se abran los juicios correspondientes en contra de los autores, algunos ya señalados en informes de órganos internacionales, como el de la Misión de Determinación de Hechos que señaló la cadena de mando responsable de estos crímenes, lo que no se había hecho nunca antes.
El régimen sabe que tarde o temprano sus jerarcas estarán en el banquillo de los acusados. Ahora buscan engañar a la Fiscalía diciendo que se han abierto procesos en contra de los responsables de sus propios crímenes y ello solo para complicar la fase de complementariedad que se supone debe avanzar, pues en Venezuela no hay justicia; pero ellos lo intentan y retrasan.
Lo cierto y paradójico y más aún, lamentable de todo esto, es que quienes representan a los responsables de los agentes activos de esos delitos, incluso señalados por crímenes internacionales, el Fiscal usurpador William Saab y otros, hayan sido recibidos por la Fiscal que se encarga de la acusación quien más allá de la postura que por la investidura de su cargo y funciones está obligada a mantener, se fotografió con la sonrisa propia de quien vence y se burla. No hay que ser penalista ni internacionalista para concluir que este recibimiento es una ofensa a la Justicia Penal Internacional y a la misma Corte Penal Internacional creada para sancionar los crímenes mayores que ofenden a la comunidad internacional, como son los de lesa humanidad y prevenirlos.
Todo parece indicar que la sociedad internacional sigue sin rumbo en la lucha contra la impunidad.
@CarmonaBorjas