Desde enero hasta el 30 de noviembre al menos 19 reclusos, que estaban detenidos en comisarías policiales y militares, ubicadas en el Área Metropolitana de Caracas, murieron por distintas circunstancias. Las principales causas de muerte de esa población estuvieron asociadas a causas de salud, como tuberculosis y enfermedades respiratorias, de acuerdo con el subregistro que maneja Una Ventana a la Libertad.
Sin embargo, durante estos 11 meses se registraron homicidios en algunos centros de detención preventiva y otras muertes que, según averiguaciones policiales, pudieran ser asesinatos.
Enero
El primer privado de libertad que murió este 2020 en CDP de Caracas fue Giovanni Triana, de 21 años de edad y cuya cédula de identidad era 26.488.215. Una Ventana a la Libertad confirmó su defunción con personal médico del Hospital Vargas, quienes refirieron que el recluso fue trasladado al centro asistencial el viernes 24 de enero por complicaciones de salud.
El interno, que estaba detenido en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana de Boleíta, también conocidos como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por obstrucción intestinal. Sin embargo, falleció en la madrugada del sábado 25 de enero, refirieron fuentes médicas que explicaron que el difunto también tenía tuberculosis.
Febrero
El 25 de febrero UVL confirmó una segunda muerte en la PNB de Boleíta. En plenos carnavales, Rosangela Herrera reportó la muerte de su hijo Deiner Alexander Rodríguez Herrera, quien falleció por tuberculosis.
Ese día, las 9:21 de la noche, la mujer recibió una llamada desde un calabozo de la Policía Nacional Bolivariana, ubicada en Boleíta. Uno de los detenidos en esa comisaría la contactó para informarle que su hijo murió en la celda conocida como King Kong.
En ese entonces, este fue el testimonio que la mujer dio a Una Ventana a la Libertad: “Mi hijo estaba mal desde octubre, pero nunca dieron con lo que tenía. Al principio, que lo sacaron para el Hospital Pérez Carreño, me dijeron que tenía el colon irritable, luego me dijeron que tenía unas bacterias en el estómago. Pero nunca se curó, al contrario, no comía casi, tenía dificultades para ir al baño y, desde hace unas semanas, usaba pañales y uno de sus compañeros lo ayudaba a asearse. Mi sorpresa es que en la morgue de Bello Monte me dieron la autopsia en la que se indica que la causa de su muerte fue tuberculosis en los pulmones”.
Ese mismo día otro recluso murió en la sede de la División Antiextorsión y Secuestro del Cicpc, ubicado en El Hatillo. La muerte de Maico Torres generó castigos a la población reclusa con la suspensión de visitas, incluso antes de la pandemia. Mientras que los internos y sus familiares aseguran que el recluso se suicidó en el calabozo policial, pues supuestamente sufría de depresión, los funcionarios encargados de la custodia de ese CDP aseguraron que el privado de libertad fue asesinado por sus compañeros de celda.
Mayo
El 4 de mayo el comité de familiares de la población reclusa detenida en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicados en Boleíta, confirmaron a Una Ventana a la Libertad que falleció otro recluso que tenía tuberculosis.
Aunque no fue posible confirmar la identidad del interno, con esta muerte sumaban, para ese entonces, tres los detenidos que habían fallecido en ese CDP por tuberculosis.
El 30 de mayo otro interno murió por tuberculosis. El recluso fue identificado como Henry Cordero Brian Vásquez, de 19 años de edad, quien falleció en el hospital Domingo Luciani pasadas las 11 de la noche. Sus familiares relataron a Una Ventana a la Libertad que su pariente fue diagnosticado de tuberculosis en enero de 2020. El joven también tenía desnutrición.
20 días antes, el 10 de mayo, la fuga de siete reclusos que estaban detenidos en la sede del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestros (CONAS) de la Guardia Nacional, ubicada en Prados del este, dejó al menos dos internos muertos en un presunto enfrentamiento durante un procedimiento de recaptura.
Otro de los casos que se reportó en mayo fue confirmado por miembros del comité de familiares de la población reclusa detenida en los calabozos de la PNB de Boleíta, quienes informaron a UVL que un recluso de la celda 7 de ese CDP había muerto.
El interno fue identificado como José Viva. El recluso falleció el miércoles 20 de mayo después de haber sido trasladado de emergencia el hospital Domingo Luciani, en El Llanito, por presentar molestias y líquido en los riñones. Sin embargo, en el centro asistencial murió de un parto respiratorio.
Una Ventana a la Libertad contactó en ese entonces a la esposa del difunto, quien dijo que su pareja sí había fallecido. Sin embargo, no quiso hablar. “Nada de lo que ustedes hagan logrará que le devuelvan la vida a mi esposo. Pidan mejores condiciones por los privados de libertad que están allí, porque mi esposo ya murió”, manifestó la mujer.
Junio
El martes 23 de junio de 2020 el cuerpo de un recluso que estaba detenido en los calabozos de la Subdelegación del Cicpc de El Llanito cumplió 10 días en la morgue de Bello Monte. Aunque sus familiares tenían una campaña con sus conocidos, a través de Whatsapp para recaudar fondos, no habían logrado la meta en esa fecha.
El privado de libertad, que murió de tuberculosis en ese centro de detención preventiva el domingo 14 de junio, se llamaba Luis Eduardo Pérez Suárez. Tenía 23 años de edad y estaba detenido en ese CDP desde octubre de 2019.
Aunque el difunto presentaba síntomas de tuberculosis desde 2019, nunca fue trasladado a un hospital. “Nunca los policías nos autorizaron su traslado a un centro asistencial y él se infectó desde los primeros días que estuvo preso”, refirió un familiar del interno a Una Ventana a la Libertad.
Diez días antes, el 13 de junio, un interno que estaba detenido en los calabozos de la Subdelegación del Cicpc de Santa Mónica falleció después de descompensarse por complicaciones con un absceso que tenía en un costado. El difunto fue identificado como Raúl Gelder, de 34 años de edad, según El Diario El Universal.
Agosto
El 3 de agosto otro privado de libertad que estaba en la PNB de Boleíta murió de tuberculosis. Familiares de Ramón Antonio Martínez, de 29 años de edad, confirmaron que el hombre nunca recibió atención médica, pese a que desde 20 antes días de morir presentó complicaciones.
En ese mismo mes de agosto un recluso que estaba detenido en la Subdelegación del Cicpc Simón Rodríguez murió de tuberculosis. Una Ventana a la Libertad lo confirmó con un funcionario de la policía científica en el levantamiento de data oficial. Sin embargo, no fue posible confirmar su identidad.
En agosto UVL también recibió la confirmación de un recluso que estaba detenido en la Subdelegación del Cicpc El Llanito. Familiares de la población reclusa de ese CDP informaron que el difunto se llamaba Héctor, pero desconocían su apellido y su edad. El hombre también tenía tuberculosis.
Septiembre
Un recluso que estaba detenido en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicados en El Valle, murió el domingo 20 de septiembre. Aunque la autopsia del interno refiere que la causa de muerte es traumatismo craneoencefálico severo, se desconoce si el recluso fue golpeado en la cabeza o si tuvo una lesión al caerse, por lo que los móviles del caso que se manejan son asesinato y accidente.
Una Ventana a la Libertad confirmó que los familiares del interno acudieron a la morgue de Bello Monte, pero se negaron a declarar.
Fuentes extraoficiales confirmaron a UVL la identidad del difunto: David Cedeño Blanco. Pero no indicaron su edad. “El difunto fue trasladado al hospital Periférico de Coche, sin embargo, murió en ese centro asistencial”, precisó un funcionario de la medicatura forense.
Octubre
Otro interno murió en los calabozos del Eje de Homicidios del Cicpc El Llanito. La muerte más reciente se registró este domingo 04 de octubre en la madrugada.
El recluso fue identificado como Juan Carlos Carrero, de 23 años de edad, confirmaron fuentes extraoficiales a Una Ventana a la Libertad.
UVL confirmó que Carrero tenía un año y seis meses detenido en ese CDP por el delito de homicidio.
16 días después, las malas condiciones de reclusión en los calabozos de la Policía Municipal de Caracas (Policaracas) ocasionaron un accidente que terminó con la muerte de uno de los reclusos de ese CDP. Freddy Alexander Ochoa Itriago, de 20 años de edad, murió tras recibir una descarga eléctrica cuando preparaba alimentos con una cocina que conectó con dos cables de alta tensión que colgaban de uno de los calabozos de la población masculina.
El accidente se registró el lunes 26 de octubre. El interno sufrió la descarga eléctrica al mojarse con el piso. Ochoa fue bombeado a la pared y, aunque fue trasladado al Hospital Pérez Carreño, falleció en ese centro asistencial.
Tres días después, el 23 de octubre, se registró un homicidio en el interior de los calabozos de la PNB de Boleíta. Un recluso fue asesinado con arma blanca por parte de otro interno. Al parecer, el hombre fue castigado por haber robado un celular en ese CDP. Lo que en el submundo carcelario es conocido como irrespetar la “rutina” o comerse la luz”. Una Ventana a la Libertad confirmó esta información con más de tres fuentes distintas. Pero ninguna de las fuentes consultadas tenía la identidad del hombre asesinado.
Noviembre
Un hombre de 54 años de edad, que estaba detenido en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana de Boleíta, también conocidos como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, murió el lunes 9 de noviembre. Aunque el interno tenía hepatitis, sus familiares notaron que en el cuerpo presentaba golpes.
El privado de libertad fue identificado como José Manuel Hernández. Sus familiares relataron en la morgue de Bello Monte al medio Caraota Digital que desde hace varios meses el hombre tenía hepatitis. Sin embargo, no llegó a recibir tratamientos porque sus parientes no tenían los recursos para llevarle medicinas.
El 22 de noviembre dos fuentes distintas confirmaron a Una Ventana a la Libertad que un interno que estaba en los calabozos de la Policía Nacional de San Agustín deL Sur murió en una ambulancia mientras era trasladado a un hospital por presentar asfixia. No fue posible confirmar la identidad del difunto.
En el mes de noviembre UVL documentó la denuncia de la madre de un exrecluso que, seis meses después de haber sido liberado en el Plan de Descongestionamiento de Calabozos Policiales, fue ejecutado en un procedimiento policial. Aunque esta muerte no forma parte del balance de muertes de población reclusa detenida en CDP ubicados en Caracas, en la organización consideramos importante registrar el caso.
Esto reportamos el 30 de noviembre:
Un exrecluso que estuvo detenido en los calabozos de la Policía Nacional de El Valle, durante un año y 10 meses, murió en un procedimiento policial del Cicpc seis meses después de haber sido beneficiado con la libertad por parte del Plan de Descongestión de Calabozos Policiales.
Una Ventana a la Libertad llegó a hacerle seguimiento al caso de ese exinterno, que fue identificado como Isai Adán Guipe Sánchez. Su madre, Jhinayka Sánchez, relató que su hijo fue asesinado por funcionarios policiales que a las 5 de la mañana del 16 de septiembre ingresaron a su vivienda, ubicada en la parroquia El Valle, con la excusa de buscar a miembros de la banda delictiva del “Loco Leo”.