Un verdadero alud de rechazos nacionales e internacionales recibe la usurpación de Nicolás Maduro por el fraude electoral cometido el pasado domingo.
Ningún país decente del mundo reconoce esos resultados y mucho menos el mamotreto de parlamento que de esa farsa se derivó.
Por el contrario sirvió para que el régimen de delincuentes que se ha instaurado en Venezuela. Una vez más, quedara desnudo ante el mundo.
Ademas, durante las ficticias parlamentarias realizadas por la usurpación, la sociedad venezolana pudo – como dice el viejo refrán – matar dos pájaros de un tiro, pues dejó al descubierto la debilidad del régimen y completamente solos a los llamados alacranes que se prestaron para convalidar el fraude electoral.
La apabullante abstención dejó sin máscara a Nicolás Maduro, ya que éste no esperaba que su tan cacareada maquinaria del Psuv se trancara como se trancó en la jornada de la falsa elección, cuando a pesar de las amenazas, de las promesas, del pago por voto y de tantas otras atrocidades, no pudieron evitar el derrumbe electoral de su votación.
El Psuv en la pasada fingida competencia comicial, cuando realizaron unas presidenciales viciadas, supuestamente obtuvo un poco más de 6.2 millones de votos (si es que le creemos a Tiby) y ahora, como por la pandemia no pudieron maquillar la asistencia a los centros electorales, tan solo lograron obtener un poco más de 2 millones de votos, es decir, una pérdida de por lo menos 4 millones de sus electores que se cansaron de ser utilizados por los enchufados de siempre.
La caída en apoyos – aunque abrumadora – aún es poca para lo que se merecen. Maduro no debería tener ni un solo voto más allá de sus cómplices que se han enriquecido a manos llenas a través del dolor de una sociedad hundida en la escasez de gasolina y gas doméstico, en una crisis de servicios públicos y en una inflación que no juega carrito.
La decisión de no acudir a convalidar el fraude y el engaño de Maduro, permitió que el mundo observara la debilidad del régimen con relación a su “respaldo popular”, tan solo menos del 20% de los venezolanos tuvieron aún el ánimo de darle el voto al Psuv, y resaltando que muchísimos lo hicieron bajo amenazas o a cambio de una bolsa de comida.
Además, este 6 de diciembre sirvió para repudiar a aquellos sectores que picados de alacrán decidieron prestarse para un show de baja monta que terminó en desastre para ellos y para sus amos de Miraflores.
Los alacranes – ya sean aquellos que se pintaron de blanco, anaranjado, aurinegros o verdes – se quedaron con las ganas de estafar políticamente a los venezolanos, pues la abstención fue la mejor bofetada de desprecio que ellos pudieron recibir.
Con el “tiro” de la abstención Maduro quedó desnudo, se certificó que está solo sin nada de apoyo en las bases de la sociedad venezolana, y a duras penas cuenta con el aval de los militares. Y, además se dejó en la lona – vía nocaout – a aquellos que usurparon las direcciones de algunos de los partidos democráticos de Venezuela.
Ahora es vital que la dirección de la oposición – real y leal – comprenda que no basta con acciones efectistas, sino que debemos optar por la Ruta del Coraje, esa que María Corina Machado viene planteando una y otra vez durante todos estos años.
Ojalá que no se pierda esta gran oportunidad de apretar las acciones para lograr el cese de la usurpación de una vez por todas.