No sé si de modo consciente o inconsciente
Procuro siempre el cuidado a mi diezmado espíritu
Y me sustraigo ante tanta tragedia a nuestro alrededor
Nada distinto a cuanto hacen los demás
Aquellos que se evaden de las diarias calamidades
Nunca he tenido estómago para lo abominable
No me apena
Creo que nadie, o muy pocos.
Apenas me las arreglo para enterarme de ellos
Sin que afecten en mucho mi ánimo.
Pero hay días de días
Hoy debo admitir que le huí de rompe
Fui deliberado
Sentí miedo a enterarme
Me aleje de la infausta noticia
Hice todo cuanto pude por no toparme con ella
Privilegié por mis asuntos
Escapaba de la consternación
Vi de soslayo la nota
Fui esquivo a la imagen
No soportaba detenerme en aquellos restos humanos
Sí, esos que llegaron flotando a las costas de Paria
Clamando justicia
Todo fue infructuoso
No pude
Y mejor así, apartarme me haría cobarde
Me condenaría de una “al lago que arde de fuego y azufre” que anuncia el Apocalipsis
La imagen, vista de pasada, volvió a mi mente
Y aquella nota que la acompañaba cinceló mi alma
“¡Tragedia en Guiria! Hallan más de 10 cadáveres tras naufragio de embarcaciones”.
Luego supe fueron 19
19 de 180 que ya suman al genocidio
Los muertos por el naufragio del hambre impuesto por Nicolás
Guiria, el lugar
Anclado en la costa de la península de Paria
Parte de la exuberante ¡Tierra de Gracia!
Esa que mira hacia Trinidad
Ahora hecha ¡Tierra de Desgracia!
Por obra del hambre y la injusticia
Por la mano del tirano
No demandaba esfuerzo imaginar el resto de la noticia
Una tragedia cantada
Un drama a producirse en cualquier momento
Los gritos de los últimos días presagiaban
funesto desenlace
Cuanto ocurre a diario en ese corredor marítimo
tras el portazo xenófobo del cómplice de la vecina isla
Anunciaba la fatalidad
Todos aquellos que echados de su tierra por el hambre Todos cuantos se atreven a cruzarlo
Podían ser víctimas del infortunio
Caer en el naufragio y la muerte
Estos restos humanos que devolvió el mar a la tierra de donde partieron
Llegaron como prueba del odio del alma miserable
De quien desde aquí los empujó
Y subrayan la bajeza vil
De quien desde allá los regresó
Ni uno ni otro podrán saborear el reposo de la paz ni escapar de la justicia terrenal o divina
Las víctimas, seres humildes, hombres, mujeres y niños Fueron por vida y encontraron la muerte
“Algunas veces -dijo Montaigne- huir de la muerte hace que corramos hacia ella”
Nos duelen hondo, muy hondo
Su injusta partida nos desgarra el alma
Nos mueve la ira