Este año nos enseñó a diferenciar claramente los sentimientos y las penurias, así como también, nos mostró la gran diferencia existente entre las necesidades humanas y el amor. Al mismo tiempo, nos enseñó lo siguiente:
– A respetar la muerte y a valorar la vida, a reconocernos mutuamente como seres humanos, como hermanos, como personas, como amigos.
– Nos enseñó que nada está dado por seguro. Debemos luchar para obtener logros significativos que faciliten las condiciones que permitan cambiar los esquemas existenciales.
– Nos enseñó a todos….a vivir mejor, más ligeros, llenos de amor, adquirir la perfección de las circunstancias y de la vida…la tolerancia, el respeto, la solidaridad, el amor propio y hacia los demás.
– Nos enseñó a ser Agradecidos con nosotros mismos y con el prójimo por que todo está donde debe estar y todo es como debe ser.
– Nos enseñó que los sacrificios no son en vano, porque el tiempo empleado en atender las preocupaciones de nuestro prójimo se convierten en experiencia, compasión y sabiduría.
– Nos enseñó que es necesario e importante auto reconocernos como seres vivos para obtener un autoconocimiento y valoración de nosotros mismos y con el mismo ímpetu reconocer los méritos y necesidades de nuestros semejantes.
Por estas enseñanzas hemos aprendido a manejar con humildad palabras importantes que refuerzan positivamente nuestra existencia en el diario vivir…tales como: Gracias, lo siento, te amo, te extraño, perdóname, discúlpame…un año, que de lo bueno obtuvimos sabiduría y de lo malo adquirimos un aprendizaje importante.
Entonces, sumemos todo lo bueno de nuestra espiritualidad y fraternidad para continuar el camino por recorrer, a pocos días de recibir el año 2021 hagámoslo en unión familiar, en armonía y en paz.
Nos ha ido bien “Gracias Díos Misericordioso por darnos una oportunidad de vida,” pero nos va ir mejor!.
@joaquinchaparro / Demócrata Cristiano