La periodista Anabel Hernández, especializada en temas de narcotráfico, dio a conocer en junio de 2020, que dos de los fundadores del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera e Ismael “El Mayo” Zambada entregaban información a las agencias de inteligencia de Estados Unidos.
La periodista se refería en concreto a la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés). La información le habría sido entregada por Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo” Zambada, quien está preso en una cárcel de Estados Unidos además de que fue testigo de la Fiscalía en el juicio contra el Chapo.
De acuerdo con “El Vicentillo” los dos narcotraficantes mantenían reuniones con la DEA para entregarles información sobre sus enemigos, específicamente los narcotraficantes del Cártel de los Beltrán Leyva.
La agencia estadounidense no se ha pronunciado sobre el tema y los abogados de Guzmán Loera tanto en México como en EEUU tampoco. Aunque durante el juicio que se siguió al narcotraficante en 2018 y 2019 en suelo estadounidense, sus representantes legales aseguraron que prefirió ser sentenciado a cadena perpetua que convertirse en testigo protegido.
Sin embargo, existen antecedentes en los que se señala a Guzmán Loera por haber tratado de negociar con la DEA a cambio de que Estados Unidos no pidiera su extradición.
En octubre de 1998 mientras estaba preso en el Centro Federal de Readaptación Social de Puente Grande, en Jalisco, de donde se fugaría por primera vez tres años más tarde, habría ofrecido entregar información a EEUU a cambio de que el gobierno no pidiera su extradición. Mike Vigil, ex director de Operaciones Internacionales de la DEA, confirmó a Infobae México que a petición del narcotraficante se reunieron con él en la cárcel un agente encubierto y un analista en temas de seguridad.
“Se presentaron como trabajadores sociales, el acuerdo era que se presentarían ante el Chapo con la contraseña de ‘Tito’”. Explicó que la reunión fue en una habitación cerrada y en cuanto mencionaron la palabra, el fundador del Cártel de Sinaloa entró en un estado de paranoía y se tiró al piso para asegurarse de que nadie los escuchaba del otro lado de la puerta.
“Él dijo que si no solicitábamos -el gobierno de EEUU- la extradición iba a darnos información de rutas y oficiales corruptos que colaboraban con los narcotraficantes, pero lo que ofrecía era información muy pobre, nombres de gente de poca monta que no nos servía para nada”, aseguró Vigil vía telefónica.
La negociación del Chapo con la DEA no llegó a concretarse y luego de dos fugas de cárceles de máxima seguridad en México, una de ellas a través de un túnel, Guzmán Loera fue recapturado y extraditado a Estados Unidos en enero de 2017.
El 9 de mayo de 2016, un juez de México aprobó la solicitud del gobierno de EEUU para extraditarlo y desde octubre de ese año, un magistrado federal había ordenado la medida, pero su abogado insistió en presentar dos recursos más que fueron rechazados.
“El Gobierno de la República informa que el día de hoy el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal en la Ciudad de México, determinó negarle el amparo y protección de la Justicia Federal a Joaquín Guzmán Loera en contra de los acuerdos del 20 de mayo de 2016 que conceden su extradición a los Estados Unidos de América para ser procesado por diversos delitos, al considerar que los acuerdos cumplieron con las normas constitucionales, los requisitos establecidos en el tratado bilateral y demás disposiciones legales vigentes para su emisión y que no fueron, ni han sido vulnerados, sus derechos humanos en los procedimientos instaurados”, se informó en un comunicado.
Guzmán Loera fue encontrado culpable de 10 delitos relacionados con tráfico de drogas y lavado de dinero y cumple una condena perpetua más 30 años adicionales en la cárcel de ADX Florence, en Colorado, conocida por ser la más brutal de Estados Unidos.
El Chapo pasa 23 horas del día en su celda, no tiene contacto con otros reos y sólo tiene oportunidad de ir al patio una hora al día y adentro de una jaula.