Un Donald Trump a punto de acabar su Presidencia y privado de sus armas de difusión masiva llegará este miércoles a Palm Beach (Florida) para instalarse en su club Mar-a-Lago con una pregunta rondando en el aire: ¿Volverá a intentar la conquista de la Casa Blanca en 2024?
Trump tiene prevista su llegada al aeropuerto internacional de Palm Beach a las 11.00 horas (16.00 GMT), aproximadamente una hora antes de que el demócrata Joe Biden asuma como el presidente número 46 de Estados Unidos en una ceremonia en Washington a la que él decidió no asistir.
El republicano prefirió reunirse con los suyos en Florida, un estado “importantísimo” para sus futuras aspiraciones políticas, según dijo a Efe este martes el estratega republicano Alfonso Aguilar.
“Se equivocan los que escriben el obituario político del presidente Trump”, enfatizó Aguilar.
Subrayó que hay que reconocer sus logros a pesar de los eventos “deplorables y bochornosos” del 6 de enero, en los que sus partidarios asaltaron en Capitolio.
Horas antes del asalto, Trump les dijo a sus partidarios que no pensaba reconocer nunca la victoria de Biden en las elecciones de noviembre de 2020, porque fueron un “robo”, una acusación sin pruebas que sigue repitiendo hoy en día.
Se espera que la bienvenida a Florida sea multitudinaria, aunque de momento sus partidarios se mantienen callados en las redes sociales, las mismas de las que, después del asalto al Congreso, donde hubo cinco muertos, Trump fue expulsado como instigador de la violencia con sus mensajes.
Aguilar dijo que “hay que reconocer que el presidente creó el ambiente para que se llevaran a cabo” el asalto, pero enfatizó que “ha sido el presidente más consecuente de un término en la historia moderna de Estados Unidos, si consideramos sus logros, el milagro económico antes de la pandemia, que significó un impacto grande para las clases medias”.
MAR-A-LAGO, DE RESIDENCIA DE VACACIONES A DOMICILIO PERMANENTE
Sus anteriores viajes hasta Palm Beach y Mar-a-Lago, la “Casa Blanca de invierno”, como la llamó pomposamente, fueron casi siempre por vacaciones y normalmente entre Acción de Gracias (noviembre) y Semana Santa (en primavera).
Jugar al golf fue su principal actividad, según contaron en miles de reportes los periodistas que acompañaban al presidente republicano en esos viajes.
Pero esta vez viene para quedarse. Mar-a-Lago, una recargada mansión de fines de los años 20 convertida por Trump en un club privado en los años 90, es desde finales de 2019 su domicilio.
Antes de ser presidente, Trump se dedicaba a dirigir su grupo de empresas, pero tras la llegada a la Presidencia delegó esa tarea en sus hijos, que, según han publicado diversos medios, también van a establecerse en Florida.
Aunque cuando anunció que dejaba Nueva York, donde tenía domicilio en la Torre Trump, habló de que los neoyorquinos le habían tratado mal, los medios mencionaron que Florida tiene una ventajosa política fiscal para las grandes fortunas.
Pero también cuenta que en Florida goza de simpatías entre un porcentaje importante de la población, como demuestra su cómoda victoria en este estado en noviembre, en contra de los pronósticos de las encuestas, y con leales congresistas que le han seguido apoyando incluso después del asalto al Congreso.
Trece representantes y senadores de Florida se opusieron a la certificación de Biden en el Congreso, entre ellos Mario Díaz-Balart, Rick Scott y Carlos Giménez.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ganó el puesto con el respaldo de Trump y ha estado alineado a sus políticas en todo momento.
EN CUATRO AÑOS TODO PUEDE PASAR
Antes de dejar la Presidencia, Trump anunció sus aspiraciones de ser candidato a la Casa Blanca en las próximas elecciones y ya se han visto banderas y otra parafernalia con la inscripción “Trump 2024” en mítines y otras reuniones y se han recaudado millones de dólares para ese fin.
Pero está por ver si podrá hacerlo, pues todavía puede ser sometido a un juicio político en el Senado como presunto instigador de la violencia desatada por sus seguidores en el Congreso y en caso de ser hallado culpable, podría ser inhabilitado para cargos electivos.
Según explicó Gregory Koger, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Miami en un artículo publicado esta semana en la web de ese centro, si el Senado le abriese el juicio político antes de concluir su mandato, el proceso puede seguir adelante incluso después de la asunción de Biden.
Para cesarlo del cargo se necesitan dos tercios de los votos y para inhabilitarlo para cargos electivos, mayoría simple en una segunda votación.
La toma del Congreso hizo que el apoyo a una posible candidatura de Trump en 2024 haya bajado de manera acusada, según una encuesta realizada por Politico/Morning Consult del 8 al 11 de enero, pero aun así sigue siendo el que tiene más gancho en las filas republicanas.
El 42 % de los republicanos dijo que votaría por el presidente saliente dentro de cuatro años, mientras que a finales de noviembre el porcentaje era de un 54 %.
El vicepresidente saliente Mike Pence es el segundo con más respaldo, con un 16 %.
El periodista y escritor argentino radicado en EE.UU. Andrés Oppenheimer, que apoyó a Biden en las pasadas elecciones, no cree que Trump, al que acusa de haber intentado un “autogolpe” el 6 de enero, logre llegar de nuevo a la Presidencia.
Los obstáculos que debe enfrentar para lograrlo son “formidables”, incluyendo desde su edad -78 años en 2024- a juicios por algunas de sus actuaciones y posibles nuevas revelaciones sobre su conducta y también el “miedo a perder” otra vez, escribió en un artículo reciente.
Sin embargo, para Aguilar “la gente no se olvida de sus logros económicos”.
“Aunque su legado se ha mancillado por lo que ocurrió el 6 de enero, me parece que aun así es una figura muy relevante en el movimiento conservador y en el Partido Republicano (…) y si va a ser el candidato de aquí a cuatro años, ¿quién sabe?, eso es muchísimo tiempo en la política de Estados Unidos”, agregó.
EFE