No mires hacia otro lado, esto algo que nos puede afectar a todos en algún momento de nuestra vida. Está ahí, pero es invisible. Muchas veces no se manifiesta, ni siquiera por boca de quienes lo sufren. La tristeza, la soledad, el miedo o la ansiedad pueden desencadenar, si se agravan, problemas diversos de salud mental, hasta el punto de no querer seguir viviendo. Y todos podemos ayudar a prevenirlos, escuchando y dándoles importancia.
NOELIA PÉREZ // 20 MINUTOS
“La principal causa que hace que una persona decida acabar con su vida es, por desgracia, que sufre, y una persona no quiere sufrir”, afirma el presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González, que añade que el suicidio “no es algo que afecta a terceros, es una realidad que afecta a muchas personas, y muy cerca” pese a haber sido un tema tabú hasta hace no demasiado tiempo.
Sin duda, las cifras son desgarradoras: diez personas mueren cada día por suicidio en España y cada uno de esos falleciminentos afecta, “íntima y profundamente” a al menos otras seis personas. También es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años en todo el mundo, donde por cada persona que se suicida, 20 lo intentan. Y es que “Covid aparte, el primer problema de salud pública de España, de Europa y de Occidente es el suicidio”, asegura el presidente de la confederación.
Un verdadero problema que, debido a la crisis tanto sanitaria como económica que ha traído consigo la Covid-19, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han alertado que se pueden incrementar todavía más. Los confinamientos, las escasas relaciones sociales o el colapso de la Atención Primaria y, por tanto, también agotamiento de los trabajadores sanitarios podrían ser algunas de las causas.
De hecho, según datos de Salud Mental España, “el 93% de los países del mundo interrumpieron todo tipo de rehabilitación de salud mental” durante la primera etapa de la pandemia, afirma su presidente. Y esta “es una situación que nos desborda a todos”, pero aún más a la “gente que tenía problemas de estabilidad mental” previos y que puede “haber visto agravada su situación”.
“Esta situación que nos sorprende a todos, provoca incertidumbre, estrés, ansiedad, muchos trastornos del sueño, muchos problemas de alimentación, algún aumento de ingesta de alcohol, problemas de convivencia… en definitiva, la pandemia está afectando de una forma bastante importante a la salud mental de la población en general”, declara Nel González. Además, ahora, el personal sanitario “tiene encima una potentísima carga emocional porque la vida de la gente depende de su bien hacer. Entonces, son la gente más expuesta no solo a la infección, sino también a la carga emocional”.
De acuerdo con el presidente de Salud Mental España está Cecília Borràs: “La tensión psicológica cuando hay saturación sanitaria es necesaria, que no se lo guarden”, les aconseja. Ella lo sabe muy bien porque es una “superviviente”, tal y como se describe en una llamada telefónica con 20minutos. Cecília perdió a su hijo Miquel, que se quitó la vida cuando tenía solo 19 años, en 2009, y poder hablar con profesionales, amigos y familiares le ayudó en su duelo. “Cuando una persona verbaliza en voz alta y se oye a sí misma, y hablo por experiencia, aquello que pensaba que le parecía aterrador disminuye su intensidad. Pero para ello tienes que hablar en voz alta con alguien”, asegura.
“Existe una probabilidad alta de que si tienes una enfermedad mental grave pueda haber una conducta suicida, pero cualquier persona puede ser vulnerable cuando está viviendo una percepción de un hecho estresante que le pueda conducir a que no vea otra solución a lo que está viviendo”, añade esta catalana que ahora preside Después del suicidio (DSAS), asociación que fundó junto a su marido en 2012, y donde, además de trabajar con planes de prevención, tratan el duelo de otros “supervivientes” (ya han dado soporte y atención e información a más de 2.600), porque “hay riesgo de que el duelo de quienes hemos vivido una muerte previa por suicidio se convierta en patológico” y, en los casos (40%) en los que “la culpabilidad es tóxica”, el riesgo de suicidio es “cinco veces superior”.
Y es que, ante un problema detectado, no hay que desviar la mirada. “El principal fruto del estigma es la insolidaridad”, que juega en contra de quienes padecen cualquier tipo de problema de salud mental. También es el motivo de que “ni la gente busque apoyo, ni se hable de ello”, pero “hablar del tema” es “algo fundamental” también para que quienes sufran puedan salir del pozo en el que se ven sumidos porque “el suicidio se puede prevenir”.
Porque no solo tienen que hablar los “supervivientes”, también los que se ven ahogados por sus pensamientos, por sus problemas. Porque “no hay que tener complejos, hay que hablar de los miedos que tenemos, de cómo nos encontramos, hay que buscar apoyos, establecer redes que te permitan hablar con naturalidad de lo jodido que estás en ese momento que no puedes más, y después hay que pedir a los medios de comunicación que se informe adecuadamente de todo esto; está demostrado que hablar adecuadamente del suicidio, previene el suicidio”, comparte Nel González.
José, Andrés y Patricia son los claros ejemplos de que, tras verse en varias ocasiones en un pozo que parecía no tener fondo e, incluso, los dos primeros intentar quitarse de en medio, han reflotado y ahora sí disfrutan de la vida.
¿Cómo prevenirlo?
Quienes se encuentren en una situación de vulnerabilidad y sobrepasados por los problemas en los que se ven sumidos tienen varias opciones:
Acudir al médico de cabecera, a Atención Primaria, para que le deriven con un especialista en salud mental.
Recurrir a ONG como el Teléfono de la Esperanza (717 003 717) o la Confederación Salud Mental España, que dispone de 307 centros distribuidos por toda España y se puede acceder a ellos a través del número 91 507 92 48, enviando un correo electrónico a [email protected] o desde las redes sociales (@consaludmental).
Llamar a teléfonos gratuitos que los colegios de psicólogos han puesto a disposición de todos los ciudadanos a causa de la pandemia. También el ayuntamiento de Barcelona ha implementado un número gratuito y que no deja registro de llamada para que cualquier persona que se sienta en crisis pueda llamar, las 24 horas: 900 92 55 55.
No obstante, desde Salud Mental España aseguran que el suicidio es un “problema de Estado” y piden que se realicen cambios en las normativas y que la prevención se haga desde la educación: “Lo primero es que a todos nos eduquen en la escuela para aprender que en la vida hay color de rosa y también color negro. La educación emocional debe ser fundamental”.
También solicitan que, pese a que la pandemia actual lo aglutine todo “como es normal”, haya “los medios sanitarios suficientes a nivel público para que una persona que tenga algún problema pueda acudir a Atención Primaria y pueda contar con su médico de cabecera, que la mande a un psicólogo que le ayude”.
Pero aún y con todo eso, “tampoco solventaríamos la problemática”. “Nosotros reclamamos que exista una estrategia de prevención de suicidio a nivel de toda España de forma que todos los territorios puedan aplicarla y desarrollarla según sus posibilidades, pero que exista una estrategia a nivel de todo el Estado. Y para ello pedimos un teléfono de 3 cifras, similar al del maltrato, totalmente accesible y que esté disponible 24 horas del día de los 365 días del año”.