El 48 vicepresidente desafió sólo una vez al 45 Presidente, esa demostración solitaria de independencia, podría costarle el futuro político. De acólito a paria en un instante. Hacía pausa en sus discursos al mencionar a Trump para que la audiencia aplaudiera. Pero llegó el día del dilema entre la Constitución y su jefe. Se le exigía rechazar la certificación de la elección, pero era ilegal, anticonstitucional, y no estaba contemplado en sus atribuciones. El acto en el Congreso es protocolar y ceremonial, ir más allá, es mucho con demasiado. El papel del vicepresidente en el Senado para este caso está escrito; parecido a la del presentador que abre el sobre en los Oscar y lee quien ha ganado, sin tener voz ni voto en la determinación del triunfador.
¿Verá recompensada su lealtad institucional? Poco probable. Se encuentra en la peor posición política de cualquier ambición futura, no podrá evitar declarar a Biden como ganador; decepcionará a quienes creen Trump fue el vencedor y enfurecerá a los que consideran Pence tiene el poder de cambiar el resultado. Su mejor apuesta es resistir, esquivar y salir adelante sin irritar a las partes.
El trampolín a la Oficina Oval que tantos vicepresidentes han utilizado se ha ido. La base trompista se volvió contra él, y es cómplice de las acciones malas que se pudieran haber cometido, pero también beneficiario de los éxitos. Victoria sin precedente en el crecimiento económico, creación de empleo con el menor porcentaje en desempleo por décadas; reindustrialización, o repatriación de beneficios acumulados en el exterior. Mantener en la raya a China, disminución de la tensión en Corea del Norte, descabezaron a ISIS, presionaron los regímenes comunistas de Cuba, Nicaragua, Venezuela; sin iniciar un conflicto armado, para tranquilidad de madres y esposas, pero colocándose como enemigos de la poderosa estructura económica militar. Defendieron la familia, vida y valores de la cultura occidental, como ninguno desde Ronald Reagan. Lograron convenios de paz en el Medio Oriente con Israel, sus vecinos. Redujeron los impuestos federales, y USA llegó a ser autosuficiente en producción petrolera, incluso convirtiéndose en exportador, por primera vez en un siglo.
Atarse fue un camino correcto para convertirse en presidente, en realidad, el único. Imaginar su próximo movimiento es difícil. Parece obligado a distanciarse del ex presidente, pero cuando eres vicepresidente durante cuatro años, no es fácil ni creíble.
¿Sobrevivirá el trumpismo? ¿Pertenece el futuro a los patriotas? ¿Volverán a unir fuerzas Trump y Bannon? tienen trayectorias impresionantes reinventándose varias veces. Observar, evaluar es lo sensato. Un movimiento dando sus primeros pasos. Conociéndose lo difícil que en Estados Unidos un tercer partido se haga un lugar en la contienda electoral. ¿Podrá Mike Pence liderarlo? Imposible. Cuando su acto memorable marca el comienzo del 46 presidente. Los militantes de MAGA lo consideran un traidor, una amenaza. Y cualquier crédito que pudiera recibir por certificar la victoria demócrata proviene de quienes nunca votarían por él.
El ascenso y caída de Pence es emblemático como el de tantos que se unieron a la administración 2017-2021. Cuando el conservador de cabello plateado, modales suaves, popular entre los evangélicos aceptó convertirse en compañero de fórmula, su carrera estaba en peligro. Era gobernador oscuro, insípido, que se enfrentaba a una difícil campaña de reelección. Donald Trump lo rescata de una pérdida segura y desde el principio el 48 vicepresidente se preocupó por un presidente que necesitaba constante validación. Se mantuvo en el mensaje incluso cuando no había. Defensor implacable. Una y otra vez, le dio cobertura y respondió por él. Lo acompaño, hasta lo último. Sin embargo, en el balance de esa asociación, el presidente sacó más ventajas. En cambio, Pence sale dañado.
Con o sin Trump, el trumpismo sigue su curso. Patriotas contra globalistas. ¿Tiene cabida Mike Pence? No pareciera. Sin un lugar obvio en la política electoral republicana, incluso si su partido repudia a Trump. A pesar de estar agradecidos por honrar el compromiso ciudadano; independientes y republicanos de never Trump tienen alternativas cuando lleguen las primarias 2024. Los críticos constantes y sin complejos del ex presidente, atraerían a esos votantes. Mientras tanto, es casi seguro que la base dura de Trump gravite hacia uno de los hijos, y/o los senadores republicanos resteados con impugnar el conteo de los votos electorales, Ted Cruz, Josh Hawley, entre otros. ¿Y Pence? Poco fue considerado para la presidencia, ahora ni rendija le queda. El núcleo radical se volverá contra él, y Trump se asegurará de que lo hagan.
Para compensar mostrando su lealtad, le ofreció un último acto de servicio, rechazando el llamado para que invocara la Vigésima Quinta Enmienda y despedirlo. Pero el 20 de enero, y posterior, estará en la misma posición que se encontraba después de los disturbios en el Capitolio: afuera en el frío.
@ArmandoMartini