La perturbadora y excéntrica historia detrás de Christian Bale: Desde “satanás” hasta un asistente que le huele las axilas

La perturbadora y excéntrica historia detrás de Christian Bale: Desde “satanás” hasta un asistente que le huele las axilas

Harrison Cheung, ex asistente personal y biógrafo de Christian Bale, reveló todos los secretos del histrión en un escandaloso libro en el que aseguró que las inseguridades del británico comenzaron cuando interpretó con 11 años “El Imperio del Sol”, dirigida por Steven Spielberg (Foto: Matt Baron/Shutterstock)

 

Christian Bale tenía solo 11 años cuando sufrió su primera crisis de ansiedad.

Ya había participado antes en un anuncio publicitario de una marca de cereales, y había cautivado al público con su rol en la miniserie Anastasia: The Mystery of Anna. Pero aquel nuevo proyecto era mucho mayor y exigente; prometía grandes glorias y hacía soñar, incluso, con una página eterna en la historia del cine.





Steven Spielberg lo había elegido para protagonizar El Imperio del Sol. Era 1987, y el equipo había viajado a París para promocionar la película. Allí ocurrió el ataque de pánico. El estrés sobrepasó al pequeño Bale y simplemente colapsó.

Tras el estreno, el actor británico de 11 años se convirtió en la joven promesa del séptimo arte; la gran revelación; el elegido del maestro Spielberg. Su fama se volvió internacional. Y aunque entre las mieles del éxito, el episodio de ansiedad perdió importancia, provocó en la familia del actor una fractura irreparable; una grieta profunda que moldeó el carácter del niño para siempre.

Así lo recogió el ex asistente personal de la estrella, Harrison Cheung, en su escabroso libro: “Christian Bale: The Inside Story of the Darkest Batman”.

Según cuenta el autor, el protagonista de The Fighter creció fustigado por su padre, David Bale, un piloto de aviones comerciales que le exigía triunfar en Hollywood a toda costa, y que sembró en él un miedo constante al fracaso.

Del otro lado, su madre, Jenny James, bailarina circense, no quería que su hijo se obsesionara con la actuación. Tras la crisis de ansiedad que vivió en París, temía por su fragilidad, que contrastaba con la voracidad del mundo del espectáculo. Ella intentaba protegerlo.

“Desde el momento en que participó en El Imperio del Sol, todo cambió. Él se convirtió en el sustento de la familia. Su madre quería que Christian se quedara en la casa familiar en Bournemouth [Gales] y fuera a la universidad. Pero su padre insistía en que debía ir a Hollywood y convertirse en una estrella. Emocionalmente, sus padres usaban a Christian como una pelota de fútbol”, narró Cheung.

Empecinado en que el joven actor alcanzara el éxito, David Bale se llevó a su hijo a Los Ángeles en 1991. Lo separó a los 17 años de su madre y de una de sus hermanas, Sharon, -quienes se quedaron en Reino Unido-.

Comenzó entonces la andadura de Christian Bale en la meca del cine, y mucho ha llovido desde entonces.

Este sábado 30 de enero, el actor de Gales está cumpliendo 47 años, ya como un artista consagrado. Con un Oscar a sus espaldas – por The Fighter-; dos Globos de Oro -The Fighter y El Vicio del Poder- y su merecido título a “Mejor Batman de la historia”, nadie discute que su talento es único.

Sin embargo, a lo largo de su carrera artística, Christian Bale nunca pudo liberarse de los fantasmas que le persiguieron desde niño.

Atrapado entre el perfeccionismo y la inseguridad que le caracterizan, -y que ya se percibían a los 11 años-; y en un combate interno entre el profesionalismo y la ira, el dinero y la desconfianza, la genialidad y el autodesprecio, hoy Bale es considerado una de las estrellas más difíciles de Hollywood.

Criticado por sus compañeros, -Natalie Portman o Aitana Sánchez Gijón-; detonador de escándalos -el Globo de Oro que agradeció a Satán-; y envuelto en graves acusaciones -la denuncia por agresión a su madre y su hermana-, construyó una fama de actor imposible; y sus “demonios” ensombrecieron el camino prometido al edén y lo llevaron de visita a los infiernos.

Conflictos familiares y una denuncia por agresión

Al marcharse a Hollywood, la brecha familiar se acentuó. El padre del actor, descrito por Cheung como una persona “manipuladora”, se esforzó por distanciar a madre e hijo.

“Vi cómo David controlaba a Christian, incluso hasta el punto de filtrar las llamadas telefónicas de Jenny. Si ella le aconsejaba que fuera a la universidad, él decía: ‘Mira, ni siquiera tu madre tiene fe en ti’. Definitivamente, separó a Christian de Jenny”, recordó el ex asistente.

En 1991, el matrimonio se separó. Y el desapego del actor hacia su madre se hizo más evidente.

“Christian adoraba a su padre, un hombre encantador y carismático que llenaba la habitación, pero David veía a su hijo como una forma de ingresos. Él siguió diciendo que Jenny estaba interesada en el dinero de Christian. Eso dejó a Christian profundamente inseguro sobre en quién podía confiar”, contó Cheung.

Por esos años, el ex piloto bebía con frecuencia. Después del divorcio, nunca trabajó, y vivía a expensas de su hijo. En una ocasión, Jenny viajó a Los Ángeles, pero el famoso no fue a recogerla.

“Christian me envió al aeropuerto por ella. Jenny estaba llorando porque su hijo no había ido en persona. […] Sentí lástima. Hizo todo lo posible por ser una madre protectora y cariñosa después del colapso en París”, escribió Cheung en su libro.

El 30 de diciembre de 2003, David Bale falleció de un linfoma cerebral.

Tres años antes, su hijo había dejado de costear sus gastos, y le había retirado la nómina, supuestamente porque administraba mal el dinero. Pero ni siquiera entonces el protagonista de Mujercitas retomó la relación con su madre, y la tensión entre ellos terminó por explotar en 2008.

Tras el éxito de películas como Psicópata Americano (2000) o El Maquinista (2004), le ofrecieron en 2005 la oportunidad de dar vida a Batman.

George Clooney y Chris O’Donell ya habían encarnado antes al legendario superhéroe, pero los dos fracasaron con su interpretación.

Bale, sin embargo, desató un furor. Perfeccionista y obsesivo en su trabajo, conquistó al público al convertir a Bruce Wayne en un hombre inquietante, lúgubre y violento, alejado del estereotipo bondadoso de los personajes con capa.

En 2008 se estrenó Batman: El Caballero Oscuro, la segunda de las tres películas de la saga que dirigió Christopher Nolan. Y ese año, el protagonista decidió reencontrarse con su familia antes de la premier de Londres, después de “mucho tiempo sin verse”.

Era 20 de julio, la víspera del gran estreno. Su madre, su hermana Sharon y los tres hijos de esta acudieron al exclusivo hotel Dorchester, donde se hospedaba el actor. Llegaron puntuales a las 17:00 de la tarde, pero tuvieron que esperar en el vestíbulo durante más de cuatro horas.

Al llegar, Bale permaneció en silencio. Subieron a la suite, donde se desató una fuerte discusión. Los detalles de lo que ocurrió entonces todavía son un misterio, pero se sabe que después, las dos mujeres se presentaron en una comisaría de Hampshire para interponer una denuncia contra Bale por agresión.

La noticia detonó un escándalo, y eclipsó el estreno de Batman. Se llegó a decir que madre e hija habían pedido al famoso 100,000 dólares, lo que desató su furia. Ninguno quiso pronunciarse al respecto, y fue Cheung quien arrojó un poco de luz a los hechos.

El ex asistente consiguió unas declaraciones que dio Sharon a una amiga, recordando lo que pasó aquella noche. En la conversación, ella explicó que su madre, Jenny, había sido descortés con la esposa del actor, la ex modelo Sibi Blazic.

“Mamá había colgado [el teléfono] a Sibi como cuatro meses antes porque se puso agresiva. Sibi después telefoneó y se disculpó. En la noche que quedamos, Christian comenzó a discutir con mamá sobre no volver a colgar nunca más a su esposa”.

Sharon aseguró que antes de la disputa, no habían tenido ningún enfrentamiento, y se llevaban bien.

“Todos habíamos esperado con ansias una velada juntos después de tanto tiempo. Al día siguiente, manejé cuatro horas a casa antes de ir a la policía. Les pedí que hablaran con Christian antes de que se fuese, ya que consideramos que sus acciones físicas y verbales -especialmente en presencia de niños menores de 12 años-, y el hecho de que no mostrara ningún remordimiento, necesitaban ser señalados como un comportamiento equivocado”, agregó.

El día 22, Bale acudió por la mañana a la estación de policía de Belgravia, en Londres, para prestar declaración de forma voluntaria. Se marchó sin que presentaran cargos en su contra, y 48 horas más tarde, su madre y su hermana retiraron la denuncia.

La versión de Sharon fue confirmada poco después por una fuente cercana al intérprete, quien dijo en declaraciones al Daily Mail que en el Dorchester, Jenny había faltado el respeto a Sibi. Aunque Christian “no le puso un dedo encima a nadie”, la situación “se escapó de control”.

“Estaba muy estresado y se puso a discutir acaloradamente con su madre porque ella estaba diciendo cosas terribles sobre él y su esposa. Normalmente, habría llamado a un amigo y se habrían ido a tomar una copa y calmarse, pero en ese momento, estaba literalmente atrapado con su madre y su hermana por el ejército de admiradores y paparazis que lo esperaban fuera”, explicó.

Después del enfrentamiento, la estrella de Hollywood cortó durante muchos años toda comunicación con su familia.

Un infierno en el set

Si en 2008 el conflicto en el hotel Dorchester evidenció los problemas de Christian Bale para controlar su ira, un año más tarde, su carácter explosivo quedó expuesto en un audio lamentable, que le hizo incluso temer por su carrera y su futuro.

En plena grabación de Terminator-La Salvación (2009), el director de fotografía, Shane Hurlbut, cometió el error de atravesarse accidentalmente en el campo de visión del artista. La estrella explotó en furia, se dejó arrastrar por sus demonios, y vomitó un sinfín de insultos y amenazas desproporcionadas.

“Quiero que te vayas del maldito set imbécil”. “Maldita sea, eres un aficionado”. “Voy a patearte el maldito culo si no te callas un segundo, ¿de acuerdo? ¿Quieres que destroce tus malditas luces? ¿Quieres que las destroce? ¿Entonces por qué destrozas mi escena?”, gritó Bale.

El audio se filtró a la prensa, y se viralizó en Internet. La polémica volvió a envolver al protagonista de Psicópata Americano, quien reconoció que su ataque fue “inexcusable”, y años después, en entrevista con Happy Sad Confused, dijo que aún tenía “enormes remordimientos al respecto”.

“Fue una ocasión muy inusual. Una gran lección de aprendizaje para mí. Da igual cuánto te dejes llevar en una escena, no te permitas comportarte de ese modo”.

Aunque él calificó su ataque como un hecho puntual y aislado, su fama de actor complicado ha sido confirmada por otros compañeros.

En 2004, Bale protagonizó El Maquinista. En el filme daba vida a un hombre que se va consumiendo poco a poco por ser incapaz de dormir. El actor se entregó tanto a su personaje que bajó 30 kilos para interpretarlo, y según su colega de reparto, Aitana Sánchez Gijón, llegaba al set y “no hablaba con nadie”.

En 2015, grabó junto a Natalie Portman The Knights of Cups. En entrevista con The National Enquirer, el portavoz de la actriz dijo que la experiencia fue difícil. Describió a Bale como un artista “muy inseguro y obsesionado con la perfección”, que hacía repetir a todo el equipo las mismas escenas hasta que él quedara contento. Una satisfacción que en realidad nunca llegaba por su exhausto nivel de autoexigencia.

Y es que a pesar de que el británico es considerado hoy día “uno de los mejores actores de su generación”, “el rey de la transformación del siglo XXI”, y “el mejor Batman de la historia del cine”, todos sus títulos no pudieron sanar las inseguridades que arrastró desde pequeño, agravadas por el estrés al que le sometía su padre.

En su libro, Cheung contó que cada mañana, David Bale subía a su hijo un desayuno completo de huevos revueltos con frijoles horneados, y té inglés. “Subía las escaleras gritando, ‘¿quién es el actor más grande del mundo?’ Y oías esa voz adormecida que respondía: ‘¡Yo! ¡Yo lo soy!’”.

Aunque el piloto creía que esos trucos ayudarían a reforzar la confianza endeble de su chico, en realidad, “Christian seguía plagado de inseguridades”.

“Él nunca estudió para ser actor y me dijo que había demonios dentro de él diciéndole: ‘No puedes hacerlo, no eres lo suficientemente bueno’. Él quiso renunciar muchas veces. Pero luego decía, ‘¿quién va a mantener a mi familia?’”, narró Cheung.

En 2019, su perfeccionismo le llevó a aumentar 18 kilos en El Vicio del Poder, donde dio vida a Dick Cheney, vicepresidente de EEUU durante el mandato de George W. Bush. Esta se convirtió en una de sus transformaciones más icónicas, y el rol le valió, entre otros reconocimientos, un Globo de Oro a Mejor Actor de Comedia o Musical.

Al subir al escenario para recoger el galardón, su particular discurso dejó al público en shock, y algunos creyeron incluso que había perdido el juicio: después de agradecer a su esposa, Sibi Blazic, dirigió unas palabras al diablo.

“Gracias a Satanás por haberme inspirado sobre cómo interpretar este papel”, dijo Bale.

Su escandaloso alegato turbó al público más conservador y suscitó una nueva polémica. La Iglesia de Satán fue una de las primeras en reaccionar.

“Satán es un símbolo de orgullo, libertad e individualismo, y sirve como una proyección externa, metafórica de nuestro mayor potencial personal. Así como el señor Bale obtuvo el premio por sus habilidades y talento, es apropiado decir, ¡Alabemos a Christian! ¡Alabemos a Satán!”, escribió la organización en Twitter.

El discurso, que se interpretó como una crítica brutal a Dick Cheney, llegó a la hija del político, Liz. Ella se indignó, y a través de un tuit compartió una nota del 2008 donde se hablaba de la agresión del famoso a su madre y su hermana.

“Es probable que Satán lo haya inspirado a hacer esto también”, escribió Liz Cheney en el mensaje.

Para el biógrafo de Bale, la fama de “estrella complicada” que el actor se ha ganado en Hollywood se debe a su inseguridad y a que no confía en nadie.

A esto se suma su carácter explosivo y complicado, que le llevó a tener problemas también en la grabación de la película Metroland.

“Todo tenía que ver con mantener feliz a Christian porque él era la fuente de ingresos. Si no era así, Christian simplemente estallaba. Gritaba hasta que se le ponía la cara roja. Era muy intimidante”, recordó Cheung.

“Cuando filmó una película llamada Metroland con Emily Watson, su apodo en el set era “rabietillas” porque siempre estaba haciendo rabietas”.

Ni siquiera el éxito se llevó su tristeza.

“La fama comenzó a cambiar a Christian. Él pasó de ganar menos de USD 136,000 por película a ganar millones. El éxito no le hizo feliz. Siempre bromeaba con él sobre que era el chico más triste que conocía”.

En su libro, Cheung afirmó que trabajar con Bale fue un infierno y necesitó cinco años de terapia tras dejar el puesto. Reveló que entre otras excentricidades, una de sus labores era oler las axilas del artista antes de salir a la alfombra roja.

A pesar de sus escándalos y su carácter difícil, Bale cumple hoy 47 años como una de las figuras estelares de Hollywood. En 2019, retomó el contacto con su madre, y a finales de 2020 se unió al elenco de Thor 4: Love and Thunder, para encarnar al villano de la película. Y algunas voces aseguran que Warner Bros se ha acercado a él para pedirle que vuelva a dar vida al caballero oscuro.