El régimen de Nicolás Maduro, anunció la semana pasada un segundo envío de oxígeno para ayudar a Brasil a tratar a los pacientes de Covid-19, dio crédito a la “clase trabajadora” de la planta siderúrgica estatal Sidor por el gesto de solidaridad.
Maduro ha utilizado los despachos al estado de Amazonas, en el norte de Brasil, cuyos hospitales el mes pasado se quedaron sin oxígeno debido a un severo brote, para contrastar lo que él llama los beneficios del modelo socialista de Venezuela con el historial del presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro.
Pero el presidente venezolano omitió mencionar la razón por la que Sidor tenía oxígeno de sobra: la producción de acero, que usa el oxígeno como insumo, casi se ha detenido en la planta luego de años de caídas constantes desde que la compañía fue nacionalizada en el 2008 por el fallecido expresidente Hugo Chávez, predecesor y mentor del actual mandatario.
“Si las acerías estuvieran en total producción, no habría capacidad para despachar oxígeno” para uso medicinal, dijo José Luis Alcocer, un trabajador con 34 años de servicio en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
Los hornos de oxígeno se utilizan para fundir hierro y aleaciones en acero, pero las instalaciones de acero de Sidor funcionan solo de manera intermitente. La planta produjo 17.000 toneladas de acero líquido en 2020, menos del 1% de su capacidad de 5,1 millones de toneladas, según documentos de la empresa vistos por Reuters.
“Todo está parado”, dijo un trabajador de la planta, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias. “La única área operativa, que es la planta de pellas, usa nitrógeno y no oxígeno”.
Los conflictos laborales y el deterioro de las instalaciones de la planta debido a la falta de inversión han llevado a una caída de la producción desde que el gobierno la nacionalizó en 2008 del conglomerado siderúrgico Ternium, que es controlado por el Grupo Techint, de Argentina.
Sidor reinició una de las plantas productoras de oxígeno en abril de 2020, después de que estuvo detenida durante más de 15 meses. Luego, la siderúrgica comenzó a suministrar oxígeno a los hospitales en el área cercana a la planta, cerca de Ciudad Guayana, en el sur de Venezuela, a orillas del río Orinoco.
Como resultado, los dos hospitales principales de la ciudad tienen suficiente suministro de oxígeno en este momento, dijo Hugo Lezama, secretario de una asociación de médicos local. El sistema de salud de Venezuela se ha deteriorado sustancialmente en los últimos años en medio de una crisis económica, dejando a los hospitales mal equipados para enfrentar al COVID-19.
Aunque en Ciudad Guayana, los tanques de oxígenos están disponibles en algunos hospitales, no pasa lo mismo en otros centros de atención.
Hay interrupciones ocasionales en el suministro de oxígeno en el hospital Ruiz Páez, a unos 100 kilómetros al oeste de Ciudad Bolívar, según Camilo Torres, vicepresidente de una asociación de enfermeros en esa ciudad cercana a Ciudad Guayana.
“Hay pacientes que esperan por ser operados o para entrar a quirófano o partos o emergencias y se postergan las intervenciones”, agregó Torres.
El Ministerio de Información no respondió una solicitud de comentarios.
Venezuela, con una población de unos 25 millones de personas, ha notificado oficialmente unos 131.096 casos de COVID y unas 1.247 muertes, aunque muchos políticos y médicos cuestionan las cifras. Brasil, con una población de unos 211 millones, ha notificado 9,5 millones de casos y 231.534 muertes, el segundo nivel más alto detrás de Estados Unidos.
Maduro se ha referido a la crisis en Amazonas como “el desastre de salud de Bolsonaro”. El mandatario brasileño ha respondido diciendo que el oxígeno de Venezuela es bienvenido, pero que Maduro debería centrarse en cuidar a los venezolanos. Reuters