Han pasado casi siete años de la paliza que la selección de Alemania le dio a Brasil en el Mundial 2014 al superarlo por 7 a 1 en la semifinal que decretó la eliminación del anfitrión y marcó la derrota más humillante de la historia del Scratch. Aquella tarde-noche en Belo Horizonte cada gol del cuadro europeo, que finalmente fue campeón del certamen, se sintió como un puñal en el país que antes de que se inicie la Copa y festejaba la conquista del sexto trofeo.
Semejante caída marcó para siempre a los 11 futbolistas que vistieron la verdeamarela en el Mineirao el 8 de julio de 2014, pero en especial a Julio César, arquero del combinado de dirigía Luiz Felipe Scolari y que hasta ese día era el máximo candidato a quedarse con el título. Es que el jugador que por entonces atajaba en el Queens Park Rangers tuvo que ir siete veces a buscar la pelota a la red y el dolor fue tal que hasta esta semana nunca había hablado sobre ese encuentro.
“Estaría mintiendo si dijera que lo superé. Eso se queda contigo, especialmente cuando eres portero. Es posible que puedas escapar de los recuerdos de la gente si eres lateral izquierdo o mediocampista, pero ¿Cómo portero?, olvídalo. Sabes cómo van las conversaciones.
-“Oh, ¿quién fue el portero en ese Mundial? ¿Sabes, en el que Brasil perdió 7-1 ante Alemania en las semifinales?”
-“¡Ah sí, era Júlio César!”
El ex futbolista que se retiró en 2018 con la camiseta del Flamengo hizo un repaso por su carrera y lo publicó en el sitio The Player’s Tribune. Uno de los capítulos que eligió recordar fue justamente el de aquella caída que nunca podrá olvidar. “Solo puedes intentar rehabilitarte. Haces mucho trabajo psicológico. Intentas mirar hacia adelante. Hoy, gracias a Dios, la gente habla menos de eso, pero he aceptado que el juego nunca me abandonará por completo. Nunca”.
Julio César se lamentó por lo sucedido en la cancha y reconoció que la derrota fue un golpe anímico incomparable para él y para el resto de sus compañeros: “Nos estremeció. Estábamos devastados, hechos pedazos. Creo que cada brasileño que jugó ese partido dejó el campo siendo una persona diferente”.
Tal fue la angustia que le tocó atravesar que al abandonar el estadio pensó en ponerle un punto final a su carrera: “Después, le dije a mi familia que me iba a retirar. Estaba tan deprimido que había olvidado lo que me hizo enamorarme del fútbol en primer lugar”.
Pese al dolor que le causó el 7-1, la peor derrota de la historia de la selección de Brasil en un Mundial, Julio César aseguró que no se lamenta de haber sido el arquero de aquel equipo que llegó hasta las semifinales de la competencia: “La única otra cosa que diría es que nunca me arrepentí de haber jugado ese Mundial. Lo habría hecho todo de la misma manera, excepto el resultado. Jugué un Mundial en mi propio país. Fui a tres Mundiales con Brasil. Eso es todo un honor. Además, nunca olvidaré el tiroteo en nuestro partido de octavos de final contra Chile. Cuando salvé esos dos penales, todo Brasil se congeló. El país estuvo conmigo para salvar esos tiros”. Y agregó: “Diga lo que diga la gente, nada puede quitarme los sentimientos que tuve en ese momento”.
Luego de la Copa, el brasileño optó por seguir jugando y se enfocó en su futuro, por eso se marchó del Queens Park Rangers y se sumó al Benfica: “Recuperé mi sentido de la perspectiva y decidí continuar mi carrera. Puedes aceptar lo que la vida te impone o puedes reaccionar ante ello. Elegí reaccionar”.
Esta es la primera vez que el ex arquero del Inter habla sobre esta derrota por decisión propia, y no ante la consulta de algún periodista. Sin embargo, sus ex compañeros suelen evitar tocar esa caída en las entrevistas y a casi siete años de ella existen pocas declaraciones de jugadores brasileños sobre el partido.
David Luiz, uno de los que fue sacado de la selección tras perder ante Alemania, habló en 2020 sobre el encuentro y acusó a algunos futbolistas: “Los primeros seis meses, para mí, muchas personas se escondieron, no querían compartir o asumir la responsabilidad, y llevé la carga solo por mucho tiempo”.
En la entrevista a la televisión oficial del Benfica, el capitán de aquel equipo recordó: “No estábamos acostumbrados a perder por dos, tres goles de diferencia y darlo vuelta. De repente, fue un golpe. Un juego en el que todo sale mal. Hoy lo pienso y, tal vez en ese momento, como capitán, es 3-0 y digo ‘esperen, para todo, vengan aquí’. Vamos al descanso, volvemos, marcamos un gol y todo cambia aquí. Pero para tener esa preparación necesitas vivirlo y no lo había vivido eso antes”.