Editorial Analítica: El disparate de romper vínculos con Europa

El régimen practica de nuevo la política de vender el sofá para quitarse un problema de encima, como en el famoso cuento de Fritz y Franz.

Por segunda vez declaran como persona non grata y expulsan del país a la embajadora de la Unión Europea en Venezuela, Isabel Brilhante Pedrosa, lo que es un acto estúpido de retaliación por las recientes sanciones que le fueron impuestas a 19 funcionarios del régimen.





Es un acto político torpe, porque en vez de lograr morigerar la actitud de Europa hacia el régimen, lo que va a producir será un endurecimiento y una mayor cooperación entre Europa y EEUU para aumentar la presión y las sanciones personales que, junto a lo que haga una oposición más unida, terminarán por concretar un verdadero proceso de negociación que resuelva la gravísima crisis venezolana.

Al expulsar a la embajadora una probable respuesta será que en la Unión Europea hagan lo mismo con los pocos embajadores del régimen que aún quedan en algunos de los países que la conforman y también puede ser que tomen medidas para sacar del espacio de Schengen a los familiares de los jerarcas del régimen que viven cómodamente en varios países europeos.

Cortar puentes no es símbolo de fortaleza, sino más bien de debilidad. ¿Acaso creen que el país puede sostenerse por mucho tiempo solo con el “apoyo” de Rusia, China, Irán o Turquía?

El mundo ya no es el de la guerra fría y no existe la solidaridad automática, lo que prevalece son los intereses económicos, y si se pone en la balanza lo que puede ofrecer Venezuela vs lo que significa Europa en el concierto mundial, es obvio hacia dónde se inclinará la balanza.

Incluso otros países del mundo no interpretarán esta acción como el gobierno de Maduro cree que lo harán, sino más bien como una destemplada malcriadez de un régimen irresponsable.