Al analizar la situación del país, tomando como referencia la celebración del Día Internacional de la Mujer, Sol Santaniello concluye que las mujeres son las que están llevando la peor parte de la hiperinflación, crisis humanitaria compleja y pandemia que se vive en Venezuela.
Beatriz Rojas // EL CARABOBEÑO
La directora de la asociación civil Mujer y Ciudadanía Carabobo, sostiene que en nuestro país la tasa de pobreza femenina es más alta que la masculina. La pobreza no es igualitaria y afecta desproporcionadamente más a las mujeres.
De acuerdo a cifras que maneja la asociación que dirige, en Venezuela, cuatro de cada 10 hogares tienen a una mujer como jefa, en su gran mayoría sin cónyuge o compañero.
Refiere que según algunos estudios, la tasa de pobreza en hogares comandados por mujeres, es superior en seis puntos al promedio del país. Mientras que la diferencia se incrementa en hogares encabezados por mujeres solas con hijos pequeños.
Santaniello también se refirió a las precarias condiciones con que se prestan algunos servicios públicos. Y al hacer mención concretamente al agua, dijo que Venezuela se está convirtiendo en el país de las muñecas deformes.
“Cada vez que leemos los informes de las organizaciones que estudian el tema de la pobreza en Venezuela, sentimos una profunda tristeza al ver cómo en las cifras de esa pobreza y sus consecuencias se ven reflejadas nuestras mujeres”.
La abogada hizo referencia a un estudio realizado por el Centro de Justicia y Paz, Cepaz, en una comunidad de Caracas, donde se señala que a causa de la carencia de agua en las barriadas, las mujeres desde la edad adolescente, tienen que transportar con sus manos, pesados envases con el líquido, desde sitios lejanos hacia sus hogares.
Esto ha originado que muchas sufran de una deformación en las muñecas, que seguramente va acompañado de terribles dolores.
La abogada sostiene que a esta situación se suma otro elemento que las hace victimas de mayor vulnerabilidad por la precariedad. Y es tener que salir obligatoriamente en medio de la terrible pandemia de la COVID-19, a salir desesperadas de sus casas a recorrer caminando por horas mercados para, regateando precios, procurarse un mínimo de alimentos que permita la supervivencia de los hijos y la familia.
DEBE SABERLO EL MUNDO
Santaniello señala que la dura realidad venezolana y el sufrimiento y calamidad que afrontan las mujeres de nuestro país debe ser visibilizado a nivel mundial.
Subraya que en una sociedad matricéntrica como la venezolana, donde el 52% de la población del país está conformado por mujeres, y casi el 46% de hogares está dirigido por féminas, es vital , para recomponer el destruido tejido social y todo lo que implica la familia y la sociedad, el diseño urgente de programas de emergencia humanitaria.
A su modo de ver, estos programas tienen que ponerse en marcha a corto y mediano plazo. Pero adicionalmente se deben elaborar programas y políticas públicas contundentes, efectivas y eficaces para la mujer.
“La esperanza y los sueños de que se producirá un cambio en el sistema de gobierno que ha desolado a Venezuela, es lo único que mantiene viva la pequeñita llama de esta sociedad”.
Manifestó que Venezuela perece lentamente sin dudas, pero es necesario mantener esa fuerza interior espiritual, de manera de no permitir que también perezcan las esperanzas que mantiene viva a la sociedad.
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