La presidente del Colegio de Enfermeras de Caracas, Ana Rosario Contreras es una de las ganadoras del premio Mujeres del Coraje otorgado por el departamento de Estado de EEUU. En diálogo con Infobae, analizó el panorama sanitario y describió cómo el régimen amedrenta a quienes se manifiestan en su contra.
Por infobae.com
Como presidenta de la Junta Directiva del Colegio de Enfermeros del Distrito Capital de Caracas desde 2013, Ana Rosario Contreras ha estado en las primeras líneas de protesta contra el persistente deterioro de la infraestructura sanitaria de Venezuela por años.
Desde marzo de 2020, no obstante, la ya aguda escasez de insumos que atravesaba el país caribeño por la caída libre en la que se encuentra la economía bajo el régimen de Nicolás Maduro se vio exacerbada por la pandemia de COVID-19. Y la intensidad de los reclamos y del peronal sanitario ha aumentado en directa proporción.
Por su activismo, a Contreras le fue otorgado uno de los premios a las Mujeres del Coraje del departamento de Estado de Estados Unidos. “En un contexto en el que el gobierno encarcela, tortura, hostiga o amenaza en forma rutinaria a opositores o restringe su circulación, Contreras defiende los derechos de los ciudadanos asumiendo un inmenso riesgo personal”, indicó la cartera de Relaciones Exteriores al detallar las acciones que le granjearon el reconocimiento.
Y agregó: “Ha promovido los derechos laborales y ha trabajado incansablemente para que los trabajadores de la salud reciban un subsidio a través del programa Héroes de la Salud del presidente interino Juan Guaidó”, que otorgó USD 100 por mes a lo largo de tres meses a los beneficiarios.
“Nuestro salario es tan insuficiente que no tenemos cómo alimentar a nuestros hijos”
En diálogo con Infobae, Contreras detalló el alcance de la situación que su sector atraviesa en Venezuela: marcado por la ausencia de fondos destinados a garantizar su seguridad, dijo que numerosos profesionales usaron dinero propio del bono para comprar insumos.
También analizó el panorama sanitario del país, incluída la ausencia de una campaña de vacunación masiva, y describió la manera en que el régimen amedrenta a quienes se manifiestan en su contra a través de la constante presencia de las fuerzas de seguridad.
“Nuestro salario es tan insuficiente que no tenemos en nuestros hogares cómo alimentar a nuestros hijos ni cómo atender a nuestros pacientes. Esto ha generado que el sector de enfermería, que en un 80 por ciento lo conformamos mujeres, tenga que levantar la voz de protesta”, comenzó Contreras.
El riesgo que ese escenario genera, indicó, se presenta de dos maneras: en la elevada posibilidad de contraer COVID-19 de pacientes que deben tratar sin los elementos necesarios; y el amedrentamiento de las fuerzas de seguridad del régimen a quienes se manifiestan contra él.
Con respecto a esto último, Contreras indicó que hay un “presencia constante” de las fuerzas del régimen en las protestas, y que en su caso particular vio suspendidas sus cuentas bancarias por “haber sido una de las activistas que apoyó y sigue apoyando el Programa Héroes de la Salud”.
La enfermera explicó que muchos de sus colegas debieron utilizar ese bono, destinado originalmente a garantizar la manutención del personal sanitario, para comprar insumos.
Contreras dijo que a ello se suma la ausencia de una estrategia coordinada de vacunación. La baja cantidad de dosis disponibles en Venezuela es aún menor por hecho de que un porcentaje de ellas fue destinado a políticos y militares adeptos al régimen, pese a que se había anunciado que el personal de la salud tendría acceso prioritario.
“El problema no es la nueva cepa, el problema es que no se vacuna”, dijo el martes la ONG Médicos Unidos Venezuela al anunciar que el número de trabajadores sanitarios que ha fallecido de COVID-19 en el país caribeño aumentó a 360, tras seis muertes entre el 9 y el 15 de marzo.
“El problema no es la nueva cepa, el problema es que no se vacuna”
“Hasta este momento la cobertura de inmunización al personal sanitario no se ha hecho como creemos que debería. Tenemos información de primera mano de que hay hospitales en el Distrito Capital donde no se ha vacunado al personal asistencial o al personal de salud”, dijo por su parte Contreras.
Hasta ahora han llegado a Venezuela 500.000 dosis de la vacuna producida por la farmacéutica china Sinopharm y 100.000 Sputnik-V rusas. No se ha anunciado el arribo de más cargamentos en el futuro cercano.
Mientras tanto, la situación sanitaria continúa su deterioro en el país caribeño. Sindicatos de salud aseguraron durante los últimos días que “en este momento es una odisea conseguir una cama de terapia intensiva porque la mayoría está ocupada”.
“La UCI está a máxima capacidad y la emergencia está llena de pacientes intubados, está siendo usada como UCI también”, dijo a la agencia EFE una fuente hospitalaria que prefirió mantenerse en el anonimato sobre la situación en el centro privado Clínicas Caracas, uno de los más conocidos en la ciudad.
La oposición se ha hecho eco de la alarma de los sindicatos. El médico y diputado de la Asamblea Nacional de 2015, José Manuel Olivares, dijo que el porcentaje de ocupación de estas camas llega al 80 por ciento y que tanto el sistema de salud público como el privado “se encuentran colapsados”.
En los últimos días se ha producido un incremento del número de casos del coronavirus en Venezuela tras la llegada de la variante brasileña, pero Olivares subrayó que la situación actual no se debe a esa mutación sino “a la improvisación” del Ejecutivo de Nicolás Maduro.
Olivares, ex diputado que fue nombrado por Juan Guaidó Comisionado para la salud y la atención sanitaria, aseguró que la situación que se vive se debe “a la improvisación de no hacer pruebas PCR, no utilizar las máquinas adquiridas a través de la donaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y no ampliar la capacidad de los hospitales, sino de querer hacer una parranda que hoy pasa factura”.
“Hay hospitales en el Distrito Capital donde no se ha vacunado al personal asistencial o al personal de salud”
Una declaración similar realizó Contreras, que dijo que el sistema tiene “una gran debilidad”, que es la ausencia de una estrategia de testeo para identificar a las personas contagiadas.
El régimen de Maduro ha reportado al miércoles poco más de 147.000 casos positivos y 1.451 muertes, una cantidad significativamente inferior a la de los países de la región. Y si bien parte de ello se explica en la baja movilidad de la población -derivada de la escasez de combustible y actividad económica- las cifras, sobre todo de contagios, han sido ampliamente cuestionadas.
Pero ante el aumento tangible de la ocupación hospitalaria, Maduro decretó el domingo que, desde este lunes y durante toda la semana, Caracas y sus dos estados vecinos, Miranda y La Guaira, estarán bajo “cerco sanitario” para frenar el avance de la enfermedad.
Para Olivares, esta decisión del cerco sanitario es “una burla” para los venezolanos porque cree que Maduro “es incapaz de proteger a nadie”. Por eso, hizo un llamado a todos los ciudadanos a cuidarse y utilizar la mascarilla debidamente “ya que la nación no cuenta con un sistema de salud robusto que atienda al venezolano”.
Es ante esta conjunción de contextos que Contreras destacó el reconocimiento recibido por los Estados Unidos, asegurando que se trata un “reconocimiento a la valentía y el coraje que hemos demostrado las mujeres venezolanas”. Porque allí no fue Ana Rosario Contreras, ahí se representó el valor y el compromiso que tenemos las mujeres venezolanas para seguir luchando por la plenitud de los derechos humanos en Venezuela”, concluyó.