Expertos en salud criticaron esta semana que el gobierno venezolano de Nicolás Maduro promueva medicinas presuntamente efectivas contra el COVID-19, que no tienen “sustento científico”, como el fármaco Carvativir, o vacunas experimentales producidas en Cuba.
Por Gustavo Ocando Alex / Carolina Alcalde / vozdeamerica.com
El gobierno madurista anunció el domingo pasado la comercialización masiva del Carvativir, un “antiviral” que Maduro describió en enero como “gotitas milagrosas” que neutralizarían “al 100 por ciento” el nuevo coronavirus.
Días después, matizó alegando que era un tratamiento complementario para el combate de la pandemia. Este fin de semana, lo denominó como un antiviral desarrollado por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, que es útil, según su gobierno, como “profiláctico, terapéutico y regenerativo”.
Ante el espaldarazo oficial al Carvativir, la Academia de Medicina de Venezuela emitió un boletín donde llamó al gobierno de Maduro y a la población en general a no difundir “información carente de sustento científico” y a acatar las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el COVID-19.
Los expertos advirtieron en su comunicado que puede resultar “contraproducente” que, en una situación de pandemia, se genere una “falsa sensación de seguridad en una población vulnerable”.
El gobierno de Maduro asegura que el fármaco es una medicina natural, inocua, verificada durante nueve meses en pruebas clínicas y de laboratorios.
Los integrantes de la Academia de Medicina, sin embargo, insisten en que no tienen conocimiento de estudio alguno sobre la efectividad científica del Carvativir o de cualquier otro tratamiento natural contra el COVID-19.
En regiones como Sucre, Zulia, Portuguesa, Mérida, Nueva Esparta y Barinas, se reportó oficialmente la distribución del Carvativir esta semana.
La Academia cita a la Organización Mundial de la Salud para apuntar que, si bien algunos remedios caseros pueden aliviar los síntomas, “no hay evidencia científica definitiva e irrefutable” de que los medicamentos actuales puedan prevenir o curar el COVID-19. Insistió, así, en que la población no debe consumir medicamentos que no estén aprobados contra la COVID-19.
Freddy Pachano, pediatra y director del programa de estudios de postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia, explicó a la Voz de América que la homeopatía o sistema de medicina alternativa ha demostrado efectos positivos en determinadas enfermedades, pero nunca en el COVID-19.
“Esta una enfermedad absolutamente desconocida para la humanidad. Dar medicamentos naturales en este momento es empírico y solo sería un placebo”, como se conoce a las sustancias sin actividad farmacológica, pero que puede tener un efecto terapéutico por mera creencia del paciente, indica Pachano.
Candidatos vacunales de Cuba
Un día antes de publicar sus comentarios sobre el Carvativir, la Academia de Medicina expresó su preocupación por la autorización del gobierno venezolano para iniciar en el país, en abril próximo, pruebas experimentales de dos candidatos a vacunas producidas en Cuba, conocidas como Soberana 2 y Abdala.
Según Maduro, Cuba enviará a Venezuela 30.000 dosis de cada uno de los candidatos a vacunas. Los representantes de la Academia de Medicina remarcaron que se trata de “candidatos a vacuna”, no más que “productos experimentales que apenas han comenzado a evaluarse en Cuba”.
En la isla, se comunicó oficialmente la aplicación de la Adbala a 48.000 voluntarios de las ciudades orientales de Santiago de Cuba, Bayamo y Guantánamo como parte de la fase tres de su estudio clínico.
Científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba, que goza de prestigio internacional, han celebrado públicamente que las fases uno y dos de los candidatos a vacuna permitieron avalar su seguridad e inmunogenicidad.
Abdala y Soberana 2 son dos de los 23 candidatos vacunales que se encuentran en la tercera y última fase de sus estudios clínicos en el mundo, según Miladys Limonte Fernández, gerente del proyecto de vacuna Anti-COVID-19 de Cuba.
“Aunque se basan en el mismo concepto que se ha usado en otras vacunas exitosas contra la COVID-19 (inducción de inmunidad contra la proteína de la superficie del virus), utilizan metodologías antiguas que no han sido probadas en el caso de la COVID-19”, señala la Academia venezolana, por su lado.
Julio Castro, médico experto en infectología e integrante de las mesas de trabajo sobre la pandemia del gobierno venezolano y la oposición, comentó que no se opone a ensayos terapéuticos si estos cumplen los requisitos científicos.
“Como hombre de ciencia, no puedo negarme a un estudio de investigación solamente porque venga de Cuba. Cuba ha tenido desarrollo de vacunas”, mencionó durante una entrevista con la VOA, abogando por evaluar sus resultados de forma objetiva, a pesar de las críticas al gobierno de la isla.
Según Castro, es relevante que la población entienda que esas dosis forman parte de un proyecto de investigación, no del plan nacional de vacunación.
La información sobre los candidatos a vacuna cubanos es incompleta o no accesible, destacan los representantes de la Academia de Medicina.
“Venezuela sufre una grave epidemia de la COVID-19, y en vez de participar en pruebas de productos experimentales con características desconocidas, debe priorizar la traída al país de vacunas de reconocida seguridad y eficacia”, concluyen en su boletín, difundido el pasado lunes.
El gobierno madurista firmó un acuerdo con Rusia para comprar 10 millones de dosis de la vacuna en un año. La oposición aceptó la semana pasada la utilización de recursos venezolanos congelados en el exterior para adquirir seis millones de dosis de vacunas a través del mecanismo COVAX de la OPS.