Lo peor de estar a cargo de ocho parientes con Covid-19 al mismo tiempo es tener que decidir quiénes son los que más necesitan oxigeno, cuenta Lais de Souza Chaves, una estudiante de Manaos, la capital de la Amazonía brasileña.
Por Clarín
La pandemia de coronavirus agobió a la ciudad a inicios de año, agotó las reservas de oxígeno en los hospitales y obligó a Lais, de 25 años, y su hermana Laura, de 23, a improvisar una unidad de cuidados intensivos en su casa, sin ninguna formación médica.
La búsqueda de cilindros de oxígeno se volvió la principal preocupación de centenas de familias. Y cuando las dos hermanas lo conseguían tenían que administrarlo entre los ocho miembros de su familia contagiados, entre los que se contaba el padre de las jóvenes.
Tuvieron que aprender a manejar los respiradores, a leer en los manómetros y a decidir quiénes eran los que más necesitaban la conexión de tubos para poder respirar, sin informarlo a los demás para evitar empeorar la situación.
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