Los birmanos volvieron a salir este domingo a las calles para protestar contra la junta militar, al día siguiente de la muerte de al menos 90 civiles, incluidos niños, en la ola de represión más sangrienta desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
Los manifestantes desafiaron a los uniformados en localidades como Rangún, Monywa, Myinchan y Hapakant, situadas en diferentes regiones y estados del país, según informaron medios locales y grupos de activistas como Myanmar Spring Revolution en las redes sociales.
En Rangún, la mayor ciudad de Birmania (Myanmar), al menos dos personas resultaron heridas debido a una granada lanzada supuestamente por las fuerzas de seguridad, señaló Myanmar Spring Revolution.
Además de las protestas, muchos birmanos se encuentran de luto tras la represión de la víspera con escenas de disparos y torturas que fueron captadas en fotografías y vídeo.
Anoche, los soldados dispararon contra un hombre de 40 años en la localidad de Aungmyaythazan, en la región de Mandalay, y lo tiraron a unas barricadas en llamas, donde murió a causa del fuego, según indicaron testigos al medio Myanmar Now.
Debido a los disparos de los soldados, ningún vecino pudo salir a socorrer a la víctima, Aye Ko, que estaba casado y tenía cuatro hijos.
La junta militar golpista ha cerrado medios y persigue a los periodistas, por lo que la cobertura de las protestas y la represión depende de reporteros que viven en la clandestinidad y testigos que graban y fotografían lo que ocurre en la calle con sus móviles.
La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) birmana cifró la cifra de muertos anoche en 90, incluidos seis menores de entre 10 y 16 años, al tiempo que precisó que el número total de fallecidos desde el golpe asciende ya a 423.
Myanmar Now elevó el número de muertos al menos a 116 durante la jornada del sábado, en la que los soldados mataban en las calles al mismo tiempo que la capital acogía un desfile castrense y después una cena de gala por el Día de las Fuerzas Armadas.
La mayoría de los países boicotearon la celebración, pero Rusia, China, India, Pakistán, Bangladés, Vietnam, Laos y Tailandia enviaron a representantes a los actos, según el medio Asia Nikkei.
Los militares tomaron el poder con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, y que fueron declarados legítimos por los observadores internacionales.
Desde el golpe, la junta militar ha detenido a más de 3.000 personas, incluida Suu Kyi y gran parte de su Gobierno, quienes se encuentran en su mayoría incomunicados.
EFE