Su visión para vencer la anarquía y el autoritarismo – finalizada la segunda guerra mundial- fue descrita, entre otros, por el Profesor Reinaldo Vanossi, quien subraya como gran mérito del estadista, vencer el cesarismo y el asambleísmo: “cambiar los usos políticos y constitucionales de la vida francesa”.
En el año 1958, el pueblo francés apoyó masivamente su propuesta constitucional, llevada a referéndum, obteniendo en las urnas el 80 por ciento. Constitución testigo de las banderas de libertad, desde ese año (¡958) hasta la fecha. Demostración palpable de la dinámica requerida para gobernar, alejado del autoritarismo y del abuso de poder, como suelen hacerlo los militares no formados en su disciplina y los nuevos uniformados con charreteras de polichinela, tan comunes en estas tierras tropicales.
Tres elementos señala el profesor Vanonni, para la trascendencia libertaria del prócer, que siendo militar, valoró en su momento la necesidad de la democracia como factor importante en el desarrollo de los pueblos:
– Legitimidad política: respetando, aun siéndole adversa, la voluntad popular.
– Acatamiento a los derechos y libertades públicas.
– Un sistema de seguridad social, imprescindible para dotar de contenido la democracia.
Destacó la autonomía de cada uno de los poderes, e impulsó un vigoroso consejo constitucional, con amplias facultades en la tarea de control y capacidad para solucionar los conflictos, que suelen suscitarse entre los poderes públicos.
Igualmente, percibió la idea de libertad predominante en el pueblo francés.
Hay que aprender de Charles de Gaulle, para cuando corresponda, que una nueva constitución, debe considerar y medir el accidentado camino histórico del país. Examinar y debatir las ideas de ilustres nacionales, capaces de despojarse de esta tremolina, que nos destruye como una bomba atómica de impredecible intensidad. El estadista egregio de este comentario, también sembró raíces democráticas en su concepción de las instituciones militares, de allí su obra, “Hacia el ejército profesional”, con buenas enseñanzas en la futura formación castrense, para impedir vuelvan estos tirabuzones, que han convertido la carrera de las armas, en una empresa criminal sin precedente, y mancillado el nombre de los soldados propulsores de la liberación de nuestros pueblos.
En el futuro perfil de las instituciones venezolanas, se debe tener especial cuidado y delicado trabajo en la nueva fuerza armada nacional. El militar será dotado de una formación íntegra, de amplia visión democrática, superando los montoneros que han pervertido el país y que se juzgarán por sus crímenes y complicidad con el más oscuro mundo delincuencial.