La seguridad energética es una situación que debe ser monitoreada constantemente, si se quiere a diario. Muchos países así lo hacen. Su valor cuantitativo es obtenido mediante un índice que expresa su calidad en un periodo, generalmente, de un año.
Debido a la importancia que la seguridad energética representa desde un ámbito personal hasta un ámbito mundial, para el desenvolvimiento de las actividades de una sociedad moderna, cada día se hace más importante su comprensión y análisis. Ya se incorpora en el diseño de políticas públicas como un parámetro estratégico de primer orden, que permite soportar el resto de éstas, en función de una mejor calidad de vida… No hay desarrollo, sin energía disponible.
El término seguridad energetica, es de dificil definición por los diferentes puntos de vista desde el que se analiza la energía. La definición más sencilla es la de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) que considera la seguridad energética como la disponibilidad de una oferta adecuada de energía en el tiempo, de calidad y diversificada, de acceso no restringido y a precios económicos no volátiles.
En un Estado moderno, el ciudadano dispone de la energía requerida para realizar sus actividades de alimentación, productividad y esparcimiento, y para ésto es su seguridad energética. En el caso venezolano, la población ha perdido su libertad, individual y colectiva, por la inseguridad energética que presenta el país.
Tal inseguridad se refleja en la cotidianidad de cada venezolano, con la insuficiencia o fallas en el suministro del servicio eléctrico, la no consecución del GLP, gasolina y diesel y de manera colateral con las deficiencias en el servicio del agua, todo lo cual afecta la calidad de vida.
A nivel de los países, la seguridad energética desde el punto de vista integral se determina mediante la elaboración de un índice que resulta del manejo de diferentes parámetros relacionados con la energía (población, PIB, emisión de CO2, consumo y producción o disponibilidad de energía, etc.). Para el caso venezolano, se desarrolló una metodología para determinar un índice de seguridad energética.
La gráfica a continuación, muestra la evolución del Índice de Seguridad Energética de Venezuela (ISEV) para el periodo 1998 – 2020.
Dicho índice, ha experimentado un descenso a partir del año 2012, situándose en el 2020 con un valor de 788, ubicándose en la franja de seguridad baja.
El valor de ISEV del 2020, refleja las continuas calamidades que pasa el venezolano para superar su pobreza energética, en la cual lo tiene inmerso el gobierno, que no ha sabido o no ha querido resolver la crisis energética, por serle ésta beneficiosa para el control social y económico de la población.
Esta inseguridad energética presente hoy en el país, afecta considerablemente su soberanía (rango de maniobra para solventar sus problemas económicos y sociales) y por ende la calidad de vida de la población, llegando incluso a crear una condición de inestabilidad política.
El aumento del ISEV será consecuencia de un cambio en la gestión política hoy imperante, que permita una mayor disponibilidad energética, a nivel individual y colectiva, bien sea produciendo o importando, especialmente los combustibles líquidos derivados de los hidrocarburos. Este cambio lleva implícito la apertura al sector privado de todas las fases de la industria energética venezolana.
Como corolario podemos indicar que:
Sin energía no hay libertad individual y colectiva,… y sin energía, no es posible un desarrollo social, económico y político.
Nelson Hernández es ingeniero energista @energia21 y Académico de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela