2- Estuve y estoy de acuerdo porque la tregua es un momento de las guerras. El régimen libra una guerra contra el país y manipular con la vacuna, con la cuarentena, con fantásticas curas, mientras centenas de miles se enferman y no se sabe cuántas mueren, es un crimen brutal. Si se puede llegar a esa tregua para curar a los enfermos, enterrar los muertos y preservar los vivos, hay que hacerlo.
3- Todos los factores involucrados tienen que hacerlo. No es necesario ni útil decir que el régimen se está abriendo al diálogo para unas elecciones y para un renacimiento económico, ni ninguna de esas pamplinas. Focalizarse en el tema de la salud pública es lo esencial: qué se requiere, cuándo, cómo, con negociadores confiables para facilitar el proceso. Alguna organización internacional de relevancia, un grupo de gobiernos importantes o personalidades como el Papa.
4- Hoy los ciudadanos le temen tanto al virus como a las medidas de Maduro para evitarlo porque intuyen –en realidad, saben– que son esencialmente políticas, vinculadas a otras escaseces como la de combustible. No hay credibilidad y los más pobres saben que de estar enfermos y caer en manos de la policía o sus variantes, los castigos, confinamientos y tratamientos, pueden ser un infierno equivalente.
5- Si se pone en primer lugar a los ciudadanos hay que hacer todos los esfuerzos para que la tregua permita la vacunación masiva e incondicional de todos, en primer lugar del personal de salud, muchos de los cuales han fallecido por estar en la primera línea. A cada momento sabemos de alguien cercano que ha contraído la enfermedad o que ha muerto por esta.
6- En caso de que el régimen no se avenga a una tregua para la vacunación, lo cual es una operación gigantesca, financiera, logística, sanitaria y administrativa, vale la pena pensar en que se imponga, esta vez “sí o sí”, una operación humanitaria internacional sobre Venezuela con la suficiente protección para que no pueda ser impedida por los jenízaros en el poder.
7- Los ciudadanos de todas las escalas sociales están día a día ocupados en defenderse de los monstruos habituales como el de la ruina; desde hace un año en la búsqueda de protección frente al virus, en un frenesí de medicinas que parecen ayudar a prevenir o a curar, en vitaminas que a lo mejor sirven, en tés recomendados, y sobre todo con la conciencia de que cada cual solo cuenta con su entorno familiar y amistoso, donde cada uno de sus integrantes anda en idéntico terror.
8- Todos sabemos que la única forma real de preservar la vida de los ciudadanos es en el marco de la libertad; la seguridad es inexistente bajo un régimen criminal; pero hoy, dada la catástrofe social o hay una tregua para atacar el virus o hay una operación internacional humanitaria sin la anuencia del régimen.