Qué hay detrás de la guerra en la familia real de Jordania

Qué hay detrás de la guerra en la familia real de Jordania

El rey Abdullah, la reina madre Noor, viuda del rey Hussein, y la reina Rania en el casamiento del príncipe Hamzah con la princesa Basma Otoum. Foto por YOUSEF ALLAN / PETRA / AFP

 

Jordania se encuentra en lo que amenaza convertirse en su crisis política más grave en 50 años. El rey Abdullah parece seguro en el cargo, pero su medio hermano lo desafía y el país se enfrenta a importantes retos socioeconómicos agravados por la pandemia. Más de una docena de personas fueron detenidas durante el fin de semana y el antiguo príncipe heredero Hamzah bin Hussein está bajo arresto domiciliario. Se trata de una agitación sin precedentes en la familia gobernante, y hay acusaciones creíbles de intromisión extranjera.

Por Infobae





Y si bien, antes del anochecer del lunes ya parecía haberse calmado la situación con una carta que habría firmado Hamzah de lealtad al trono, todo indica que fue apenas una salida temporal de la conjura por parte de la familia real. “El interés nacional debe permanecer por encima de todo, y todos debemos apoyar a Su Majestad el Rey en sus esfuerzos por salvaguardar Jordania y sus intereses nacionales”, afirma la carta. “A la luz de los acontecimientos de los últimos dos días, me pongo a disposición de Su Majestad el Rey, y reafirmo que siempre seguiré comprometido con el pacto de los antepasados, fiel a su legado, siguiendo sus pasos, devoto de su camino y misión, y de Su Majestad el Rey”.

Evidentemente se trata de una carta dictada desde el palacio real. Hamzah la firmó después de recibir “las visitas” de su tío, el príncipe Hassan, y la de Malik Dahlan, un mediador profesional y amigo de la familia real. “Este lamentable incidente fue el resultado de las torpes acciones de un alto funcionario de seguridad y de la tergiversación de un funcionario del gobierno. Debería haber seguido siendo un asunto familiar”, aseguró Dahlan en un comunicado.

Apenas unas horas antes, el príncipe Hamzah había dicho en un mensaje de voz que desobedecería las órdenes del ejército de no comunicarse con el exterior. “Seguro que no obedeceré cuando me dicen que no puedo salir o tuitear o ponerte en contacto con la gente, y cuando sólo me permiten ver a la familia”, dijo en la grabación, que hizo circular entre amigos y contactos. En un vídeo que había hecho llegar a la BBC el abogado de Hamzah el sábado, el príncipe acusó a los dirigentes jordanos de corrupción.

En Jordania circulan desde hace meses rumores de una conspiración para derrocar al rey Abdullah, y dicen que Arabia Saudita apoya el Golpe. Entre los detenidos se encuentra Sharif Hassan bin Zaid, antiguo enviado a Arabia Saudí y hermano de un alto funcionario de los servicios de inteligencia jordanos que fue asesinado en 2009 por un doble agente de Al Qaeda en Afganistán. En el atentado suicida también murieron cinco oficiales de la CIA. El ex miembro del gabinete Bassam Awadallah, defensor de las reformas políticas desde hace mucho tiempo, es otra figura destacada entre los detenidos. Se lo considera desde siempre cercano al gobierno saudí. El director de la oficina de asesores de Hamzah también fue detenido.

El antiguo príncipe heredero Hamzah bin Hussein de 41 años – el hijo mayor del difunto rey Hussein y su cuarta esposa, la reina Nur- se encuentra bajo arresto en su palacio. Los medios de comunicación oficiales dicen que no está detenido, pero en un largo vídeo en inglés y otro más corto en árabe él mismo denunció que le cortaron las líneas telefónicas y que no puede comunicarse normalmente con el mundo exterior. En los vídeos es muy crítico con el gobierno por su corrupción e incompetencia, pero no habla del rey por su nombre; sí se refiere a un déspota que dirige el país. El gobierno dice que su esposa, la princesa Basmah, estuvo en contacto con un oficial de inteligencia extranjero para abandonar el país.

El rey Hussein designó a Hamzah como príncipe heredero en 1999, pero cinco años después su sucesor, Abdullah, lo destituyó y nombró en su lugar a su propio hijo, Hussein bin Abdullah, que ahora tiene 26 años. El hecho no tiene precedentes en la historia del país. Los cambios anteriores en la línea de sucesión solían ser consensuados dentro de los muros del palacio.

Hamzah es popular sobre todo entre el estamento tribal y se sabe que asiste a reuniones en las que otros expresan sus críticas al rey. Los líderes de las tribus son los que tienen el poder territorial y desde 1997 mantienen una porción importante de los asientos en el Parlamento. La mayoría de ellos expresa simpatía por la organización de los Hermanos Musulmanes que actúa en varios países árabes, consideradas por algunos ensayistas como el germen del yihadismo y las organizaciones terroristas.

El gobierno asegura que desbarató lo que sería un golpe de estado con apoyo desde el exterior. Y apuntan al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman (MBS). Arabia Saudí no es popular entre la mayoría de los jordanos, y MBS es especialmente vilipendiado por su papel en la guerra de Yemen y su coqueteo con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Una trama golpista con MBS implicado se enfrentaría a una oposición masiva de los militares y de la población en general.

Todo esto, mientras Jordania sufre graves problemas económicos y estructurales. El país carece de recursos naturales, el agua es escasa y la población ha crecido hasta superar los 10 millones. El desempleo es elevado, especialmente entre las mujeres. Llegaron oleadas de refugiados desde Irak y Siria. La pandemia se sumó a las dificultades y empeoró todo. El turismo, clave para la economía, está parado. La corrupción es endémica.

Jordania es central en Medio Oriente, rodeado por Israel, Cisjordania, Siria, Irak y Arabia Saudí, y justo al otro lado del Golfo de Aqaba está Egipto. Durante los primeros 20 años del reinado de Hussein, el país se vio asolado por complots golpistas, intentos de asesinato, injerencias extranjeras y, finalmente, una guerra civil. Desde 1970, el país mantiene su estabilidad sin mayores sobresaltos. La mayor amenaza fue y sigue siendo el terrorismo de Al Qaeda y el Estado Islámico. Las guerras en Irak y Siria y las intifadas en Palestina no provocaron disturbios en Jordania. Y la “Primavera Árabe” apenas trajo algunas manifestaciones, pero nunca llegaron a ser multitudinarias como en Egipto o terminaron en levantamientos militares como en Libia. En junio de 2018 se registraron protestas contra un brusco aumento de impuestos y las condiciones de un crédito que estaba entregando en ese momento el Fondo Monetario Internacional. Todo se calmó tras la renuncia del Primer Ministro.

Y aquí aparece nuevamente el desafío del príncipe Hamzah. Poco se sabe sobre sus acciones y alianzas políticas. Es un enigma en muchos sentidos. Por esa razón, el experto en la política jordana, Bruce Riedel, en su análisis de la situación que hizo para el Brookings Institution se pregunta: ¿Existe un verdadero complot para desestabilizar el país? ¿O Hamzah sólo se está quejando de la lamentable situación del gobierno y de la economía? Lo que parece más claro es que el príncipe Hamzah no terminó de ninguna manera su batalla personal por recuperar su posición como heredero del trono.